HASTA SIEMPRE GLADYS
Gladys vivió 74 años en un país terrible, como muchos paises del mundo. Honduras sometido por dictaduras sangrientas que descabezaron al movimiento popular en la década de los 70/80, base militar del gobierno de Estados Unidos, víctima de huracanes devastadores, atravesado por el narcotráfico y la corrupción. Honduras, país empobrecido y herido por la violencia.
Gladys libró todas las luchas: por la soberanía, por la justicia social, por los derechos laborales de la clase obrera, por la paz, por los derechos de las mujeres: de todas las mujeres. Pero siempre tuvo claro por la propia experiencia, que ser mujer y ser pobre constituyen dos caras inseparables de la dominación patriarcal y capitalista.
Vital, honrada, desafiante, dulce, divertida, cautelosa, desbocada, transcurrió por la vida haciendo lo que más le apasionaba: oponerse a todos los poderes opresivos y apoyar todas las causas que le parecieron justas. Por eso fue sindicalista y feminista.
Ella junto al Movimiento de Mujeres “Visitación Padilla”, constituían uno de los principales referentes en la defensa de las mujeres víctimas de la violencia machista en su país. Muchos funcionarios del poder judicial y del propio gobierno les tenían miedo y seguramente por eso les montaron un juicio en el que finalmente Gladys fue condenada, para vergüenza de quienes adoptaron tan arbitraria decisión.
Como en todo, también fue víctima de intrigas y amenazas que ella sobrellevaba con una mezcla de pesar e ironía. Tenía ella la sabiduría de intentar, de esperar, de retirarse cuando se habían agotado todas las posibilidades de diálogo y de volverlo a intentarlo si era necesario para apoyar a las mujeres.
Afortunadamente Gladys fue respetada, amada y reconocida por mucha gente, incluyendo activistas del movimiento de mujeres en Honduras y Centroamérica, activistas de otros movimientos sociales, hombres y mujeres de la prensa independiente de su país, organizaciones de cooperación al desarrollo. Muchas personas nos movilizamos frente a las embajadas de Honduras en Centroamérica para exigir a este gobierno que cesara en su hostilidad hacia ella y la organización que representaba hasta hace algunas horas.
En diciembre del 2014 organizamos un evento centroamericano para conmemorar los 30 años de recorrido del Movimiento de Mujeres Visitación Padilla en donde ella compartió el legado histórico de la organización. Participó en las dos últimas jornadas feministas centroamericanas organizadas por La Corriente en el 2014 y 2016. Siempre atenta, reflexiva, cercana a todos los desafíos feministas colocadas en estos momentos de encuentro.
Sus amigas Chonas la regañaban porque que no se cuidaba todo lo que ellas suponían que debía; ella se resistía a todo tipo de control, porque así fue toda su vida. Ellas querían que descansara un poco y ella quería aprovechar su tiempo para seguir acompañando a las mujeres en su reclamo de justicia.
Se murió rápido y yo tenía que escribir sus memorias. Me dijeron que había superado la crisis y me quede tranquila. Ella supo que yo la amaba y la admiraba profundamente. Se lo dije cada vez que tuve la oportunidad. Pero mucho antes de morirse ella ya formaba parte entrañable de la revolución de las mujeres en Honduras y Centroamérica.
Abrazo a todas las compañeras Chonas que hoy viven el duelo de su muerte. Junto a ellas seguiremos celebrando la vida de nuestra amada Gladys.
María Teresa Blandón Gadea.
Estimada María Teresa, la muerte de Gladis nos sacude el corazón. Una mujer con una trayectoria de lucha inclaudicable, una mujer que abría caminos con las otras, valiente para enfrentar el patriarcado capitalista instalado en personajes de poder, con o sin corbata.
Me duele hasta las entrañas su muerte.
Estoy agradecida por haberla conocido, La Corriente Feminista me dio esa oportunidad en 2014 cuando nos juntamos feministas centroamericanas para celebrar los 30 años de luchas de las Chonas.
Un abrazo especial para vos María Teresa que sé cuánto la querías.
Abrazos a todas las chonas.