Desde los primeros tiempos, el capitalismo como forma predominante de producción, se organizó
contando con el trabajo no remunerado de las mujeres. Mientras los hombres fueron
considerados los sujetos de la producción y principales proveedores de sus familias, las mujeres
fueron consideradas las únicas responsables del trabajo de cuidados no remunerados que se
realiza dentro en el seno de los hogares.
Este esquema de hombres proveedores y mujeres “dependientes” que escondía la falta de
reconocimiento a la importancia social y económica del trabajo de cuidados, cambió
significativamente con el ingreso masivo de las mujeres al mercado. Aunque larga y costosa ha
sido la lucha de las mujeres por alcanzar cierta autonomía económica, lo cierto es que estas han
desarrollado múltiples estrategias para reducir las dependencias y aprovechar hasta las más
mínimas oportunidades para generar sus propios ingresos.
Gracias a un patriarcado que se resiste a los cambios en favor de la igualdad, la inmensa mayoría
de las mujeres deben combinar el trabajo remunerado con el trabajo de cuidados no remunerado,
pagando un alto costo en sus proyectos de vida. En el mundo entero las mujeres constituyen una
amplia mayoría en la realización del trabajo doméstico no remunerado, pero también están
sobrerrepresentadas en el trabajo precario que a duras penas asegura la sobrevivencia propia y
de sus dependientes.
Los trabajos precarios, la falta de acceso a la tierra y al crédito, el peso desmedido del trabajo de
cuidados, la falta de políticas públicas que aseguren servicios accesibles para la niñez, las
personas mayores y otros grupos necesitados de cuidados temporales o permanentes, están en la
base de la pobreza que afecta a millones de mujeres en el mundo.
En el caso de Nicaragua, a pesar de la retórica oficial que proclama como uno de sus grandes
logros la reducción de la pobreza y avances en materia de equidad de género, lo cierto es que las
mujeres representan el 80% del trabajo precario, ese que no cuenta con ingresos fijos, ni
seguridad social, ni servicios públicos para el cuidado. Las mujeres y particularmente las mas
pobres solo se tienen a ellas mismas y el mejor de los casos, el apoyo de sus familiares.
En este podcast, conversaremos con nuestras invitadas sobre las caras, las causas y el peso que la
pobreza tiene en la vida de las mujeres, de las niñas y los niños, en un país cuya economía
sobrevive principalmente de las remesas y el endeudamiento.