En junio de este año, Nicaragua junto a Colombia y Guatemala pasó a ser el tercer país de la región que cuenta con un sindicato de trabajadoras sexuales reconocido por el Ministerio de Trabajo. En el caso de Nicaragua, están adscritas a la Confederación de Trabajadores por Cuenta Propia.
En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con María Elena Dávila y Yamileth García, ambas compañeras de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles”, sobre la importancia de contar con un sindicato reconocido por las instituciones públicas.
El camino a la sindicalización
El camino a la sindicalización de las trabajadoras sexuales ha sido liderado por compañeras de la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles”, quienes también forman parte de la Red Latinoamericana de Trabajadoras Sexuales.
María Elena explica que el trabajo desde Girasoles lo comenzaron hace una década. Desde entonces, han tenido diferentes procesos ante la necesidad de estar organizadas y demandar derechos violentados por ser mujeres y ser trabajadoras sexuales. Reivindicar el trabajo sexual como un trabajo, ha sido una de las principales apuestas políticas para romper con el estigma y la discriminación.
Es así que surge la necesidad de crear un sindicato de trabajadoras sexuales “formar un sindicato es todo un proceso de trabajo, cara a cara con las compañeras, un nuevo aprendizaje para todas”, dijo María Elena. El sindicato fue aprobado por el Ministerio del Trabajo el 22 de junio de este año y actualmente realizan talleres de sindicalización para informar a otras trabajadoras sexuales sobre lo que implica estar organizadas en un sindicato.
La compañeras de Girasoles también han sido capacitadas como facilitadoras judiciales de la Corte Suprema de Justicia, lo que les permite proveer servicios de apoyo a la justicia tanto para trabajadoras sexuales como para cualquiera que pueda precisar de su ayuda. “Lo más hermoso que sentimos las trabajadoras sexuales es que aportamos a la justicia”, precisó Yamileth al expresar lo que representa para ellas esta labor. A la fecha se registran 680 servicios, entre mediaciones, acompañamientos, asesorías y charlas.
“Que nos respeten, que nos dejen trabajar tranquilas, el trabajo sexual es un derecho laboral”, le dice María Elena a la sociedad nicaragüense para desmontar mitos en torno al trabajo sexual. Yamileth invita a otras compañeras trabajadoras sexuales a acercase a la Asociación de Mujeres Trabajadoras Sexuales “Girasoles”.
Les instamos a escuchar completa y descargar esta edición de Cuerpos Si-Vergüenzas y así, conozcan más sobre el primer sindicato de trabajadoras sexuales en Nicaragua, qué demandas defiende y hacia quiénes son dirigidas dichas demandas.