Con la alegría y el placer de encontrarnos y reencontrarnos activistas de diversas causas, comenzamos el IV Encuentro nacional entre jóvenes “Feministas por la libertad de nuestros cuerpos”, que reunió alrededor de 110 mujeres y hombres jóvenes de las más diversas procedencias del país los días 22, 23 y 24 de septiembre en Managua.
Este entrañable encuentro forma parte de los esfuerzos desarrollados por el Programa Feminista La Corriente, con el propósito de resignificar las nociones y prácticas de ciudadanía, desde los propios cuerpos.
Inauguración
Las y los jóvenes construyeron su “Identikit”, como intransmisibles para entrar al espacio del encuentro. Para ingresar al salón todas y todos debían pasar por una “alfombra loca” y en parejas proponer gestos creativos, absurdos, locos, extraños “algo que nadie más sería capaz de imaginar”, orientó Félix Pérez, facilitador de los momentos de lúdicos del encuentro.
Con bailes y al ritmo de la música generamos un espacio de confianza e integración, jugamos con miradas, sonrisas, abrazos, gestos de afecto, desde diversas formas de andar y saludar.
El hielo se había roto, y explicamos los objetivos y metodología del encuentro, contando que entre los objetivos se esperaba lograr una profundización en el análisis y reconocimiento de la sexualidad y la reproducción como dimensiones principales de la ciudadanía, asimismo, lograr una mejor comprensión sobre las causas estructurales de la violencia contra las mujeres y otros cuerpos feminizados y también, contribuir con el fortalecimiento de alianzas entre jóvenes con diversas identidades y procedencias y en todos los niveles.
Bienvenida
“El futuro es ahora” fue la manera en que nombró su discurso inaugural María Teresa Blandón, “el cuerpo ha sido fragmentado e intervenido por las lógicas heterosexuales (…) nuestros cuerpos son libres de sentir deseo”, expresó como reacción a las dinámicas de integración del espacio lúdico.
María Teresa colocó una mirada crítica en los imaginarios sociales alrededor de lo que se dice de las y los jóvenes, donde son vistos como seres superficiales, consumistas, bacanaleros y considerados el futuro pero “el futuro no es un fetiche, un mantra, un punto fijo al horizonte”, dijo. Agregó que este no existe ni para jóvenes y adultos/as si no entendemos cómo fue nuestro pasado.
Falta de calidad en la educación, partidización que fomenta el fanatismo y la intolerancia, fueron algunas de las problemáticas que señaló María Teresa referente al sistema educativo del país. También mencionó nuevas formas de explotación desde políticas neoliberales donde mujeres y hombres jóvenes son mayormente afectados desde la expansión de los Call Center y las maquilas.
Esta matriz productiva se ha sostenido desde los años de la dictadura somocista, prevaleciendo la mano de obra barata y la explotación irracional de los recursos naturales, planteó María Teresa. Asimismo, colocó como otro de los grandes desafíos la migración forzada ante la pobreza y falta de oportunidades en el país.
“La falta de democracia hace que los políticos corruptos nos dejen un país despojado”, indicó. Por ello propuso que como jóvenes tenemos que tomar en serio lo que está pasando en nuestros territorios, en el país “necesitamos pensamiento crítico para no creernos discursos manipuladores”, precisó.
Para finalizar, mencionó que debemos estar conscientes de la necesidad de cuestionar este sistema, alimentar nuestra capacidad de reacción y protesta, ser solidarios/as de verdad en la vida cotidiana y evitar no volver a los tiempos de la colonia donde mujeres y hombres éramos vistos como seres deshumanizados.
Desafíos de las/os jóvenes
Llevamos a cabo un panel sobre desafíos de las y los jóvenes afrodescendientes, indígenas y del pacífico.
Jennifer Brown de Bluefields, partió de una mirada en el “Contexto étnico – racial desde la realidad de la Costa Caribe”. Colocó el énfasis en las desigualdades étnicas que se evidencian en la educación, atención de salud, acceso a los recursos naturales y acceso a la justicia.
