FAMILIAS MÁS RESPETUOSAS =)
Para muchas personas que se asumen como lesbianas, homosexuales, bisexuales o trans, la familia constituye el primer espacio de rechazo por motivos de su orientación sexual e identidad de género, sin embargo, hay experiencias en las que resulta ser todo lo contrario, y los referentes afectivos más cercanos en la familia se convierten en garantes del respeto y protección frente a la discriminación.
En esta edición de Cuerpos Sin Vergüenzas conversamos con familiares de personas homosexuales para conocer desde su experiencia, qué pasa en los hogares cuando se enteran que tienen miembros de la familia que distan de la heteronorma. Compartieron con nosotras, Marcela Salvatierra, madre de un hijo homosexual y Doris Espinoza cuyo hermano se asume también como hombre homosexual.
Preocupación por el rechazo
Doris comparte que ella y su familia vivían en una zona rural en la que había dos hombres que por ser homosexuales, sufrían burlas constantemente. Situaciones como estas la intranquilizaron mucho cuando se enteró que su hermano menor era homosexual, sumado a lo conservadora que era su familia “darme cuenta para mí fue preocuparme, ser su defensora (…) tenía temor de que le pasara algo en la calle o en la escuela”, menciona.
Comenta que fue todo un reto educar a su familia para ser el núcleo de apoyo de su hermano. Fue su papá quien primero mostró aceptación, y en el caso de la mamá, Doris enuncia que se cuestionaba sobre ¿qué hizo mal? Cuenta también que de parte de los demás hermanos también hubo distancia en cierto momento, pero con el tiempo la situación mejoró y actualmente hay una relación cercana, afectiva, de respeto y admiración por los logros profesionales de su hermano.
Por su parte, Marcela comparte que desde que su hijo estaba pequeño, ella sabía que era homosexual “no tuve dudas”, dijo. Señala que los temores estaban en el entorno, en lo que hablaran o criticaran los demás “siempre me estaban acosando y eso me ponía muy molesta, los demás familiares no sufren como la madre, siempre culpabilizan a la mujer porque el hijo es así”, puntualizó.
Exteriorizó que fue de parte de la familia paterna de su hijo donde hubo más muestras de discriminación “Su papá nunca aceptó y le hizo la vida de cuadritos yo lo protegía para que no lo golpeara (…) con la familia de mi ex esposo observaba el rechazo que tenían para él, llegó un momento que dije ¡hasta aquí no más! me dije es mi hijo y no voy a permitir desprecio”.
Los mensajes religiosos y las fobias LGBTIQ
Doris enfatiza en que las ideas religiosas influyen mucho en el rechazo hacia personas que distan de la heteronorma. Desde la experiencia de su familia rescata que “fue difícil lidiar con la moralidad, los esquemas que impone la iglesia”. Ella se reconoce como católica y refiere que “los principios cristianos no promueven el odio, hay fanáticos que no han comprendido el mensaje del amor de Dios”.
Marcela cuestiona la doble moral en todas las iglesias “¿Dónde manifiestan el amor de Dios las personas que se identifican como cristianas?”, dice para interpelar a mujeres y hombres de distintas denominaciones religiosas.
El mensaje a otras personas
Para Doris actualmente parte de la sociedad se ha reeducado en cuanto al respeto hacia personas LGBTIQ. A otras personas con dudas sobre qué hacer cuando se enteran de tener familiares LGBTIQ, les dice que el rechazo puede llevarles a catástrofes por ello es importante “no darles la espalda, abrir la mente y el corazón”.
Marcela invita a otras madres a que “defienden a sus hijos como una leona (…) son personas que sienten y tienen derecho a vivir libres como todos”.