Lesbianas, homosexuales, bisexuales, personas trans han sido las victimas sacrificiales de una sociedad conservadora que ha querido por todos los medios imponer moldes únicos de género en el terreno de la sexualidad, de la reproducción, de la constitución de familias y hasta de la estética de nuestros cuerpos.
Hace algunas décadas en Nicaragua era impensable organizar colectivos o realizar actividades públicas para denunciar violaciones de derechos y exigir reconocimiento para la población LGTB. Durante la década de los 80, el Fsln persiguió abiertamente a homosexuales y lesbianas acusándoles de ser agentes del imperialismo norteamericano cuyo propósito era socavar a la revolución.
Luego vendrían gobierno liberales, del diente al labio, porque en lo referido a las libertades sexuales no se avanzó nada. Todo lo contario, los diputados de la asamblea nacional no tenían ningún empacho de proferir toda clase de ofensas en contra de las mujeres, pero también de homosexuales. Y es que la misoginia camina a la par de la homofobia.
Si bien, hay gente que no acepta hablar de orgullo de ser lesbiana, homosexual o trans, este lenguaje ha sido la respuesta afirmativa para enfrentar el estigma y la discriminación. En Nicaragua, la primera marcha del Orgullo se realizó en la ciudad de Masaya en el año 2005 y a partir de esa fecha, cada 28 de junio se han realizado marchas nacionales en la capital del país. También se han realizado actividades similares en Masaya, León, Chinandega, Estelí y Matagalpa.
A solo dos meses del estallido de abril, se realizó la última marcha del orgullo, en un clima de dolor e incertidumbre. Aunque fuimos menos, recorrimos un corto trecho armados de valor y dignidad.
En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hacemos un recorrido por la historia de las marchas del Orgullo en Nicaragua. Hablamos sobre los desafíos que tiene el activismo LGTB en un contexto de recrudecimiento de los fundamentalismos. Nos acompañ Cristina Arévalo del Programa Feminista La Corriente y Marvin Mayorga, de la Iniciativa desde la Diversidad Sexual por los Derechos Humanos – IDSDH.