La sociedad nicaragüense una vez más está sumida en una profunda crisis, cuyas causas las podemos encontrar en una historia de exclusión y violencia.
A la represión desatada a partir de abril del 2018, debemos sumarle el agravamiento de la crisis económica, la pandemia del COVID19 y más recientemente el impacto del Huracán Eta en la Costa Caribe y el norte del país.
Con todo, nos aferramos a la esperanza de poder construir un nuevo país, en donde prevalezca el respeto a la dignidad de las personas, un compromiso con la justicia y una apuesta por la equidad.