Habló de un racismo estructural. Afirmó que de cada 100 hombres y mujeres presos/as, 85 son negros/as. También indicó que en las universidades hay más presencia de personas mestizas y una minoría de personas negras e indígenas. Atribuye como causas, la falta de políticas públicas que combatan la desigualdad y el racismo.
También mencionó otros problemas, como: la educación monolingüe y no bilingüe, la falta de empleo y como consecuencia la migración forzada. La invisibilización desde el Estado de estas desigualdades para Jennifer constituye una violación a los derechos de los pueblos y una manifestación de racismo “nos esconden nuestra historia y nos imponen otras”, expuso.
Por su parte, Heydi Gómez Rivera, indígena de Mozonte, platicó sobre la “Situación de las y los jóvenes indígenas del Centro – Norte del país”. Manifestó una conexión con los problemas de la Costa Caribe, y como principales problemáticas refirió la necesidad de diversificación la educación técnica y el acceso a la educación superior.
Enunció que la mayoría de jóvenes no se identifican como indígenas por miedo al estigma, por lo que considera indispensable la promoción de un sentimiento de identidad. Otras preocupaciones que colocó Heydi fueron: las violaciones y la maternidad forzada a niñas y adolescentes de 11, 12 y 13 años.
Lamentó las brechas de género en cuanto a la distribución de la tierra, donde las mujeres jóvenes no tienen acceso en igualdad de condiciones que los hombres; asimismo exhorta a que sean reconocidos como pueblos no solo mediante discursos y documentos sino también de hecho.
Ana Lucía Guerrero por su parte, y como activista mestiza y del pacífico, compartió su ponencia “Realidades de jóvenes del pacífico – urbano nicaragüense”. Ella reflexionó sobre la normalización de las violencias que el sistema genera.
Apuntó que ser joven y ser mujer pesa mucho en la sociedad, puesto que en los delitos de abuso sexual, violaciones y femicidios, son mujeres menores de 30 años las principales víctimas y que desde el Estado no hay acción y más bien, existe complicidad con la violencia machista y sus perpetradores.
Opina que como jóvenes tenemos capacidad para romper con los estigmas y estereotipos e insta a no dejar pasar los problemas sin encontrar una solución.
Iniciamos la reflexión colectiva…
A partir del viernes por la tarde y sábado por la mañana y la tarde, se realizaron talleres simultáneos previendo la participación de todos y todas las jóvenes. Los temas fueron:
- Imaginarios sociales y fundamentalismos religiosos, facilitado por Fressia Reyes, Dolly Mora y María Teresa Blandón.
- Imaginarios sociales, medios de comunicación y redes sociales, facilitado por Heydi Gómez, Rosi Castillo y Franklin Hooker.
- Nuevas formas de activismo para la defensa de DSYDR y la prevención de la violencia machista, facilitado por Ana Lucía Guerrero, Tania Irías y Jennifer Brown.
- Autodefensa feminista para defendernos de la violencia machista, facilitado por Judit Abarca (solo para mujeres).
Estos temas priorizados se abordaron desde un enfoque de interseccionalidad, lo que permitió articular la crítica contra el sexismo, el machismo, el racismo y la homolesbotransfobia.
Para cerrar la primera noche del encuentro, el grupo de teatro Las Hijas del Maíz presentaron la obra: «Enamoradas y heridas… ¡pero nunca jodidas!». Mariquitas brincadoras que se cuestionan la necesidad del matrimonio, capullos que atosigan hasta la muerte en nombre del amor. Cupido y el Corazón y otros personajes, nos invitan a reflexionar alrededor de las ideas distorsionadas sobre el amor. Son las propias historias de Las Hijas del Maíz, pero también son las de muchas más personas, porque nadie está exenta de las ideas amorosas.
