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13/02/2019

Las noticias diarias nos devuelven la imagen de un país atrapado por la violencia, pero no solo la que proviene del Estado sino la que ejercen hombres comunes, colocándonos es una grave situación de inseguridad similar a la que viven países como Honduras y el Salvador.

Mujeres asesinadas por hombres violentos, niñas desaparecidas, jóvenes víctimas de  violación o de intento de secuestro, se han multiplicado durante los últimos meses así como, el número de hombres que aparecen asesinados sin que los asesinos sean capturados. Jóvenes que huyen de la represión, mucha gente que calla por miedo a las represalias, indignación contenida frente a todos los atropellos  que cada día cometen los hombres armados, que ahora sabemos son en su mayoría policías encubiertos.

Este es un segmento del Programa Feminista La Corriente, se compartirá con la audiencia de Radio Corporación.
Se transmite Lunes, Miércoles y Viernes a las 7:10 de la mañana con retransmisión en el Noticiero 10 en punto a las 10 de la noche

06/02/2019

A pesar de que el régimen OrtegaMurillo ha dado muestras contundentes de no querer dialogar con nadie y  por el contrario insiste en su política represiva. Muchas voces desde dentro de Nicaragua, intentan lograr el restablecimiento del diálogo, no ya para empujar una agenda de cambios institucionales necesarios para construir un país medianamente democrático, sino para negociar el adelanto de las elecciones y los imprescindibles cambios que deben ocurrir en el sistema electoral a fin de asegurar el respeto al voto de las mayorías.

Este es un segmento del Programa Feminista La Corriente, se compartirá con la audiencia de Radio Corporación.
Se transmite Lunes, Miércoles y Viernes a las 7:10 de la mañana con retransmisión en el Noticiero 10 en punto a las 10 de la noche.

PODER PARA NOSOTRAS

En Nicaragua, el reconocimiento del derecho de las mujeres a votar fue aprobado el 20 de abril de 1955, siendo ejercido por primera vez el 3 de febrero de 1957. A pesar de los temores de la dictadura de Somoza García, las sufragistas nicaragüenses lograron persuadir la importancia y los probables beneficios que el voto femenino tendría para ampliar la base de apoyo a su gobierno.

A lo largo de siete décadas las mujeres nicaragüenses han participado en los procesos electorales realizados en el país, si bien en la mayoría de los casos no existieron plataformas políticas que colocaran las demandas de las mujeres en el centro de la preocupación de los partidos políticos.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Lea Guido y Jessica Martínez sobre los dilemas que enfrentan las mujeres en el contexto de una cultura política machista, en donde predominan los intereses masculinos.

La democracia desde nuestra historia

Desde la mirada de Lea Guido es importante replantearnos qué significa la democracia y la ciudadanía desde nuestra historia porque esto permitirá “sacar lecciones” desde nuestros recorridos ya que “tenemos una historia de elecciones, experiencias duras, el derrocamiento de la dictadura es una búsqueda de la democracia”, comentó Lea.

Lea señala que democracia y ciudadanía son procesos sociales “tienen su historia que no se ha construido en la urnas, sino en las luchas sociales”, no obstante, para ella, esta democracia ha sido limitada porque esa la libertad e igualdad que se presupone, se manifiesta en una situación de desventaja, y Nicaragua no ha sido la excepción.

Jessica Martínez Cruz

Jessica Martínez Cruz

Para Jessica Martínez también es urgente resignificar qué entendemos por democracia y por ciudadanía en estos contextos, porque sobre todo en nuestro país, estos conceptos se vinculan únicamente a procesos electorales y partidos políticos, ella sostiene que “la democracia es un instrumento utilizado para construir la sociedad que queremos” y por tanto, es fundamental ampliar la mirada.

Jessica añade que desde la ilustración hasta el día de hoy existe un cuestionamiento a la exclusión de las mujeres en los modelos hegemónicos de democracia que impide el goce pleno de derechos humanos en relación con los hombres.

