EMPLEO SÍ, PERO CON DIGNIDAD
En Nicaragua al igual que en todo el mundo, las mujeres somos quienes realizamos los trabajos domésticos remunerados y no remunerados en razón de una división sexual del trabajo. Se calcula que hay más de 200 mil mujeres trabajando como asistentes del hogar quienes provienen del campo y la ciudad.
En esta edición de Cuerpos Sin Vergüenzas conversamos con Johana Arce, asesora jurídica del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Desempleadas “María Elena Cuadra” y Gabriela Ruiz, quien realizó la investigación “La lucha por la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras remuneradas del hogar y su relación con el pensamiento y acción feminista en Nicaragua”.
¿Quiénes son las asistentes del hogar?
Gabriela puntualiza que nombrar el oficio de las trabajadoras domésticas ha sido una lucha histórica y los términos utilizados por muchos años tienen un trasfondo sexista y racista.
Johana cita el artículo 145 del Código de Trabajo de Nicaragua donde se define que “trabajadores del servicio doméstico son los que prestan servicios propios del hogar a una persona o familia en su casa de habitación y en forma habitual o continua, sin que del servicio prestado se derive directamente lucro o negocio para el empleado”.
Johana las caracteriza como mujeres de diversas edades, en su mayoría jóvenes, jefas de hogar que migran hacía zonas urbanas en búsqueda de oportunidades laborales.
Las condiciones laborales
En octubre de 2012, la Asamblea Legislativa aprobó el Proyecto de Ley del Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos, instrumento que restituye los derechos de los y las trabajadoras del servicio doméstico, fundamentado en el compromiso de la OIT.
Para Gabriela este convenio es una conquista que reivindica las demandas de las trabajadoras del hogar como son: respeto a los horarios de trabajo, descansos diarios y semanales, vacaciones, seguridad social, condiciones y términos claros sobre su trabajo, entre otras.
Johana y Gabriela exponen que a pesar de estos logros en cuanto a marcos jurídicos, existen diversidad de denuncias de trabajadoras domésticas por violación a las 8 horas laborales establecidas, muchas no están aseguradas, se les obliga a realizar funciones que están fuera de los acuerdos verbales si no se les despide, no se les respetan los permisos médicos, las vacaciones, es delito el embarazo, algunas no comen lo mismo que sus jefes/as y están siempre bajo sospecha, a lo que Johana añade que “la legislación debería nombrar a las asistentes del hogar como mujeres de confianza” porque pasan gran parte de sus tiempos en las casas donde laboran.
Los pendientes
Gabriela como resultado de una investigación sobre el trabajo doméstico en Nicaragua, destaca entre sus principales hallazgos que existe una distancia entre el feminismo y las asistentes del hogar, puesto que este tema no está colocado en la agenda feminista como prioritario.
Johana exhorta a ampliar las alianzas porque aunque existen avances significativos, todavía queda mucho por hacer para el cumplimiento a cabalidad de los marcos jurídicos en defensa de los derechos humanos de las asistentes del hogar.
Al Estado
Johana llama a que se atienda con beligerancia las demandas de las servidoras del hogar, que no se les hable a ellas con lenguaje técnico para que puedan conocer de manera clara cuáles son sus derechos y puedan exigirlos, y también insta a la divulgación de las leyes, para que necesidades indispensables como el seguro social, sean una realidad.