Iniciamos el mes de diciembre y con él las fiestas dedicadas a María, madre de Jesús de Nazaret. Justamente hoy 7 de diciembre se festeja en muchos lugares de Nicaragua, la tradicional gritería que como toda tradición ha debido adecuarse a las posibilidades de las familias que la celebran.
La tradicional “purísima” también es celebrada de forma entusiasta por lesbianas, homosexuales, bisexuales y trans, quienes suelen ser personas claves para adornar los altares, aportar recursos para los agasajos con que se reciben a quienes llegan a cantarle a la virgen.
En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Rodrigo Zapata, activista homosexual, Helen Yanina Alfaro, activista lesbofeminista y Ludwika Ruby Vega, activista trans y coordinadora de Asociación Nicaragüense de Mujeres Trans (ANIT). Platicamos sobre lo que implica esta devoción mariana en sus propias experiencias, en un contexto en donde los discursos religiosos hegemónicos presentan la homosexualidad, el ser lesbianas y la transgeneridad, como expresiones de pecado nefando.
“Así como hay otras maneras de amar, hay otras maneras de creer”
Rodrigo Zapata al hablar de lo que representa para él la celebración de la gritería en honor a María expresa que mucha gente piensa que ser disidente sexual es equivalente a ser ateo, “soy homosexual y soy creyente”, reafirma. Este joven activista señala que en su familia trata de que se evangelice la celebración, por ejemplo en el año 2014 dedicó el altar a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Vincular esta celebración con la justicia social es para Rodrigo “volver a la raíz del evangelio”.
“Así como hay otras maneras de amar, hay otras maneras de creer”, manifiesta Helen Alfaro. Expresa que su mamá nunca la ha dejado de tomar en cuenta en la tradición mariana familiar. Para ella tanto la imagen de la virgen María, así como la virgen de Guadalupe son un ícono que asocia con el milagro y la fe, aunque afirma que es algo aprendido. Helen cuestiona la idea distorsionada de que por culpa, las y los disidentes sexuales se acercan a lo divino. Recalca que tiene derecho a celebrar esta tradición con regocijo y que por ser lesbiana la iglesia católica no se lo puede prohibir.
Ludwika Vega comentó que muchas compañeras trans son devotas de las festividades religiosas, de igual forma, que el fervor mariano tiene diferentes significados para el colectivo trans. Involucrarse en las celebraciones de la Purísima les permite posicionar el mensaje que ser creyente y ser trans no es pecado. Para ellas, es algo estratégico en un contexto de estigma y discriminación. Enunció que son buscadas en sus comunidades para arreglar altares, incluso para ser rezadoras.
Les invitamos a escuchar completa esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas y conocer más sobre dilemas a los que se enfrentan activistas LGBTI en tanto, si es posible dar nuevos significados a la tradición cristiana que celebra a María como madre de Dios-padre y si es posible ser feminista y activista por las libertades sexuales y seguir creyendo en las enseñanzas cristianas.