Las lenguas pueden considerarse un derecho universal porque representan una parte de la identidad y de la idiosincrasia de los pueblos. Sin embargo, muchas de ellas han desaparecido o están en peligro de desaparecer, empobreciendo el acervo cultural de la humanidad.
La Organizaciones de Naciones Unidas afirma que actualmente se hablan en el mundo unos 7000 idiomas, de los cuales 6700 son indígenas y de ellos, el 40% corre el riesgo de desaparecer, junto con el cúmulo de conocimientos de los pueblos que las hablan.
En el año 199 con el objetivo de preservar todos los idiomas y dialectos que se hablan en el mundo, la Conferencia General de la UNESCO proclamó el 21 de febrero como Día Internacional de la lengua materna. Este mismo día, pero del año 1952 el pueblo de Bangladés fue atacado por el ejército de Pakistán mientas celebraban en las calles el Día del Movimiento de la Lengua Bengalí.
La UNESCO reconoce que, para los pueblos indígenas las lenguas no son únicamente símbolos de identidad y pertenencia, sino la trama de los sistemas de conocimientos mediante los cuales estos pueblos forman un todo con la tierra. En tal sentido, las lenguas son cruciales para su supervivencia.
La Constitución Política de Nicaragua garantiza el reconocimiento de los pueblos indígenas, incluyendo el derecho al uso, goce y disfrute de sus recursos naturales y a mantener sus formas ancestrales de organización. Además, reconoce el derecho de los pueblos indígenas a recibir una educación multilingüe y multicultural.
Los pueblos indígenas en nuestro país están distribuidos histórica y culturalmente, entre la costa Pacífica, y centro-norte del país, habitada por descendientes de los Chorotegas, los Matagalpa, los Sutiaba y los Náhuatl. En la costa del Caribe viven los Mískitu, los Mayangna, Rama y Ulwa. Los afro-descendientes, reconocidos como «comunidad étnica» tienen derechos colectivos otorgados por la Constitución de Nicaragua.
En el marco del Día Internacional de la lengua materna, en esta edición de Cuerpos Sin Vergüenzas hablamos con Anny Marley, del pueblo indígena Miskitu, socióloga feminista y docente universitaria y con Jezelt Mendoza Rivas, presidenta de la Asociación de Jóvenes Indígenas Kasbria Raya en Bilwi, Puerto Cabezas.