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El recién pasado 19 de julio, las y los nicaragüenses conmemoramos el triunfo la revolución popular sandinista. Una fecha en la que recordamos el derrocamiento de la dictadura somocista y la masiva participación de mujeres y hombres de todo el país en el proyecto de la revolución.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas continuamos aportando al rescate de las memorias silenciadas desde los relatos dominantes sobre la revolución. Platicamos con la periodista argentina-nicaragüense Gabriela Selser, autora del libro “Banderas y harapos. Relatos de la revolución en Nicaragua”.

Una necesidad de contar

 “Banderas y harapos. Relatos de la revolución en Nicaragua”, narra las vivencias de Gabriela Selser en la Cruzada Nacional de Alfabetización y en los conflictos armados entre sandinistas y aquellos denominados contrarrevolucionarios, experiencias que registró como alfabetizadora primeramente, y luego como periodista.

Gabriela Selser

Gabriela Selser

Gabriela señala que la revolución fue una etapa rica e intensa, pero también dramática y dolorosa, al ser testigos y protagonistas de sucesos de muerte. Refiere que los recuerdos duros de esta época comenzaron a perseguirla mediante sueños y pesadillas, y es así como decide comenzar a escribir este libro.

La autora de Banderas y harapos, dijo que tardó años publicar este libro por todo lo que emocionalmente le despertó y por la responsabilidad que implicó el aportar a la memoria colectiva.

Al hacer referencia a su ciclo de corresponsal de guerra dijo “sentía que tenía el deber de contar lo que estaba pasando”. Afirma que la revolución tuvo muchos claroscuros, sin embargo parte de la herencia del proyecto revolucionario es que “la gente aprendió a cuestionar, defender sus ideales (…) la gente sabe reclamar sus derechos”.

Gabriela considera importante recodar a las generaciones jóvenes, cómo nació el proyecto de la revolución. En el transcurso de la entrevista con Gabriela, ella conversa sobre sus motivaciones para escribir Banderas y harapos y lo que considera que nos dejó y lo que se perdió del proyecto revolucionario. Les invitamos a escuchar y descargar esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas.

SOY Y SERÉ MILITANTE DE LA CAUSA FEMINISTA 

La lucha contra la dictadura somocista y su derrocamiento en 1979, así como las luchas revolucionarias de los 80, contó con la amplia participación de mujeres nicaragüenses, que trastocando mandatos conservadores, ocuparon lugares de vital importancia en todos los ámbitos de la transformación social desarrollada en ese contexto de revolución.

Esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas forma parte del especial de julio, como un esfuerzo del Programa Feminista La Corriente para aportar a la construcción de la memoria histórica de la participación de las mujeres en el proyecto revolucionario.

En cabina nos acompañó Olga María Espinoza, fundadora de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC) en 1978 y de la primera Secretaría de la mujer quien compartió recuerdos imborrables sobre su experiencia en esta etapa histórica.

ATC: Un semillero de mujeres muy importante

Olga María Espinoza cuenta que en 1978 se realizó el primer congreso campesino bajo la clandestinidad en Diriamba, donde se concentraron obreras y obreros agrícolas para hablar sobre sus necesidades y demandas.

Ella afirma que la ATC fungió como “un semillero de mujeres muy importante”. Desde este espacio las mujeres asumieron muchos trabajos sociales y políticos con énfasis en el fortalecimiento de la organización sindical en haciendas cafetaleras.

Las obreras eran acusadas de no cumplir las normas del trabajo agrícola para mejorar la economía, en ese sentido las compañeras feministas aportaron desde la investigación, haciendo visible la doble o triple jornada de las obreras agrícolas, así surgen las secretarías de la mujer y se empieza a cuestionar los roles de la desigualdad de género.

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Olga María Espinoza

Se logró institucionalizar una asamblea nacional anual de mujeres en la que denunciaron otros problemas que les afectaban directamente, sobre todo lo que tenía que ver con el abuso y acoso sexual y el chantaje; agresiones que eran ejercidas por los mismos dirigentes de sindicatos y otros hombres con puestos de menor jerarquía.

También demandaban que bajaran las cargas laborales a las mujeres, igualdad en los salarios, políticas más específicas para las mujeres, tener derecho a espacios organizativos propios de las mujeres así como la autonomía del partido.

Olga María cuenta que estas demandas empezaron a incomodar al FSLN al punto que en una asamblea nacional de la ATC los dirigentes se levantaron y dijeron “no hay más debate, se hará solo lo que diga el frente sandinista”. Esto les indignó y comenzaron a trabajar desde lo interno al margen de las secretarías. De este momento histórico, Olga María recuerda una consigna que utilizaban: “paz en la calle, en la cama y en la casa, en el país”.

“Tuvimos una participación desmedida en el proyecto de la revolución”

“Las mujeres tuvimos una participación desmedida en el proyecto de la revolución” reflexiona Olga María y comenta que la participación de las mujeres fue desde los frentes guerrilleros hasta la lucha política en lo urbano y lo rural donde a las mujeres se les encomendaban grandes tareas que en muchas ocasiones solo ellas las podían hacer por la facilidad de disfrazarse frente al riesgo de ser descubiertas en esa clandestinidad.

Olga María narra que aprendió mucho “reconocí una identidad diferente a la socialmente impuesta, se venía cayendo lo que se decía de las mujeres, que éramos el sexo débil, yo estaba en la semiclandestinidad, reconocí la valentía y la rebeldía, desafiamos todos los peligros, teníamos una motivación de rebeldía, dejarlo todo por la lucha, visualizábamos una vida mejor”.

Rupturas

Nuestra invitada recuenta que con la derrota del FSLN se marca una ruptura con este partido desde las mujeres y aquellas que sobre todo, se venían reconociendo como feministas y así van surgiendo nuevas formas de organización y participación política.

Recalca que desde lo jurídico hay muchos pendientes con las mujeres y reconoce que participar en el proyecto revolucionario aportó a la organización y participación de las mujeres obreras agrícolas y a las mujeres en su diversidad, les aportó a la construcción de un movimiento “perdí miedo al feminismo, el feminismo me botó las vendas”, añade.

Olga María rindió homenaje a mujeres que también participaron en el proyecto revolucionario, mencionó nombres como: Cristina Rodríguez, Esmeralda Mendoza, Ismelda, María Castillo, Santos Buitrago, María Castillo, Flor Monterey, María Teresa Blandón. Algunas de ellas ya han fallecido y otras siguen aportando a la emancipación de las mujeres desde distintos espacios.