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Hablar del pueblo indígena de Monimbó es evocar la resistencia no solo en contra de la colonización española y del racismo fundante del mestizaje nicaragüense, sino de la lucha en contra de la dictadura somocista.

Más allá de las múltiples derrotas morales y electorales sufridas por el FSLN desde 1990, Monimbó continúo siendo fiel con el legado de la revolución sandinista, tal como lo demuestra la conmemoración del repliegue. Una celebración que evoca la retirada táctica que combatientes del FSLN se vieron obligados a realizar para repeler la ofensiva de la guardia de Somoza.

Después de la represión sangrienta que dejó un saldo de 48 personas asesinadas en Masaya, a manos de policías y paramilitares, según reporte de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, además de decenas de heridos, desaparecidos, perseguidos y encarcelados, el pueblo heroico de Monimbó vuelve a ser el símbolo de la resistencia en contra de la represión.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con María Francisca García López, diseñadora de modas e integrante de la Comunidad Indígena de Monimbó, y con David Gómez, ingeniero electrónico, sobre la situación que enfrentan actualmente las y los monimboseños.

Monimbó: símbolo de resistencia

María Francisca refiere que Monimbó es un pueblo que históricamente se ha resistido a ser colonizado y a toda forma de opresión que no respeta sus conocimientos, saberes ancestrales y sus propias formas de organización y vida. David coincide en que Monimbó resiste desde la conquista española hasta la actualidad.

Desde la mirada de María Francisca el uso de máscaras en las protestas es una forma de decir “Monimbó está aquí”, oculta al individuo pero muestra a la comunidad y enaltece una tradición cultural donde también están presentes la marimba, el vestuario indígena y los bailes folclóricos. David opina que esta cultura corresponde a “imaginarios colectivos y memorias de resistencia” que se transfieren de generación en generación.

María Francisca y David consideran que el barrio indígena de Monimbó ha sufrido exclusión y discriminación en lo que concierne a políticas públicas, tanto en gobiernos liberales como en los 12 años de gobierno Ortega Murillo.

En los seis meses de crisis sociopolítica en Monimbó se siente “un duelo prolongado, una herida que se volvió a abrir, un ideal traicionado” y los asesinados son personas cercanas de la comunidad y familiares “cada persona que murió duele (…) Monimbó no olvida, no perdona”, dijo María Francisca.  Asimismo, piensa que el exilio es una forma de reprimir la rebeldía, pero que más bien, fortalece ese espíritu y coraje. En línea de lo simbólico, David expresó que las balas disparadas por policías y paramilitares, tuvieron una connotación de opresión para aplacar la lucha de la comunidad.

La cultura de Monimbó está llena de historias de resistencia contra abusos de poder y tradiciones, como sucede con la Procesión de los Agüizotes y el Toro Venado, que son festividades que burlan a las autoridades y también, mantienen viva la memoria de ancestros y vínculos de hermandad y resistencia colectiva, comparten David y María Francisca. Ambos ven en un diálogo inclusivo y con voluntad de negociar, una posible salida a la crisis sociopolítica.

Les invitamos a escuchar esta edición de Cuerpos Sin – Vergüenzas y conozca más sobre qué ha pasado en Monimbó durante estos últimos seis meses.

El gobierno Ortega – Murillo afirma que Nicaragua ha vuelto a la “normalidad”, luego que las denominadas “Caravanas por la Paz”, la Policía Nacional y grupos paramilitares, cumplieran cabalmente la orden de “operación limpieza”, desmontando con lujo de violencia, barricadas y tranques en diferentes territorios del país, asimismo, desalojando salvajemente a estudiantes atrincherados/as en universidades públicas.

En la denominada “escalada regresiva de la represión” que vivimos en las últimas semanas, a diario nos enteramos de noticias sobre amenazas, asedio, secuestros, torturas, detenciones y juicios arbitrarios contra ciudadanas y ciudadanos que en los últimos cuatro meses, se han manifestado contra el gobierno exigiendo su renuncia, justicia para las víctimas y democratización del país.

La violencia que vivimos desde el 18 de abril, impacta y altera la vida cotidiana de toda la población nicaragüense, por ello, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Adriana, psicóloga y feminista, sobre las consecuencias del terrorismo de Estado en la vida diaria.

“Resistencia como un mecanismo de sobrevivencia”

 “Esto nos ha estremecido (…) estamos todavía en estado de shock, asimilando”, dice Adriana al compartir su mirada sobre la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua.  Comenta que esta crisis ya la venían advirtiendo grupos y movimientos sociales del país.

La psicóloga explicó que el nivel de violencia y represión que vivimos en Nicaragua “pone en shock tu cuerpo” al ver gente morir, sangre derramada, toparnos cada día gente armada en las calles. Para ella la contradicción en la retórica cristiana, socialista y solidaria de Ortega – Murillo, siempre fue evidente, pero ahora lo vemos más claro.

Adriana plantea que a nivel psicológico y psicosocial, el terrorismo de Estado provoca un estado de pánico que no es un miedo común, es un miedo latente, un estrés agudo que es la antesala del estrés postraumático.

Al hablar de mecanismos de defensa para hacer frente a esta crisis sociopolítica, Adriana reconoce la “resistencia como un mecanismo de sobrevivencia a la violencia dirigida”. Recomienda prepararnos corporalmente, concentrarnos en el manejo del estrés agudo ante este presente y la realidad abrumadora que sobrellevamos.

Insta a familiares de personas asesinadas, secuestradas, encarceladas arbitrariamente, a no caer en la trampa de la criminalización de la protesta, y enunció que en Nicaragua nunca ha existido un proceso de justicia transicional, es decir, medidas judiciales y políticas utilizadas como reparación por las violaciones masivas de derechos humanos.
Adriana destaca que el humor en medio de la crisis, ha sido un buen mecanismo para salir adelante, al ridiculizarse en redes sociales a través de memes, a los responsables de la represión en Nicaragua, develándose una enorme capacidad intelectual y creativa.