El sábado después de un día intenso de talleres, cerramos con una fiesta que disfrutamos todas y todos.
Deseos y compromisos para ir cerrando…
“Deseos y compromisos por una ciudadanía a favor de los derechos sexuales, derechos reproductivos y contra la violencia machista”, fue el nombre que dimos a la evaluación del encuentro el tercer día.
En grupos se propuso que reflexionaran alrededor de las siguientes preguntas: ¿Qué quiero dejar atrás?, ¿Qué deseo para mí?, ¿Qué deseo para mi familia?, ¿Qué deseo para mi país?; una vez respondidas se colocaban en tarjetas y en papelógrafos agrupados por pregunta.
Una vez completado este ejercicio, realizamos la dinámica “El permiso Sagrado”, un juego para reflexionar sobre los tabúes, las trabas, los diversos conflictos que bloquean nuestra capacidad de disfrutar de nuestro cuerpo y por ende del cuerpo de los otros/as. Concluimos este ejercicio, colocándonos en posición horizontal en el suelo, tratando de estar cerca unos con otros y con otras, con los ojos cerrados, mientras escuchábamos el siguiente texto de Marcela Lagarde:
Este es mi cuerpo y en él siento,
en él pienso, en él estoy.
Este es mi cuerpo y mi casa,
mi única morada,
mi espacio entrañable,
territorio para mi descubrimiento.
Mi cuerpo es mi deseo,
y mi abrazo, mi caricia, mi mirada,
mi duda y mi osadía.
Mi cuerpo son mis afectos,
mis intuiciones y mis saberes,
mi cuerpo es mi lenguaje,
mi signo, mi gemido,y mi remanso.
Mi cuerpo es mi risa y mi susurro,
mi silencio,
mi cuerpo es música y palabra,
es lágrima y guiño.
Mi cuerpo es mi andar y mi camino,
es pócima, canto, conjuro y hechizo.
Mi cuerpo es mi tierra y mi última morada.
Mi cuerpo es para mí,
para gozar y vivir en el mundo,
para hallar otros cuerpos y otras vidas y
conmoverme.
Para dejar mi huella y transitar.
Mi cuerpo es el goce, el vértigo, el misterio,
el contacto, el temblor, el latido.
Mi cuerpo es efímero y delicado,
es fuerte, doliente y gozoso Mi cuerpo es
misterio y sabiduría,
es atrevimiento y asombro.
Mi cuerpo es calor y poros y
oquedades,
mi cuerpo es piel y vello, y texturas,
humedades y horizonte.
Mi cuerpo conjura temores,
es sensible y me estremece.
Mi cuerpo irradia, invita, convoca,
encuentra.
Mi cuerpo es mío y lo amo.
Yo soy mi cuerpo y me amo.
Yo siento, yazgo, ando y gozo.
Con la idea de resaltar el reconocimiento de nuestros cuerpos como primer territorio de ciudadanía, hicimos un ejercicio en el que las y los jóvenes interactuaron en parejas haciéndole un ritual a distintas partes del cuerpo. Luego se organizaron en grupo, según las coincidencias de estas partes y construyeron una poesía y un movimiento.
Al finalizar las presentaciones grupales se completó el cuerpo con la representación del corazón, a partir de una persona todas y todos nos fuimos abrazando uno/a por una/o hasta formar un solo cuerpo de abrazos manifestando la búsqueda del activismo cuerpo a cuerpo que evoca el feminismo “el corazón es el trabajo colectivo”, como lo dijo una de las jóvenes en la posterior plenaria. Mientras permanecíamos en un solo abrazo, fuimos leyendo todas las respuestas que escribieron en las tarjetas, para así vincular cuerpo-activismo-colectividad-feminismo. Entre las reflexiones que colocaron las y los participantes fueron:
¿Qué quiero dejar atrás? El amor romántico, el miedo de las mujeres a abrirnos a nuevos conocimientos, las amenazas fundamentalistas, a qué me condenen por pensar diferente, la fuerza machista, dejar el miedo a expresarme en libertad, el individualismo, no imponer mi posición como hombre, la desinformación, el silencio, normas que impiden el crecimiento, el miedo a disfrutar mi sexualidad, la intolerancia hacia personas LGBTI, el miedo al contacto con otras personas, el miedo a ser juzgado, dejar de compartir contenido machista en las redes sociales.
