Cerca de las 10 de la mañana del sábado 31 de mayo iniciaron las Jornadas Feministas Centroamericanas convocadas por el Programa Feminista La Corriente. Salvadoreñas, hondureñas, costarricenses, guatemaltecas y nicaragüenses nos juntamos en el salón Silvia Carrasco –en homenaje a una de las fundadoras de La Corriente– adornado para la ocasión en un hotel de Pochomil y mientras llegábamos, las risas, los abrazos y las voces crecían, la energía se hacía cada vez más intensa y la alegría empezaba a calar en un ambiente reflexivo y festivo que nos acompañó durante tres días de trabajo y reencuentro.
Empezamos con una ritual para honrar a las fundadoras de La Corriente, a las que participaron, las que no pudieron venir y las que se han ido; con ellas nos dispusimos a compartir miradas reflexivas, experiencias y propuestas.
Realidades comunes, luchas permanentes
Durante el primer día nos acercarnos a la realidad de cada uno de los países del istmo y como afecta la vida de las mujeres en términos de reconocimiento y ejercicio de derechos.
Los modelos de acumulación que intensifican el empobrecimiento y la violación de los derechos humanos, la profundización de las brechas entre derechos formales y sustantivos, la constitución de Estados corporativos que privilegian los intereses del gran capital, la corrupción pública, el narcotráfico y su influencia en la falta de seguridad ciudadana forman parte de los dilemas que han ido debilitando los relativos avances democráticos en la región.
La conjugación entre machismo, misoginia y fundamentalismo religiosos como causa de la violencia contra las mujeres y la negación del derecho a la libre decisión sobre nuestros cuerpos forman parte de un escenario común de las centroamericanas.
El femicidio constituye un flagelo para las mujeres centroamericanas, agravado por los altos niveles de impunidad y retardación de justicia. Honduras, El Salvador y Guatemala conforman un triángulo donde impera el crimen organizado, el narcotráfico y la trata de personas que atenta contra la vida y la integridad de miles de mujeres, niñas, adolescentes y jóvenes.
Honduras continúa representando una preocupación frente al creciente militarismo, la injerencia de los Estados Unidos, la criminalización de la protesta social y la utilización de los cuerpos de las mujeres como botín de guerra.
La expropiación del territorio a los pueblos originarios y la violencia contra las mujeres constituyen dos caras de la misma monedad en Guatemala; país en donde el Estado patriarcal y racista esta al servicio de las transnacionales.
Los cuerpos del feminismo centroamericano
Escuchamos las voces de las feministas lesbianas, bisexuales, trans, negras, indígenas, rurales, jóvenes… una pluralidad de voces que nos invita a abandonar toda tentación homogenizante.
Rosemary Madden compartió sus reflexiones acerca del recorrido para lograr la inclusión de las demandas lésbicas en la agenda feminista latinoamericana y centroamericana, como punto de partida para una posterior reflexión colectiva sobre la visibilidad de los intereses y demandas particulares de las lesbianas, bisexuales y trans en el conjunto de las agendas feministas.
Johana Wetherborn, feminista negra guatemalteca nos convocó con mucha lucidez a reconocer las experiencias de los cuerpos históricamente discriminados por el racismo en contubernio con el patriarcado, como ejercicio imprescindible para la construcción de agendas expresivas de las múltiples opresiones que vivimos las mujeres.
Mildred Ayala de El Salvador compartió sus reflexiones sobre las dificultades que enfrentan las mujeres jóvenes para contrarrestar las marcas del machismo y del sexismo en sus vidas cotidianas. La necesidad de superar una visión dicotómica entre jóvenes y adultas, que nos permita avanzar en el reconocimiento mutuo y la construcción de alianzas, formó parte de las reflexiones posterior en torno a las feministas con diversos recorridos dentro del movimiento.
Lorena Cabnal, destacada representante del feminismo comunitario de Guatemala compartió reflexiones sobre nuevos enfoques teóricos, éticos, espirituales orientados a la conjugación entre la tierra y los cuerpos de las mujeres como parte de un mismo territorio desde donde preservar y alimentar una cosmogonía que se opone al patriarcado, el racismo, el colonialismo, a la vez que propone la construcción de nuevas sociedades con cuerpos diferentes.
En el debate posterior profundizamos en la necesidad de avanzar en la construcción de propuestas emancipatorias comprensivas de estos cuerpos diferentes que no solo expresan particulares historias de opresión, sino que son portadores de propuestas transformadoras. En esta comprensión, coincidimos en que la apuesta en romper toda clase de tutelaje, para el establecimiento de diálogos y alianzas que denuncien todos los sistemas de dominación.
Desafíos y estrategias que dan cuenta de nuestras luchas
La democracia como sistema político de mínimos, la lucha contra los fundamentalismos religiosos y la defensa del Estado laico, la defensa de los cuerpos de las mujeres y sus territorios, los derechos sexuales y reproductivos y la lucha contra la violencia de género forman parte de los desafíos comunes identificados por las feministas de la región.
La autonomía de las organizaciones y redes feministas para avanzar en la construcción de un pensamiento crítico y una acción política no subordinada a los intereses de los partidos políticos, también forma parte de las reflexiones compartidas durante el tercer día de las jornadas. No se trata de abandonar toda forma de diálogo cuando de defender los derechos de las mujeres se trata, sino de construir propuestas emancipatorias fuera de los marcos institucionales siempre dispuesto a cooptar los movimientos sociales.
Abonar a la espiritualidad de las mujeres, liberándola del peso de los fundamentalismos religiosos, forma parte de los desafíos identificados. El feminismo como propuesta de igualdad desde la diversidad, requiere de la resignificación de lo sagrado, denunciando la complicidad que muchas iglesias tienen con la opresión de las mujeres.
La violencia de género en todas sus manifestaciones continuará estando en el centro de los desafíos de las feministas centroamericanas, tanto desde la denuncia y la demanda de acceso a la justicia, como desde la labor educativa que permita trastocar a fondo los estereotipos de género que fomentan una masculinidad dominante y abusiva.
La lucha por el derecho a decidir está en el centro de las propuestas emancipatorias de las feministas en la región. La recuperación de nuestros cuerpos libres de prejuicios sexistas, lesbofóbicos y transfóbicos, la maternidad voluntaria, el aborto seguro, la maternidad libremente elegida, forma parte de agendas compartidas y susceptibles de profundizarse en la consciencia de las mujeres de la región.
La despedida…
La danza de nuestros cuerpos, de nuestras ideas fue una vez más ocasión para renovar esperanzas y acrecentar nuestras utopías.