La Organización Mundial de la Salud (OMS) define “salud” como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Establece pues, una relación directa entre el estado de salud de las personas y la calidad de los
vínculos sociales.
Nicaragua es un país empobrecido, con profundas brechas de desigualdad que afecta a la mayoría
de los hogares del campo y la ciudad, con altos índices de violencia machista que afecta
particularmente a las mujeres y otros cuerpos feminizados.
Al panorama anterior debemos sumarle las consecuencias del Covid 19, una pandemia que
todavía hace estragos, aunque el estado niegue miles de muertes y enfermedades derivadas del
virus; así como el estado de miedo e incertidumbre que se ha instalado como consecuencia de la
represión desatada a partir de abril del 2018.
La migración de miles de nicaragüenses también ha supuesto la separación de las familias, el
debilitamiento de las redes de apoyo y el duelo que supone alejarte de los seres queridos de
manera forzada.
Sobre las mujeres recae la gestión no solo las urgencias propias de la sobrevivencia, sino el
impacto que emocional que los problemas antes señalados tienen sobre sus familias, que muchas
veces pueden llegar hasta la depresión.
En este podcast conversaremos con dos psicólogas feministas acerca de la salud mental de las
mujeres y la ausencia de políticas para atender esta dimensión de la salud.