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El 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales con el propósito de hacer visible su condición de productoras y su aporte a la seguridad alimentaria. También es una ocasión para demandar al Estado el reconocimiento efectivo de sus derechos, frecuentemente vulnerados.

Las mujeres rurales, campesinas e indígenas, tienen una relación entrañable con la tierra, que, dicho en sus propias palabras, es mucho más que un medio de producción. La tierra forma parte de su historia, de sus raíces, de su cosmovisión.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Lisseth Escalante, productora de San Juan de Las Pencas, Chinandega y María Teresa Fernández, ambas de la Coordinadora de Mujeres Rurales. También nos acompañó Blanca Lidia Torres, del Consejo Técnico de FEMUPROCAM. Con ellas platicaremos sobre los desafíos que enfrentan las mujeres campesinas en Nicaragua y sus demandas.

“El desarrollo rural pasa porque las mujeres tengan acceso a la tierra”

Lisseth Escalante es productora y estudiante de Ingeniería Agrícola. Ella explica que las mujeres rurales son obreras agrícolas, producen, comercian, realizan labores de cuidados, entre muchas otras tareas, pero que específicamente las mujeres campesinas son aquellas que tienen un sentido de pertenencia del campo, aman, defienden y se vinculan profundamente con la tierra “soy campesina, siento orgullo de ser campesina”, dijo.

“Antes decíamos, yo le ayudo a mi marido”, ahora es diferente, confiesa Lisseth. Refirió que las mujeres del campo son productoras agroecológicas porque no solo producen por un ingreso, también cuidan y defienden su territorio – cuerpo, es decir, una producción ligada con el auto cuido que ha implicado cambios de imaginarios y en la cultura de cultivo.

“No podemos hablar de ruralidad sin mujeres del campo”, dijo Blanca Lidia Torres. Menciona que lo rural determina la zona donde se vive, pero que hablar de mujeres campesinas es nombrar a las mujeres que viven de la labor del campo, que difícilmente van a venderla porque la ven como vida.  Blanca Lidia describe a las campesinas como mujeres que trabajan jornadas de hasta 17 horas, lo que abarca: trabajo del campo, trabajo doméstico y procesos de concientización.

Blanca Lidia señala que históricamente hemos conocido los hombres productores, pero no a las mujeres productoras porque la tierra siempre ha estado concentrada en unos pocos. Sostiene que la tierra es poder, pero que por la cultura machista, ese poder no ha sido distribuido igualitariamente. Manifiesta que la lucha de las mujeres por la tierra tiene historia y rostro y enfatiza en que tanto la sociedad en general como el Estado, tienen una deuda con las mujeres del campo.

Desde la mirada de María Teresa Fernández “el desarrollo rural pasa porque las mujeres tengan acceso a la tierra”, no obstante, el modelo económico del gobierno ha sido extractivista, concentrado en transnacionales y la producción de monocultivo. Al respecto, Lisseth sostuvo que dicho modelo y discurso de desarrollo solo pone atención al crecimiento económico “mientras esto siga así, no vamos a ver un cambio”, dijo.

Según estadísticas oficiales, el 23.3 % de mujeres tiene acceso a la tierra frente a un 76.7% por parte de los hombres, además de evidenciar la brecha de desigualdad, María Teresa cuestiona que la muestra de dicha encuesta abarca desproporcionadamente, más hombres que mujeres.

Les invitamos a escuchar esta edición de Cuerpos Sin – Vergüenzas y desde el relato de nuestras invitadas, conozcan más sobre las problemáticas y demandas de las mujeres campesinas.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43% del trabajo agrícola. Ellas producen el mayor porcentaje de alimentos en el mundo entero a pesar de la existencia de profundas brechas de desigualdad en el acceso a tierras cultivables.

Desde el año 2007 cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales con el fin de reconocer su participación en la producción agrícola, su aporte a la seguridad alimentaria y sus demandas para cerrar las brechas de desigualdad.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Matilde Rocha López de la Federación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres Productoras del Campo de Nicaragua (Femuprocan) y con María Teresa Fernández de la Coordinadora de Mujeres Rurales, sobre la situación de las mujeres rurales nicaragüenses y la labor que desarrollan las organizaciones de mujeres rurales para que sus derechos sean respetados.

Situación de las mujeres rurales en Nicaragua

María Teresa Fernández

María Teresa Fernández

“Si hay alguien que ama la tierra, son las mujeres rurales”, expresa Matilde al describir quiénes son las mujeres rurales nicaragüenses y su relación con la tierra. Señala que a pesar que las mujeres no tienen acceso a la tierra y que donde siembran es alquilado o prestado, las mujeres rurales tienen un sentido de pertenencia porque representa vida, su razón de ser y seguridad.

