El Programa Feminista La Corriente es una organización centroamericana-nicaragüense nacida a mediados de la década de los 90 en un contexto de postguerra y cuando la firma de los acuerdos de paz suponía una esperanza de terminar de una vez por todas con las dictaduras y la violencia de Estado.
Desde su fundación hasta nuestros días, hemos ido articulando de manera progresiva y cada vez más compleja, la crítica a los poderes normativos que sostienen y perpetúan la desigualdad y la violencia. Los múltiples e inagotables diálogos que hemos alentado a lo largo de tantos años de activismo, nos han permitido reconocer no solo el peso que los poderes opresivos tienen sobre los cuerpos de las mujeres y otros cuerpos disidentes, sino la voluntad para resistir y promover cambios en todas las dimensiones de la vida.
Sabemos de cierto que las sucesivas crisis de derechos humanos producidas por los autoritarismos enquistados en el Estado, tienen que ver con la concentración de poder en reducidas élites, la corrupción, el uso de los cuerpos de las mujeres y otros cuerpos discriminados, el desprecio por la dignidad de los cuerpos subalternos y también por los bienes comunes convertidos en mercancías. Instituciones públicas al servicio de unos cuantos; cuerpos para la explotación y formas de producción depredatorias, forman parte de unas lógicas de poder que dañan al conjunto de la sociedad, que tienen impactos específicos sobre las mujeres y las niñas particularmente las que viven en condiciones de pobreza.
Aunque la problemática socio-ambiental no ha estado en el centro de las prioridades de trabajo de La Corriente, ha sido constante nuestro interés por ahondar en el análisis de la interrelación que existe entre género y medio ambiente, desde una perspectiva feminista capaz de analizar cómo afecta, cómo se posicionan y qué recursos movilizan hombres y mujeres frente a la creciente crisis que vive nuestro país.
Por ello, aun en medio de la crisis socio-política que se desató en abril del 2018 a partir de la brutal represión con que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo respondió a las protestas sociales protagonizadas por personas mayores en defensa de sus pensiones de jubilación y un grupo de jóvenes estudiantes de universidades demandando la intervención del gobierno para aplacar el incendio que consumía a la Reserva Indio Maíz, consideramos necesario abrir un espacio virtual de reflexión con activistas jóvenes, sobre las causas de la crisis situación socio-ambiental y su relación con la pobreza y las crecientes brechas de desigualdad.
Durante tres sesiones consecutivas hemos logrado combinar el conocimiento de especialistas en temas medioambientales y el conocimiento empírico de las y los participantes. Para la primera parte contamos con la participación de Víctor Campos, Director del Centro Humboldt y Ruth Selma Herrera, fundadora de la Plataforma Nacional del Agua, quienes compartieron un exhaustivo análisis de la situación socio-ambiental del país y del estado de los recursos hídricos respectivamente.
Asimismo, realizamos un necesario ejercicio de análisis participativo con el fin de identificar los principales problemas que presentan las diferentes regiones del país y las posibles soluciones en el mediano y largo plazo.
Contamos con la participación de treinta y cuatro activistas jóvenes de diversa procedencia, incluyendo feministas, ambientalistas, defensores y defensoras de la autonomía universitaria y de la Costa Caribe, integrantes de gobiernos territoriales indígenas, promotores de los derechos de la población LGTB.
Esta diversidad que no se agota en lo que acá se nombra, hizo posible un fructífero intercambio que hemos querido plasmar de manera resumida en las presentes memorias, con la esperanza de ampliar este conocimiento vital para el presente y el futuro de nuestro país con grupos más amplios de la sociedad.
Al igual que en otros países de Centroamérica y América Latina la persistencia de los viejos enfoques que relacionan el desarrollo con el crecimiento económico a costa de los recursos medioambientales, tienen un impacto directo y muchas veces letal sobre la vida de millones hombres y mujeres cuyos recursos para apenas sobrevivir son cada vez más precarios e inestables.
Ante el avance atroz de las lógicas depredatorias que arrasan no solo con las energías de las y los pobres, sino con los recursos hídricos, los bosques, los suelos, la calidad del aire que respiramos; también ha crecido la consciencia y la resistencia de las organizaciones locales y nacionales que defienden su derecho a vivir dignamente en el presente, sin comprometer la vida de las futuras generaciones.
Las presentes memorias son también un homenaje a todas las mujeres y hombres que, desde la vida cotidiana y el espacio público, nos alertan, nos educan y motivan a reconfigurar otros modos de vida en donde el afán de lucro no esté por encima de la vida que “merece ser vivida”.