El pasado 7 de noviembre el régimen Ortegamurillo orquestó un nuevo fraude electoral en medio de una prolongada crisis política y de derechos humanos que vive nuestro país. Con Estado policial de facto, sin partidos políticos que sirvieran de alternativa a la oposición, 7 aspirantes a la presidencia secuestrados y el control absoluto del Consejo Electoral, la suerte estaba echada. No hubo ninguna sorpresa, Ortega y Murillo se declararon vencedores con el 75% de los votos.
De acuerdo al Observatorio de Urnas Abiertas que observo a más de 500 Juntas Receptoras de votos, la media nacional de abstención fue de 81.5%, lo que se corresponde con la falta de credibilidad en el proceso electoral sin oposición, reflejada en la última encuesta de CID Gallup.
A pesar de las amenazas, chantajes y acoso a la ciudadanía para acudir a los centros de votación, la mayoría de las y los nicaragüenses se quedaron en casa como una forma de castigo a la farsa electoral.
La respuesta de la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y una docena de gobiernos latinoamericanos no se hizo esperar; coinciden en que estas votaciones no tienen ninguna credibilidad pues no aseguraron los requisitos básicos para llevar a cabo unas elecciones libres y transparentes. Denuncian que el régimen le quito al pueblo de Nicaragua el derecho a elegir.
En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hablaremos con Enrique Sáenz, economista y abogado, sobre los posibles escenarios que se configurarán después del fraude electoral y los desafíos que enfrenta la oposición nicaragüense.