¿Qué deseo para mí? Estar tranquila, respeto, desaprender, independencia de tomar decisiones, trabajarme la culpa, tener planes sin prejuicios, tener seguridad, que me incluyan en los espacios públicos y privados, creer en mí, sanarme, no dejar de soñar, tener mi propia voz, no sentirme violentada, que me acepten, ser constante, aplicar lo aprendido, dejar ir el miedo al fracaso, perder mi virginidad, no sentir ansiedad, acompañar a quienes viven violencia.
¿Qué deseo para mi familia? Educación sexual, Una familia libre de prejuicios, alegría, dejar de ver contenido mediáticos violentos, educar niñas fuertes, que no fomenten la moral sexual en la vida de las niñas y que dejen de criar hombres machistas y violentos, quiero una mamá más fuerte, que respeten mis decisiones, libertad de pensamiento y credo, menos censura y culpa, que participen en espacios de reflexión y concientización, una familia dispuesta al cambio.
¿Qué deseo para mí país? Jóvenes organizados con pensamiento crítico y tomando decisiones, igualdad de derechos para mujeres y hombres, acabar con el gobierno ladrón, un Estado garante de derechos, educación inclusiva y de calidad, oportunidades para el desarrollo integral de las y los jóvenes, aborto seguro y legal, acabar con la violencia de género, no más migración forzosa, más pensamiento crítico, un país más seguro para las mujeres, más respeto y colaboración entre personas jóvenes y adultas, empleo con dignidad, un país libre de narcotráfico, sacar a la Iglesia de la toma de decisiones públicas, que tengamos pedagogías libertarias, que se respete la vida y la naturaleza.
Plenaria de cierre: ¡Buen viaje y nos encontramos pronto!
“Somos chavalada con sueños para un país mejor”, comentó una de las participantes en un círculo de la palabra.
Ulma Esquivel de la organización de Personas con Discapacidad por un Futuro Sin Barreras dijo “he participado en muchos espacios pero este ha sido una experiencia nueva porque no había tocado estos temas. Yo me sentí bien porque no me excluyeron. Se trata de ir construyendo y de deconstruir desde nuestras propias familias. No nos asustemos que una persona con discapacidad viva su sexualidad. Me llevo el compromiso de no rendirme, seguir en la lucha”.
Las y los demás jóvenes hicieron referencia al disfrute del placer y también las resistencias en el camino, reconocieron el aprendizaje durante los talleres, lo importante de la diversidad de cuerpos, lo fundamental que es el trabajo colectivo y el fortalecimiento de un pensamiento crítico.
María Teresa para cerrar, recalcó que este encuentro pensado desde el feminismo, constituye una oportunidad valiosa para el diálogo intergeneracional desde enfoques que puedan dar cuenta de la diversidad de cuerpos y pluralidad de voces que reclaman reconocimiento e inclusión.
El Programa Feminista La Corriente agradece los aportes de todas y todos para que este encuentro fuera un espacio placentero, de generación de conocimiento, de reflexión y análisis, de trabajo colectivo. Una vez más nos quedamos con la sensación de haber logrado un encuentro entrañable intergeneracional y de lo más diverso posible.
Con certeza nos encontraremos dentro de dos años con nuevos rostros, nos reencontraremos con quienes hemos coincidido en múltiples espacios, con la misma emoción que nos juntó en este 2017.
Video memoria IV Encuentro nacional feministas entre jóvenes
«Feministas por la libertad de nuestros cuerpos»