Maternidad y aborto: Una decisión de las mujeres
Cada 28 de septiembre se conmemora el Día Internacional por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, un día en el que se recuerda que el derecho a decidir de todas las mujeres sigue en disputa, un derecho que los Estados y la iglesias siguen obstruyendo para dominar los cuerpos de las mujeres.
Sobre el tema del aborto hay muchos mitos y miedos que impiden que se hable abiertamente sobre este derecho, en las ideas de la gente prevalecen juicios moral y religiosos, y a pesar de ello, muchas mujeres recurren al aborto por diversidad de razones.
Para platicar sobre el aborto y la maternidad como una decisión de las mujeres, en Cuerpos Sin-Vergüenzas compartimos con dos feministas y conocedoras del tema, Mayté Ochoa integrante del Grupo Estratégico por la Despenalización del Aborto Terapéutico y Alondra Sevila del Colectivo Feminista Panteras Rosas.
No es por placer, algo falló, por eso abortó
Toda mujer que se ha practicado un aborto, tiene una historia. Cada mujer que ha abortado se enfrenta a una realidad en la que algo ha fallado. Mayté Ochoa al contarnos sobre las razones que llevan a una mujer a abortar, nos expresa “las mujeres se enfrentan a condiciones de vida ligadas con la violencia, embarazos no deseados, cuando les ha fallado el sistema y no hay una anticoncepción efectiva o políticas efectivas para poder evitar llegar a embarazos no deseados, porque la maternidad no es parte de sus proyectos de vida”.
Alondra Sevilla nos cuenta que hay dilemas muy fuertes que enfrentan las mujeres “cada razón por las que las mujeres abortan es única, así como cada dilema. Hay mujeres que tienen miedo de la sanción religiosa, que creen que están cometiendo un pecado contra la iglesia, contra ese Dios en el que nos han enseñado a creer, también hay mujeres que piensan en problemas de salud o en la posibilidad de ser madres en otro momento”.
Alondra añade que los miedos que viven las mujeres en un aborto no están vinculados con la decisión misma, sino con el procedimiento “hay mujeres que tienen miedo del procedimiento en sí, qué pasa cuando se hace un aborto, qué significa, porque nos han enseñado que el aborto es la cosa más peligrosa para la vida de las mujeres (…) hay muchas mujeres que han muerto por malos procedimientos, pero también hay cantidad de mujeres que se han practicado abortos con tranquilidad, que no dudan, que saben que es su derecho”.
Mayté Ochoa refuerza que “los dilemas se presentan en todas tienen que ver con el estigma, esta sanción moral social sobre la sexualidad de las mujeres, sobre la maternidad de las mujeres, impuestas como un destino, y ese estigma que cargamos las mujeres se traduce en esa sanción moral donde se juzga sin tener la menor idea de qué pudo llevar a esa mujer a tomar una decisión difícil”.
“Los hombres desaparecen y cuando están es para presionar”
Los hombres tienen una corresponsabilidad en cuanto a embarazos no deseados, sin embargo en la mayoría de los casos su participación es nula en la interrupción o en asumir una paternidad responsable.
Al respecto, Alondra comentó que las feministas siempre han insistido que la decisión del aborto solo le compete a las mujeres, pero es cierto que los hombres han generado ese estigma que tiene que ver con el discurso del poder que ellos tienen sobre los cuerpos de las mujeres.
“La mayoría de mujeres llegan solas, los hombres no están ahí, no las acompañan en el proceso, desaparecieron una vez que se dieron cuenta de que la mujer estaba embarazada o si están, están presionando para que la mujer continúe con un embarazo que no quieren. Los hombres desaparecen y cuando están, están para presionar, para hacer o un control sobre el cuerpo de las mujeres, o para omitir sus responsabilidades” señala Alondra.
En este sentito Mayté comenta que “cuando hablamos de los motivos o de las razones por las cuales las mujeres se enfrentan a un aborto existe una gran cantidad de mujeres que se ven presionadas a abortar porque sus parejas no quieren un hijo”.
El aborto debe ser un servicio de salud pública
En muchos países donde el aborto no está penalizado, las mujeres tienen la posibilidad de acceder a este derecho de manera segura, legal y gratuita. Caso contrario a Nicaragua, donde muchas mujeres tienen que hacerlo en la clandestinidad, condiciones de riesgo, están limitadas de información y no siempre lo hacen con el apoyo de personas que quisieran que las acompañaran.
Mayté puso en discusión el aborto social, concepto atribuido por la teóloga María López Vigil y comentaba “el aborto social, del que no se habla pero si existe, es una realidad en países como Nicaragua donde el aborto es totalmente penalizado, coloca a las mujeres en riesgos terribles de muertes”.
“¿Por qué las mujeres tenemos que pagar por una decisión de la iglesia, los diputados, atajo de machos que deciden sobre los cuerpos de las mujeres? Al final, lo pagamos nosotras con nuestras propias vidas. Hay países que lo tienen despenalizado, las mujeres no se mueren, las estadísticas están mostrando que donde está despenalizado hay menos abortos porque hay formas de prevenirlo, políticas específicas de atención a la salud reproductiva de las mujeres”.
Para Alondra lo más importante es que las mujeres puedan realizarse un aborto en condiciones seguras que que les permitan vivir esta experiencia de forma tranquila.
Mayté y Alondra coinciden en que el tema del aborto en Nicaragua ha sido manipulado tomando como argumentos fundamentalismos religiosos que han llevado a que muchas personas satanicen este derecho de las mujeres.
Consecuencias de la penalización del aborto
La penalización del aborto en Nicaragua tiene consecuencias directas sobre el ejercicio de derechos humanos de las mujeres, porque restringirte el acceso a un servicio de salud vital en el caso del aborto terapéutico y en el caso del aborto por decisión “es un impacto significativo porque coloca a las mujeres en situaciones de peligro, hay lesiones por abortos mal provocados, hay muertes en las estadísticas de muertes maternas ligadas a embarazos no deseados, en donde la única intención era interrumpir el embarazo”, refería Mayté.
Además de estar obligadas a la clandestinidad, la penalización del aborto incrementa los costos del mismo y las mujeres terminan pagando por un servicio que debería ser una responsabilidad del Estado.
Por otro lado, la penalización también ha limitado que se difunda sin tabúes y sin prejuicios la información sobre la sexualidad y la anticoncepción. Al respecto, Alondra expresa que “las estadísticas son claras. Somos el país en América Latina con las cifras de embarazos en adolescentes más altos, y eso tiene que ver con la enorme desinformación que tiene la gente joven y la gente en general en el país”.
“La penalización nos envió un mensaje claro, los derechos de las mujeres no son una prioridad, tampoco el derecho a la información, las mujeres están expuestas a la clandestinidad”.
¿Qué hace falta para prevenir embarazos no deseados?
Para Alondra hay que hacer uso del derecho a la información así como exigir al Estado que respete el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
Mayté propone que las mujeres nos apropiemos de nuestros cuerpos y que el Estado tiene el deber de garantizar los servicios de salud: de embarazarme si quiero, abortar si quiero, parir si quiero, porque se trata del derecho a decidir de nosotras como mujeres; y exhorta a ejercer y a pelear el derecho a decidir para tener un mejor panorama de lo que queremos ser.
Como una mujer que ha tenido un aborto obtiene información sobre este tema, apoyo sociológico y demás.