¡Somos hijas e hijos del maíz!
El mundo entero enfrenta una crisis sistémica cuyas causas debemos encontrarlas en un modelo de acumulación capitalista que requiere de la explotación extrema no solo del trabajo humano, sino de los recursos naturales.
La población campesina ha sido uno de los sectores más afectados por este modelo de acumulación extractivista y depredador, por ello en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas, conversamos sobre la situación del campesinado nicaragüense y particularmente de la situación de las mujeres campesinas de nuestro país.
En cabina nos acompañó María Angélica Fauné, socióloga feminista, investigadora del tema agrario y de los derechos del campesinado en Centroamérica.
¿Somos una sociedad campesina?
María Angélica Fauné inició la plática en cabina afirmando que “Centroamérica sigue siendo una sociedad fundamentalmente campesina, sus 45 millones de habitantes, más de la mitad aproximadamente, sigue viviendo de la agricultura (…) seguimos siendo una nación agraria”, a pesar de ello, lamenta que la situación del campesinado “es un tema que no se reconoce frente a la globalización”.
Angélica detalla que en Centroamérica los derechos del campesinado se han visto enormemente afectados a partir de la década del 60, cuando el modelo de desarrollo basado en la agroexportación se extiende en la región, iniciando con la plantación del café. Dicho modelo implicó la expropiación de tierras de manera violenta en territorios campesinos e indígenas con la complicidad de los Estados.
Contexto nicaragüense
Angélica asevera que existe un “compromiso histórico” del FSLN con el sector campesino en Nicaragua. Esto porque con el triunfo del proyecto de la Revolución Popular Sandinista se planteó entre las transformaciones sociales, el devolver las tierras expropiadas.
Son las mujeres quienes logran combativamente posicionar esta preocupación y la necesidad del acceso a la tierra en condiciones de igualdad frente a la masculinización imperante. Angélica sostiene que en la década de los 80 las mujeres comienzan a organizarse y exigir derechos económicos.
A pesar que en el año 2010 se aprobó la Ley 717, Ley creadora del fondo para compra de tierras con equidad de género para mujeres rurales, nuestra invitada expresa que este acceso sigue siendo limitado para las mujeres y además, los créditos y la tecnología son otros derechos de los que no gozan las mujeres campesinas “nunca el FSLN ha logrado establecer una alianza con el campesinado”, dijo.
La violencia para no reconocer derechos
En el modelo de desarrollo extractivista que impera en Nicaragua, son pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y el campesinado, los sectores cuyos derechos humanos son mayormente violentados, sustenta nuestra invitada.
“El Estado utiliza la violencia para no reconocer derechos”, diserta Angélica frente al panorama actual. “¿Qué son los Estados sin la gente?”, interpela la especialista, quien además destaca que estos sectores marginalizados por el Estado están en constante resistencia, protegiendo su cultura, saberes, diversidad ecológica y multiétnica.