Por su parte, María Teresa afirma que aunque las mujeres no tienen tierras, ellas están convencidas que es un bien patrimonial que contribuye al empoderamiento. Sostiene que la cultura patriarcal ha obstaculizado que las mujeres rurales sean vistas como sujetas políticas, agentes de cambio, agentes activas por el bienestar de la comunidad y sus familias, como un sector importante que puede cambiar y desarrollar el campo.

Matilde Rocha

Matilde Rocha

Matilde indicó que la falta de acceso de las mujeres rurales a la tierra, es un problema histórico no resuelto. Sostiene que en los diferentes gobiernos de Nicaragua no ha habido justicia para las mujeres rurales.

María Teresa y Matilde demandan políticas públicas que mejoren de manera integral la situación de mujeres rurales, particularmente, la aplicación de la Ley 717, Ley creadora del fondo para compra de tierras con equidad de género para mujeres rurales, que a 7 años después de su aprobación en el año 2010, sigue sin cumplirse, evidenciando que “las mujeres rurales no son prioridad para el Estado”, dijo María Teresa.

Les invitamos a escuchar y descargar esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas en nuestro canal de Ivoox y conozcan más sobre los principales problemas que enfrentan las mujeres rurales en Nicaragua, en qué consiste la campaña “Con tierra propia cambiaré mi vida», que recientemente lanzó la Coordinadora de Mujeres Rurales y cómo se puede apoyar dicha campaña.

¡Somos hijas e hijos del maíz! 

El mundo entero enfrenta una crisis sistémica cuyas causas debemos encontrarlas en un modelo de acumulación capitalista que requiere de la explotación extrema no solo del trabajo humano, sino de los recursos naturales.

La población campesina ha sido uno de los sectores más afectados por este modelo de acumulación extractivista y depredador, por ello en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas, conversamos sobre la situación del campesinado nicaragüense y particularmente de la situación de las mujeres campesinas de nuestro país.

En cabina nos acompañó María Angélica Fauné, socióloga feminista, investigadora del tema agrario y de los derechos del campesinado en Centroamérica.

¿Somos una sociedad campesina?

María Angélica Fauné inició la plática en cabina afirmando que “Centroamérica sigue siendo una sociedad fundamentalmente campesina, sus 45 millones de habitantes, más de la mitad aproximadamente, sigue viviendo de la agricultura (…) seguimos siendo una nación agraria”, a pesar de ello, lamenta que la situación del campesinado “es un tema que no se reconoce frente a la globalización”.

Angélica detalla que en Centroamérica los derechos del campesinado se han visto enormemente afectados a partir de la década del 60, cuando el modelo de desarrollo basado en la agroexportación se extiende en la región, iniciando con la plantación del café. Dicho modelo implicó la expropiación de tierras de manera violenta en territorios campesinos e indígenas con la complicidad de los Estados.

María Angélica Fauné

María Angélica Fauné

Contexto nicaragüense

Angélica asevera que existe un “compromiso histórico” del FSLN con el sector campesino en Nicaragua. Esto porque con el triunfo del proyecto de la Revolución Popular Sandinista se planteó entre las transformaciones sociales, el devolver las tierras expropiadas.

Son las mujeres quienes logran combativamente posicionar esta preocupación y la necesidad del acceso a la tierra en condiciones de igualdad frente a la masculinización imperante. Angélica sostiene que en la década de los 80 las mujeres comienzan a organizarse y exigir derechos económicos.

A pesar que en el año 2010 se aprobó la Ley 717, Ley creadora del fondo para compra de tierras con equidad de género para mujeres rurales, nuestra invitada expresa que este acceso sigue siendo limitado para las mujeres y además, los créditos y la tecnología son otros derechos de los que no gozan las mujeres campesinas “nunca el FSLN ha logrado establecer una alianza con el campesinado”, dijo.

La violencia para no reconocer derechos

En el modelo de desarrollo extractivista que impera en Nicaragua, son pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y el campesinado, los sectores cuyos derechos humanos son mayormente violentados, sustenta nuestra invitada.

“El Estado utiliza la violencia para no reconocer derechos”, diserta Angélica frente al panorama actual. “¿Qué son los Estados sin la gente?”, interpela la especialista, quien además destaca que estos sectores marginalizados por el Estado están en constante resistencia, protegiendo su cultura, saberes, diversidad ecológica y multiétnica.