EL CÁNCER NO ES COLOR ROSA

Las necesidades de las mujeres en materia de salud han sido abordadas por el Estado de manera fragmentada e insuficiente. En Nicaragua, el cáncer de mama constituye una de las principales causas de muerte de mujeres.

Como un preámbulo al Día internacional de acción por la salud de las mujeres que se conmemora en el mes de mayo, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Chepita Rivera, psicóloga feminista y Edna Medina, quien se desempeña en el ámbito de recursos humanos, dos mujeres que han sobrellevado la difícil experiencia del cáncer de mama.

El diagnóstico

“Fue un diagnóstico que me agarró inesperadamente, me asusté mucho, me movió el tapete”, estas fueron las emociones que pasaron por el cuerpo de Chepita al enterarse que se enfrentaría al cáncer de mamas cuando tenía 47 años. Añade que fue una detección temprana pues sabía desde los 20 años que debía tener cuidado por antecedentes en la familia.

Edna fue diagnosticada en el 2014. Desde el 2013 detectó que algo no andaba bien en su cuerpo y es enfática en señalar que su vivencia “es un caso de terror de la mala praxis médica (…) una experiencia de mal diagnóstico de un doctor que no me creyó, me mandó a casa con una crema cuando lo que tenía era cáncer”.

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Edna Medina

El sistema de salud

Chepita comenta que hay muchas deficiencias en el abordaje desde el sistema de salud en cuanto al trato con mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. Menciona que a las mujeres les dan la noticia de manera fría y no explican claramente el esquema de tratamiento y qué otras alternativas existen “este cuerpo, como el de la mayoría de las mujeres es un cuerpo que sufrió maltrato”, enuncia, al referirse a su proceso.

Explica que en Nicaragua, en el sistema de salud público solamente existen dos centros de atención para tratar el cáncer: el Bertha Calderón y el Nora Astorga, ubicados en Managua; lo que de acuerdo a Chepita, expone a las mujeres a complicaciones de movilización y seguimiento adecuado del tratamiento.

Para Edna es un grave error médico que se haga sentir a las mujeres como culpables. Refiere que en el sector público pueden pasar hasta seis meses para que a las mujeres les entreguen el resultado de una biopsia.

Recalca que entre las dificultades que se topan las mujeres está que les quieran quitar su independencia, “es mi cuerpo, es mi vida”, dijo, para exponer cómo los médicos y familiares muchas veces quieren tomar las decisiones sobre lo que sería mejor y que también tienden a ser vistas como mujeres frágiles, de ahí el lazo color rosa; o bien, como la súper mujer por sobrevivir a una enfermedad tan devastadora.

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Chepita Rivera

Sobrevivientes

Chepita reconoce el “acompañamiento amoroso” de sus amigas durante el tratamiento del cáncer de mama y diserta que ahora hay más visibilización de esta condición de salud que afecta a las mujeres. Subraya la importancia del autoexamen y tener presente los antecedentes en nuestras familias.

Edna exterioriza que no siempre el autoexamen es suficiente, que puede estarse desarrollando el cáncer aunque no se encuentren señales de alerta y que por ello hay que recurrir a chequeos médicos.

Ambas coinciden en que el cáncer de mama se exacerba con los niveles de tensión a los que estamos expuestas las mujeres en el día a día, el machismo, la violencia, maternidades impuestas, mandatos patriarcales de los que las mujeres llevamos la peor parte.

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