El recién pasado 28 de junio, lesbianas, homosexuales, bisexuales, trans, travestis y defensoras/es de derechos humanos, conmemoramos el Día del Orgullo LGBTIQ+. En esta fecha recordamos los hechos ocurridos en Nueva York, en un lugar conocido como Stonewall Inn, donde la policía ejerció una brutal represión contra mujeres y hombres disidentes sexuales y de género ahí reunidos la madrugada del 28 de junio de 1969.
Los colectivos de disidencia sexual y de género en América Latina y El Caribe, han luchado por lograr el reconocimiento de lesbianas, homosexuales, bisexuales, intersexuales y personas trans en el ámbito social y jurídico.
Una de las principales luchas que han enarbolado activistas LGBTIQ+ ha sido la demanda de una sociedad libre de violencia y rechazo. En tal sentido, las constituciones de la mayoría de países de América Latina establecen la no discriminación por razones de sexo, género y orientación sexual, lo que sin duda supone un enorme avance en relación a leyes que penalizaban la homosexualidad, el lesbianismo y la transgeneridad.
En el caso de Nicaragua, han pasado 14 años desde la derogación del artículo 204 del código penal de Nicaragua, una norma jurídica que criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo bajo la tipificación de “delito de sodomía”. La Constitución Política de la República en su Título IV establece que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección”. Mientras el código penal vigente penaliza la discriminación por motivos de orientación sexual, sin embargo, a pesar de la frecuencia con que se cometen actos discriminatorios, incluso por parte de funcionarios públicos, se desconoce la aplicación de sanciones a los perpetradores.
En Honduras, las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo fueron despenalizadas en 1899, sin embargo, la diversidad sexual y de género aún es un tema tabú en la sociedad hondureña, la cual es mayormente conservadora, y a pesar de los avances en materia de protección contra la discriminación en áreas como en el acceso al empleo, la educación, los servicios de salud, entre otros, las personas LGBTIQ+ sufren cotidianamente el peso de la discriminación, la persecución y la violencia.
A pesar de relativos avances en materia jurídica, Mesoamérica es una de las regiones más violentas para la diversidad sexual y de género, al menos 1291 personas LGBTIQ+ fueron víctimas de crímenes de odio entre 2014 y 2020, registra el informe “El prejuicio no conoce fronteras”.
Para hablar sobre la conmemoración del Día del Orgullo en México, Honduras y Nicaragua, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas nos acompañan Pepe Palacios, activista LGBTIQ+ Integrante del Movimiento de Diversidad en Resistencia de Honduras, Cristina Arévalo Contreras, activista lesbiana y feminista mexicana – nicaragüense y Franklin Hooker Solano, activista feminista y de disidencia sexualnicaragüense.