19/06/2020
De acuerdo a la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo – AWID por sus siglas en inglés – el mundo entero se enfrenta a una nueva oleada fundamentalista que representa una grave amenaza para el reconocimiento de los derechos humanos.
Uno de los principales ejes de ataque de los fundamentalismos religiosos que suelen aliarse con otros grupos ultraconservadores, tiene por objeto frenar los avances en materia de equidad de género y restringir los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas.
María Teresa Blandón, del movimiento feminista nicaragüense señala que el fanatismo en sus distintas expresiones se alimenta de miedo, de ignorancia, de sentimientos de inferioridad, de la incapacidad para lidiar con realidades complejas y de ausencia de sentido de libertad. Los fanáticos de toda índole se limitan a seguir los lineamientos de un líder único en quien depositan una confianza absoluta y carente de juicio propio.
En tiempos de crisis como la que estamos atravesando en muchos lugares del mundo, el fanatismo se convierte en un bastión para justificar discursos de estigmatización y actos de discriminación hacia todas aquellas personas y colectivos que cuestionan tradiciones opresivas y excluyentes. Las mujeres en general pero también homosexuales, bisexuales y personas trans han estado en el centro de los ataques lanzados por los grupos fundamentalistas.
La reciente legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Costa Rica por ejemplo, ha generado en Centroamérica un desborde de discursos ofensivos que se contraponen con los valores democráticos.
Dando continuidad a nuestra jornada especial en el marco de la celebración de la diversidad, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversaremos con Elvis Salvatierra, comunicador social y Cristiana, trabajadora social, sobre la relación entre libertades sexuales y democracia.