14/08/2020

Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), uno de cada seis jóvenes se encuentra sin trabajo debido a la crisis provocada por el COVID-19. La proporción de jóvenes sin empleo y educación formal, se ha mantenido persistentemente alta en los últimos 15 años y ahora es del 30 por ciento para mujeres jóvenes y del 13 por ciento para hombres jóvenes en todo el mundo.

De acuerdo a estadísticas del Instituto Nacional de Información para el Desarrollo (INIDE) del año 2017, la población nicaragüense es mayoritariamente joven: el 60% de la población es menor de 30 años. Este fenómeno demográfico, único y temporal en la historia de Nicaragua, nunca fue aprovechado, a pesar de las constantes demandas presentadas por diversas organizaciones y redes conformadas de jóvenes.

La Ley de promoción del desarrollo integral de la juventud, Ley 392, aprobada en el año 2001, cuya reglamentación fue asignada al Instituto Nicaragüense de la Juventud (INJUVE), nunca estuvo en el centro de las prioridades gubernamentales.

La utilización de las y los jóvenes con fines politiqueros, el chantaje, la banalización de sus demandas, la coerción y la violencia ha sido la tónica de la estrategia del régimen Ortega Murillo durante 13 años consecutivos.

En conmemoración del Día Internacional de la Juventud celebrado el 12 de agosto, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con jóvenes de diversas procedencias, acerca de cómo las múltiples dimensiones de la actual crisis, está impactando la vida de las y los jóvenes que desde antes del estallido de abril eran victimas de la discriminación.

Para hablar de este tema invitamos a Belkis Fierro y Olivia Hernández, promotoras comunitarias del Centro de Comunicación y Educación Popular Cantera en los barrios San Judas y Jorge Dimitrov de Managua, y también nos acompañó Engels, integrante del Movimiento Semilla en el municipio de Chontales.

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