NO SOMOS AMIGAS, SOMOS NOVIAS
Febrero es el mes en que muchas personas conmemoran el amor y la amistad. Desde el Programa Feminista La Corriente, hemos generado espacios y creado campañas de comunicación que nos permitan reflexionar sobre cómo hemos aprendido a amar, los efectos del amor romántico en nuestras vidas y cómo encaminarnos hacia nuevas narrativas sobre el amor.
Continuando con estos procesos, desde Cuerpos Sin-Vergüenzas damos inicio a nuestra temporada del mes de febrero. Comenzamos hablando sobre el amor entre mujeres, el amor lésbico.
En cabina nos acompañaron dos compañeras lesbianas para dialogar desde sus experiencias, ellas son Tania Molina, propietaria de Luna Verde, iniciativa que propone productos naturales y ecológicos para el cuido del cuerpo, así como Cristina Arévalo Contreras, cabaretera sin-vergüenza, autora de la investigación “El amor lésbico: Entre el romanticismo y la transgresión”.
Cómo definir el sentimiento amoroso
“El amor es el motor de la vida (…) amamos a las personas desde donde nos encontramos”, dijo Tania al hablar sobre el amor. Ella confiesa que se ha repensado la manera de conceptualizar eso que llamamos amor. Tania lo define como “un sentimiento que nos vamos creando (…) un encuentro entre personas” incluso como una “creación ilusoria”.
“He amado y sigo amando demasiado”, afirma Cristina. Desde su experiencia “el amor hacia una mujer es un sentimiento muy generoso, divertido, tierno”, es un acompañamiento que hace sentir bien a ambas partes involucradas, arguye Cristina.
Transgresiones de mujeres lesbianas
Tania sostiene que vivimos en una sociedad donde lo importante es la reproducción, donde imperan imaginarios misóginos y machistas que limitan a que las mujeres exploraren su sexualidad y el placer.
Es por ello que dos mujeres que se aman, que vivan juntas, desordenan el orden heteropatriarcal porque además en ese imaginario “no nos permiten que las mujeres estemos unidas, nos ponen a competir”, asevera Tania.
Tania menciona que las lesbianas tampoco escapan del amor romántico, porque lamentablemente, esas son las bases de donde todas y todos vamos aprendiendo a amar, sin embargo, aunque sea difícil amar desde otras lógicas, muchas compañeras lesbianas avanzan en la construcción de nuevos diálogos, nuevas formas de vivir el amor lésbico.
“¿Cómo es posible que dos mueres puedan estar en la cama y no necesiten un falo?” esta interrogante es para Cristina el pensamiento patriarcal que predomina en la sociedad como prejuicio hacia las lesbianas.
Para contrarrestar este imaginario, Cristina comparte que las mujeres lesbianas pueden tener sexo sin necesidad de reproducción “por el simple hecho del placer, de disfrutar”. Para ella dos mujeres en la cama es una maravilla porque pueden alcanzar uno o varios orgasmos sin la necesidad de la figura masculina.
En lo económico, Cristina también señala transgresiones, puesto que se deconstruyen patrones tradicionales: persona proveedora y la que únicamente se encarga de lo doméstico.
Amor y deseo
Tania relata que ella siempre ha vinculado amor y deseo, no obstante, rescata que el deseo se puede vivir sin necesidad de amor. Para Cristina el deseo erótico puede transformase en amor. Ambas coinciden en que deseo y amor cuando se juntan “es como un volcán en erupción”.