HOMBRE, EROTISMO Y PLACER
La experiencia erótica de los hombres se caracteriza por tres aprendizajes fundamentales que recibieron como parte de la construcción de su masculinidad: la heterosexualidad como vivencia sexual aceptada y normalizada, los genitales y en particular el pene como centro de sus vivencias sexuales; y la negación de otras formas de placer que no son bien vistas ni aceptadas porque atentan contra la masculinidad tradicional; así lo identificaron los jóvenes que participaron en el tercer taller del ciclo de formación en derechos sexuales y derechos reproductivos desarrollado por La Corriente.
Los jóvenes compartieron los principales mensajes que reciben en torno al placer sexual, de los cuales casi todos están referidos al tamaño del pene, a la duración de la erección, al tiempo de penetración, etc. y reconocen que esto provoca una vivencia sexual que no explora otras formas de placer en las que intervenga todo el cuerpo.
Los chavalos reflexionaron sobre la forma en que se viven las relaciones de poder en la sexualidad, donde la iniciativa es tomada principalmente por los hombres, las decisiones muchas veces no son negociadas ni consensuadas con la pareja y el acto de penetración es vivido como una forma de dominar y poseer el cuerpo de la otra persona.
En el taller también se contó con la presencia de dos activista de diversidad sexual, una joven lesbiana y un chico gay que compartieron su experiencia con el grupo, lo que ayudó a ampliar la mirada en cuanto a otras formas de vivir el erotismo y cómo esta vivencia se convierte en una apuesta política.
En este momento del taller se llegó a la conclusión que vivir los deseos erótico siendo consciente y consecuente con los mismos, puede ser un motivo de discriminación, como ocurre en el caso de las personas que tienen deseos distintos a la heterosexualidad.