La ausencia de políticas de educación sexual integral y de servicios públicos integrales y de calidad, forman parte de las causas del deterioro de la salud sexual y reproductiva de la población nicaragüense.
La Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva llamada “Actuar hoy, para asegurar un futuro mejor para todos” reconoce grandes carencias en la prestación de servicios de salud sexual y reproductiva para la población en general. En cuanto a la atención de personas LGBTI+ destaca que lesbianas, bisexuales y homosexuales consultan menos los servicios de salud pública por temor a sufrir algún tipo de discriminación por parte del personal de salud.
La Estrategia también reconoce que la ausencia de un programa de educación sexual en la enseñanza pública que tome en cuenta la diversidad sexual y de género, contribuye a la persistencia de valores y actitudes sesgadas, afectando negativamente la calidad de los servicios.
El Informe alternativo: Derechos humanos de mujeres y jóvenes en Nicaragua, elaborado por diversos colectivos feministas en el marco de la III Reunión de Población y Desarrollo en América Latina y El Caribe en el año 2018, afirma que si bien existe una estrategia de salud sexual y reproductiva, la misma adolece de falta de recursos financieros, el debilitamiento de las relaciones de cooperación con las agencias del Sistema de Naciones Unidas y la discontinuidad de los programas gubernamentales en este ámbito.
La limitada cobertura de los servicios de salud sexual y reproductiva tanto en términos geográficos como hacia ciertos sectores de la población, la falta de confidencialidad y servicios no adecuados a las necesidades de personas LGBTIQ+, son parte de los problemas que se han profundizado en medio de la crisis que vive el país.
Para hablar de estos temas en Cuerpos Sin-Vergüenzas, hemos invitado a la Dra. Scarleth Solís Cooper, médica general y cirujana, especialista en Ginecología y Obstetricia, consultora internacional en Salud sexual y reproductiva.