La democracia que necesita Nicaragua

La democracia es libertad e igualdad para todas y todos, puntualiza Lea Guido, y en ese marco, fundamenta que la democracia que nuestro país necesita debe ser esperanzadora, deben respetarse las nuevas identidades politizadas para dar paso a “una Nicaragua más viable, más justa”.

Lea Patricia Guido

Lea Patricia Guido

Lea argumenta que para que pueda existir institucionalidad en una sociedad democrática deben existir garantías de libertad de expresión y libre movilización, una economía donde no haya ausencia de derechos humanos elementales, donde el sector privado tenga una idea de modernizar el país distante de la explotación de recursos.

Jessica Martínez opina que “los partidos políticos tienen muy poco que decir a la ciudadanía”, por ello es importante que desde las distintas expresiones de los movimientos sociales y feministas se acompañen las luchas comunitarias que son diversas.

 

La democracia puede ser entendida en la actualidad como un conjunto de valores, actitudes, normas y creencias más o menos generalizadas, en torno a fenómenos que se consideran de orden público, incluyendo a las instituciones, prácticas políticas, grupos legitimados, normas que establecen los derechos y deberes de la ciudadanía, entre otros.

La democracia va más allá de los sistemas de gobierno, antes bien nos incluye y responsabiliza a todos los individuos y grupos que formamos parte de la sociedad. Nos hace responsables por la calidad de las relaciones interpersonales y por la calidad de la interacción entre las instituciones públicas, el Estado, el mercado y la ciudadanía.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Martha Yllescas Altamirano, economista, feminista, experta en políticas públicas, con Martha abordamos el estado de la democracia en Nicaragua y el lugar que ocupan las mujeres.

Críticas feministas a la democracia liberal

La democracia liberal ha sido enfáticamente cuestionada por el feminismo por excluir a las mujeres de los procesos políticos que suponían transformaciones sociales. Martha señaló que ésta democracia occidental puede ser entendida como un sistema donde las mujeres no fueron tomadas en cuenta.

Martha sostiene que la democracia liberal es una democracia blanca, formal, nominal, que se ubica en el espacio público y que tiene límites que se fundamentan en la representación. Nuestra invitada sostiene que dentro de ese modelo hegemónico de democracia, fue una “batalla monumental” conquistar el derecho al voto para las mujeres.

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Martha Yllescas Altamirano

Hacia una democracia feminista

Martha explicó que el primer tema que las feministas pusieron en debate fue el de la ciudadanía integral, es decir, dentro y fuera del espacio público. Una mirada que la democracia liberal no incluía.

Una democracia real debe invocar a grupos excluidos en igualdad de oportunidades “debe reconocer que todas las personas tienen derechos y que estos evolucionan (…) no puede haber democracia si las mujeres no están ahí, si los demás grupos tampoco (…) debe ser igualitaria, debe haber más justicia social”, mencionó.

La democracia en Nicaragua

Martha sostiene que los cambios en la cultura política nicaragüense en cuanto a la participación de las mujeres en el espacio público, se quedan en lo numérico. Enuncia que a pesar de los cambios en los imaginarios sociales respecto a las mujeres ejerciendo cargos públicos, aún hace falta mucho para que sean reconocidas como sujetas autónomas, porque son vistas como “mujeres que ayudan a los hombres”, lo que está fundamentado en prejuicios sexistas.

Sobre la retórica de “el pueblo presidente”, nuestra invitada comenta que esta afirmación “implicaría que la gente tenga mecanismos de expresar sus molestias”, y que no se trata de aplaudir a quien gobierna.

Piensa que es necesario que las personas estudien la constitución “es una obligación de todo el mundo”, para que la ciudadanía cambie la lógica de un Estado que funciona como una finca donde manda el presidente.

Martha apunta como desafíos en la democracia “hacer trabajo con la gente y que la gente tenga conciencia”, no limitar la participación al sufragio y perder el miedo a opinar libremente.