En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas platicamos sobre los mandatos sexuales que reciben los hombres desde la infancia y cómo estos mandatos determinan su forma de vivir las relaciones sexuales y afectivas.
Conversamos en cabina acerca del mito de «ser un Don Juan» con Jordan Taisigüe, antropólogo y actor de teatro y Waldir Ruiz, bloguero creador del proyecto “Soy hombre de muchas maneras”, ambos compartieron sus reflexiones sobre este mito, donde la masculinidad es valorada partiendo de la cantidad de parejas sexuales.
“Este tema muchas veces se toma como divertido pero tiene graves efectos” comentó Jordan y agregó que desde los modelos de educación en la familia se fomenta la creencia de que los hombres tienen derecho de controlar y poseer los cuerpos de las mujeres, se alimenta la idea de verlas como “trofeos sociales” que hay que acumular.
Waldir señaló que es común que un padre o una madre le diga a un niño “mirá que bonita esa niña, pero jamás que bonito ese niño”, lo que corresponde a un mandato machista heterosexual que fomenta además la cosificación de los cuerpos de las mujeres.
Jordan comentó que no cumplir con las expectativas tradicionales provoca que a muchos hombres se les cuestione su “hombría”. Esto genera una presión social ejercida por familiares y amigos, donde los hombres no buscan lo que en realidad necesitan, sino que prevalece un interés de imitar otros modelos de masculinidad para cumplir con lo que otros/as esperan de ellos.
¿Pero en sociedades machistas a quienes se le llama “Don Juanes y por qué está asociado a los mandatos sexuales? Los comúnmente llamados “Don Juanes”, son hombres que presumen de ser seguros de sí mismos, ser seductores, “ser discretos”, y que además, ostentan que no hay mujer que se resista, son hombres para quienes las mujeres son un objeto de placer, comentó Waldir.
Para Jordan este privilegio de los hombres expone a muchas mujeres en el ciclo de la violencia, puesto que los “Don Juanes” en una relación de pareja suelen hacer promesas que no cumplen, entre ellas la de cambiar su comportamiento «mujeriego».
Para transformar estas desigualdades en la vivencia del placer sexual donde las mujeres son sancionadas por la moral cristiana y en cambio los hombres valorados, Jordan propone que desde las casas se promueva la igualdad puesto que “las mujeres no son un objeto ni una comida”.
Waldir invita a cuestionar el placer sexual desde la diversidad porque “es una locura cumplir esas expectativas” que otros/as esperan que uno cumpla, y también sugiere que aprendamos otras formas de gestionar el placer.
Creo que al argumento presentado deja muchos vacíos y en todo caso la persona que lo escribe de ante pone su machismo.
Si hay don Juan también existen doña Juana
una persona que tiene múltiples parejas pasa lejos de sentirse seguro siempre esta inseguro de que lo descubran.
Cuestionar la hombria? se cuestiona su identidad de sexual o su orientación sexual que también lo tienen la mujeres
la biblia condena a fornicarios (solteros) y adúlteros (infieles) lo demás es interpretación de algunos
En todo caso las mujeres son seres humanos con poder de decisión con derechos a expresar libremente su sexualidad y nadie debe someterse a una sola persona cuando no se siente bien con ella o el
Cumplir las expectativas no es un trabajo eso nadie tiene que sentirse obligado a realizar lo que otros esperan en todo caso nadie debe grabar un vídeo de sus comportamientos para demostrar su forma de tener relaciones sexuales y la cantidad.