24/01/2020
La mañana del 24 de enero La Corriente realizó el lanzamiento de la campaña de comunicación “Es mejor vivir sin miedo”, para promover la reflexión acerca de las causas que llevan a muchas personas a rechazar, incluso odiar a lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans.
La Colectiva Casa de Los Colores dio apertura a la actividad, poniendo en escena la obra de teatro “Lo que dicen que dijeron”. A través de situaciones cotidianas, evidenciaron el peso de los fundamentalismos religiosos en el ámbito de la sexualidad, particularmente, frente a la disidencia sexual y de género.
María Teresa Blandón, directora de La Corriente explicó que esta campaña “constituye un esfuerzo por contrarrestar estos mensajes que alimentan toda clase de prejuicios que como ya sabemos son la base y el sustento de prácticas discriminatorias (…) es también una apuesta por la libertad y por el respeto a las diversas maneras de vivir nuestros cuerpos como complejas realidades en donde naturaleza y cultura constituyen una realidad y un campo de posibilidades”.
Luego de la conferencia de María Teresa Blandón, se explicó el proceso de construcción de la campaña, quiénes conformaron el equipo de producción y se presentaron las piezas de comunicación: cuatro spot para redes sociales, dos viñetas para pautación en radioemisoras nacionales y comunitarias, traseras de buses, bolsos, popsocket, una guía educativa “Es mejor vivir sin miedo” y el corto audiovisual “Resistir y transformar”.
Una vez presentados los productos de comunicación de la campaña, se dio la palabra a las y los asistentes: “es importante este tipo de campañas ante el miedo e inseguridad que nos inculcan, es mejor ser tal cual y cómo somos”; “me gustó la visibilidad de la discapacidad en la disidencia sexual, porque esta sociedad anula la sexualidad de las personas discapacitadas”; “el miedo también nos aleja del acceso a la justicia”, fueron algunos comentarios durante la plenaria.
A la presentación asistieron alrededor de cien mujeres y hombres jóvenes de diversos territorios del país, quienes son parte de colectivos feministas y LGBT que apuestan por la defensa de derechos sexuales y reproductivos, miembros de movimientos universitarios y también, familiares de lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans.
En las redes sociales de La Corriente se podrán visualizar y descargar todas las piezas de comunicación de la campaña “Es mejor vivir sin miedo”.
Conferencia realizada por María Teresa Blandón Gadea, durante el lanzamiento de la campaña «Es mejor vivir sin miedo»
Somos cuerpo naturaleza y también somos cuerpo cultura. Entre ambas dimensiones puede haber coincidencias, contradicciones, tensiones, ocultamientos, disrupciones, conflictos.
No sabemos donde empieza lo propio, lo singular, lo auténtico y lo aprendido, lo impuesto y lo aceptado con mayor o menor conciencia. Cuando decimos “yo soy”, “yo quiero” “yo pienso” en realidad recreamos y validamos lo que hemos aprendido por imitación, por costumbres, por normas aceptadas, aunque sea a regañadientes.
A la pregunta de por qué soy mujer – soy hombre, respondemos con desconcierto y a veces con total convencimiento: porque así nací, porque así me hizo Dios, porque me enseñaron y algunas veces, porque me gusta. También respondemos por oposición: soy mujer porque no soy hombre y viceversa.
Es la afirmación en base a una negación: lo que no soy en comparación con el otro; pero esa construcción de la diferencia no se da en el vacío. Está poblada de significados culturales que cada sociedad construye con cierta racionalidad económica, política, cultural, en donde el género y el deseo juegan un papel primordial.
Pongamos un ejemplo sencillo y a la vez relevante: Lo femenino asociado a la reproducción y por extensión al cuidado. Es preciso desarrollar un prolongado/sistemático proceso de socialización para que millones de mujeres en el mundo entero vean en la maternidad su principal y a veces única vía de realización, lo que sin duda alguna las dispone a la entrega amorosa hacia los hijos, la familia, los otros que no son ella misma.
Miremos otro ejemplo del lado masculino. La sexualidad de los hombres es mas intensa que la de las mujeres, es decir con poco se “calientan”. De esta idea se derivan muchas de las justificaciones sociales en torno a las agresiones sexuales hacia las mujeres y niñas incluidas: Ella lo provocó, ella tiene la culpa por no ser recatada, modesta, contenida. Lo que quiero decir, es que los aprendizajes sobre nuestros cuerpos tienen profundas consecuencias en como nos percibimos a nosotros mismos/as y como nos relacionamos.
