SOMOS UN MOVIMIENTO PLURAL
Múltiples son las dimensiones de discriminación que enfrentan las mujeres en razón de su sexo, género, etnia, clase, edad, entre otras formas de clasificación por las que socialmente se jerarquizan los cuerpos de las personas.
Para avanzar en la construcción de agendas más comprensivas de la diversidad de experiencias y pluralidad de voces, ha sido necesario promover la reflexión entre feministas adultas y jóvenes, mestizas, indígenas y afrodescendientes, urbanas y rurales, heterosexuales, lesbianas, trans, trabajadoras sexuales, cristianas, agnósticas y ateas y muchas otras con las que tenemos convergencias y divergencias.
En esta edición de Cuerpos Sin-vergüenzas hablamos con Katia Acuña, Ludwika Vega y Heydi Gómez Rivera, tres voces expresivas del feminismo de nuestro país sobre este coro de voces plurales lleno de encuentros aun en el desencuentro.
“Las mujeres tenemos diversas opresiones”.
Katia Acuña es activista lesbofeminista, inició su encuentro con el activismo cuando entró a la universidad. Se topó con un colectivo LGBTI y a través de este espacio llegó a La Corriente, donde desarrolló un ciclo de formación en derechos sexuales y reproductivos, lo que para ella significó un encuentro con otras personas con búsquedas similares y también dio paso a cuestionamientos a nivel personal en su devenir político.
Ella destaca que el feminismo ha sido vital para su desarrollo. Ha sido bandera política y le ha dado la posibilidad de cambiar la mentalidad de su familia y de sentirse más contenta. También el feminismo ha aportado a la transformación de esquemas en sus relaciones de pareja.
“La lucha feminista es de todas.”
Ludwika es una mujer trans y feminsita, coordinadora de la Asociación Nicaragüense de Trans (ANIT). Ella sostiene que “la lucha feminista es de todas”. Al igual que Katia, ella pasó por un proceso de formación en La Corriente con otras compañeras Trans de su organización, lo que para ella fue enriquecedor porque le permitió descubrir su cuerpo, disfrutar plenamente su sexualidad y descubrir que la culpa es alimentada por los fundamentalismos religiosos.
Poco a poco ha roto paradigmas y estigmas que prevalecen sobre las mujeres trans.
Expresa que desde ANIT aportan a la lucha feminista alzando la voz contra la discriminación por motivos de identidad de género y orientación sexual.
Una de sus resistencias es expresar su identidad públicamente “mostrarle a la sociedad que somos seres humanos que merecemos respeto”.
Feminismo indígena y comunitario
“Desde mi experiencia indígena es una gran revolución porque es difícil luchar por la igualdad en una cultura con costumbres tan arraigadas, y donde los fundamentalismos siguen siendo el pan de cada día. Es un trabajo muy duro luchar porque te respeten”, comentó Heydi, comunicadora social y feminista del pueblo indígena de Mozonte, al hablar sobre feminismo indígena y comunitario, desde su experiencia.
Desde esta cosmovisión, Heydi sostiene que el feminismo comunitario promueve la paz, la igualdad y la hermandad entre hombres y mujeres desde una lógica de “el buen vivir”, es decir, un equilibrio en el buen uso de los recursos naturales y de respeto hacia los pueblos étnicos y a las mujeres pues “como mujeres somos las principales defensoras de los recursos naturales y de una cultura que respeta tanto a mujeres como hombres”, dijo.
Desafíos
Katia afirma que las mujeres tenemos diversas opresiones y por tanto, en el movimiento amplio feminista, hace falta más inclusión de los cuerpos disidentes. También considera que son muy necesarios más espacios de reflexión y debates.
Para Ludwika, la inclusión de las trans y el reconocimiento, desde el movimiento feminista amplio y los colectivos LGBTI, es un desafío para vernos como aliadas políticas y romper paradigmas.
Heydi apunta a que el racismo es una realidad que enfrentan día a día mujeres y hombres indígenas y que esto genera muchos obstáculos en su inserción laboral. Por tanto, es urgente fomentar la inclusión y el respeto a los derechos de los indígenas para combatir el racismo.