Este conjunto de ideas sobre el género, incluyendo la predeterminación de la heterosexualidad contra toda evidencia en sentido contrario, forma parte de un complejo entramado social y cultural que empieza por negar la propia realidad/experiencia de nuestros cuerpos y sus posibilidades.
Nos enseñan a tener miedo de nuestros deseos, de su curiosidad, de las posibilidades de explorar y amplias los horizontes del placer.
Se nos enseña a pensar y vivir el cuerpo como una realidad esencial- predeterminada, inflexible, inmutable; se apela a la naturaleza en abierta contradicción con lo que esta es.
Nos dicen que las personas al igual que los animales, somos lo que somos desde el nacimiento hasta la muerte. De manera deliberada esconden no solo las infinitas posibilidades de transformación y de cambio de los animales que precisamente porque no tienen reglas de tipo moral, actual por instinto. Pongamos por caso, la copula entre animales del mismo sexo.
La cultura es un regulador de nuestros deseos. Pongamos por caso las fantasías homoeróticas como punto de fuga ante el mandato de la heterosexualidad que todos debemos cumplir o fingir que lo hacemos.
En el afán de contener los avances que, en materia de libertades y reconocimiento de derechos, en América Latina se ha lanzado una campaña en contra de lo que ha sido nombrado como “Ideología de género”. Sus promotores vienen de diferentes lugares: Iglesias, líderes de derecha ultraconservadora, universidades, medios de comunicación que constituyen una gran alianza en lo que se conoce como transnacionales de la fé. En cada país tienen sus particulares vocerías, pero los ejes discursivos son los mismos:
- Defensa y apego al género como esencia y por ende “naturales”. Para ellos la transgeneridad en cualquiera de sus formas es expresión de un desorden moral, una enfermedad, una expresión de pérdida de valores morales, un peligro, pero de orden social establecido.
- Rechazo a toda expresión del deseo que se aparte de la heterosexualidad; promueven el rechazo o en el mejor de los casos la conmiseración al lesbianismo y la homosexualidad.
- Defensa de la familia nuclear como el modelo deseable y garantía del orden y la estabilidad.
- Rechazo a la educación sexual de niños/as; critica a la intervención del Estado: “Con mis hijos no te metas”.
- Rechazo visceral al aborto.
- Negación de la existencia de la violencia de género.
- Rechazo a la noción de derechos en el ámbito de la sexualidad y reproducción
- Rechazo al papel del Estado y de organismos internacionales como la ONU para legislar en esta materia.
- Rechaza a la eutanasia y la muerte digna (asistida)
- Rechazo al embarazo, in vitro y la investigación con células madres.
- Rechazo a los métodos contraceptivos no naturales.
- Defensa/ promoción de la virginidad
- Rechazo a la pornografía
- Rechazo a cualquier expresión de arte que recree el placer, el hedonismo, la libertad, la desnudez – Eros.
En su afán de infundir miedo llevan a cabo una absurda asociación entre sexualidad – feminismo y comunismo presentándolos como un grave peligro para la existencia misma de la familia tradicional y para el orden social.
Recurren a supuestas órdenes divinas, a una falsa ciencia, incluyendo falsas estadísticas que demostrarían la maldad o el peligro que representan movimientos que como el feminista o el LGTBQ defienden derechos en el ámbito de la sexualidad y de la reproducción.
En el actual escenario de crisis que vive nuestro país, se ha exacerbado mensajes conservadores que no solo apelan a respuestas mágicas, sino que apelan a un orden sexual y de género tradicional para recuperar un determinado orden social apegado a una moralidad conservadora.
Esta campaña que hoy presentamos a ustedes, constituye un esfuerzo por contrarrestar estos mensajes que alimentan toda clase de prejuicios que como ya sabemos son la base y el sustento de prácticas discriminatorias.
Es también una apuesta por la libertad y por el respeto a las diversas maneras de vivir nuestros cuerpos como complejas realidades en donde naturaleza y cultura constituyen una realidad y un campo de posibilidades.
Pretende ser un aporte al debate sobre el tipo de democracia a la que aspiramos para conjurar la emergencia de nuevas dictaduras políticas, económicas y morales.
Dale click para encontrar los audiovisuales de la campaña:
Viñetas de la campaña:
Manual Es Mejor Vivir Sin Miedo