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LA REVOLUCIÓN ES UNA OBRA DE LAS MUJERES 

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas platicamos con Gloria Carrión quien junto a Lea Guido fundaron la Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional conocida por sus siglas como AMPRONAC. Asimismo, Gloria participó en sus inicios, de la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda Espinoza, AMNLAE.

Dedicamos este programa a hablar de la participación de las mujeres en la lucha contra la dictadura somocista y la construcción de la revolución desde una nueva narrativa que conjuga justicia social y emancipación de las mujeres.

“Todo era activismo puro”

Gloria Carrión relata que AMPRONAC fue una iniciativa de una de las tendencias del FSLN planteada a dos mujeres militantes, preocupadas por la desaparición de campesinos y la situación de presos políticos, creándose así en este espacio un comité de madres de reos políticos, que fue tomado con entusiasmo, en un primer momento, por parte de las mujeres de la denominada “pequeña burguesía”, comenta Gloria.

Nuestra invitada reconoce a AMPRONAC como un “único y verdadero movimiento autónomo que existió en el tiempo del derrocamiento de la dictadura somocista, era un movimiento amplio en defensa de los derechos civiles y políticos”. Se logró llegar a los barrios y a otros departamentos además de Managua; se involucraron mujeres de la pequeña burguesía, mujeres urbanas, del campo, intelectuales y profesionales “llegó a reunir a mujeres de distintas tendencias (…) y a generar una movilización masiva de mujeres” dijo Gloria.

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Gloria enfatiza que desde AMPRONAC se realizó una lucha feminista, aunque en ese tiempo no lo nombraban de tal forma. Reconoce que la participación de las mujeres en los procesos políticos “causaba una revolución interna” que fue creando cambios en el hogar, relaciones de pareja, contribuyó al empoderamiento en “un camino trastocado por la preponderancia de un poder político”, resalta Carrión.

Los resultados fueron más amplios de los esperados según nos narró Gloria, quien destacó la difusión de la campaña “Derecho que no se defiende es derecho que se pierde” con publicaciones periódicas en La Prensa.

Luego del triunfo de la revolución

Carrión narró que con el triunfo del FSLN este partido pasa a tener poder superior sobre todo. En este momento las lideresas de AMPRONAC son movilizadas a distintos departamentos con otras tareas políticas.

AMPRONAC pasa a llamarse AMNLAE por órdenes del partido. El mandato decía “no puede haber organización de las mujeres porque eso divide a la clase obrera”.

Gloria, que ya en este momento formaba parte de AMNLAE, es destituida luego que una investigación de la que nunca fue avisada, que determinó que violentaba las órdenes del FSLN por apostarle a la celebración de una Asamblea de Mujeres donde se diera seguimiento a las preocupaciones identificadas mientras participaban en AMPRONAC.

Antes de terminar esta edición, le solicitamos a nuestra invitada que, en aras de recuperar la genealogía de las mujeres que participaron y fueron parte de la Revolución, mencionara a aquellas que se involucraron activamente en este proyecto revolucionario, y así mencionó a: Leonor Argüello, Tere Cardenal, Carmen Brenes, Lila Portas, Nora Astorga.

LA REVOLUCIÓN ES FEMINISTA

En Cuerpos Sin-Vergüenzas continuamos nuestro especial del mes de marzo, reconstruyendo hitos de la consolidación del movimiento de mujeres y feminista de Nicaragua.

En esta ocasión homenajeamos el legado de Silvia Carrasco a través de una de sus entrañables amigas, Alina Guerrero, quien compartió sobre el tema que más ocupó a Silvia: la violencia hacia las mujeres.

En cabina nos acompañó Lola Ocón Núñez, feminista de larga trayectoria en el país, quien nos relató momentos claves de la organización autónoma de los movimientos de mujeres y feministas, así como los momentos de crisis.

La revolución nos dejó una impronta feminista

Lola reconoce como la primera ola del feminismo en Nicaragua a las sufragistas que integraron la alianza liberal por el derecho al voto y a la segunda ola la ubica con el proyecto de la revolución, donde las mujeres se organizaron en diversos espacios como AMPRONAC y AMNLAE.

Cuenta que la revolución dejó una “impronta feminista”, marcada por la guerra y el dolor. Lola describe que desde estos movimientos de mujeres comenzaron a cuestionar la neutralidad e injusticias de género en la revolución y también destaca que la llegada al país de feministas de otras naciones aportó mucho a la noción de autonomía, mencionando que “ser feminista traspasa fronteras”.

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Qué significó la derrota del FSLN para nosotras

Lola detalla que la derrota del proyecto revolucionario “nos hizo tomar la lucha de otra manera”. En este período la cooperación internacional destina recursos para apoyar diversos centros de mujeres que desde la investigación, acompañamiento a mujeres víctimas de violencia, abordaje de derechos sexuales y reproductivos, contribuyeron a la consolidación de la agenda feminista en Nicaragua.

Puntea que encontrarnos después de la derrota del FSLN significó “encontrarnos para hablar desde el gozo y la esperanza, era ver la Revolución en nuestras propias vidas, en otras dimensiones”, recalcando luchas como el transgredir las normas, la no violencia y cuestionar maternidad obligatoria.

Señala que hubo oportunidades de proyección a nivel internacional como la Conferencia Mundial en Viena en 1993 donde se reivindicó que los derechos de las mujeres también son derechos humanos y que les dejó articulaciones regionales para nutrir estrategias de trabajo.

Las crisis contribuyeron a crecer

Lola comenta que en el año 2000 comienzan años de crisis. Agencias de cooperación internacional destinan menos presupuestos para el trabajo con mujeres en Nicaragua. En esta época subraya que incursionan en otros feminismos, más allá del urbano, profesional, adulto y se abre el debate en torno al feminismo negro, joven, diverso, a profundizar en otras opresiones, fortalecer alianzas entre mujeres.

Hoy las circunstancias son más difíciles”, comenta Lola. Expone que el neoliberalismo, la expansión de transnacionales, el extractivismo, fundamentalismos religiosos, colocan a las mujeres en situaciones más vulnerables de violación a sus derechos humanos. Insta a retomar el estudio desde el análisis dialéctico feminista, encontrar respuestas desde la espiritualidad feminista para “poder vernos desde otras aristas con otras personas”.

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En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hacemos una apuesta por la construcción de la memoria histórica de los caminos del feminismo en Nicaragua.

También homenajeamos a feministas que se han despedido de nosotras y que nos han dejado un legado en la construcción del movimiento de mujeres y feministas de nuestro país. Desde el relato de Olga María Espinoza, miembra y fundadora del Comité de Mujeres Rurales, podemos escuchar de los aportes de Cristina Rodríguez, lideresa comunitaria sindical y feminista.

En cabina nos acompañó Klemen Altamarino, quien conversó con nosotras sobre las motivaciones que llevaron a las mujeres en los años 80’s a organizarse para cuestionar los poderes patriarcales, demandar derechos humanos de las mujeres y reconocerse como feministas.

Las mujeres en la revolución sandinista

Klemen expresa que los años de la revolución sandinista las mujeres que se pronunciaban en defensa de derechos de las mujeres, eran catalogadas de hacer “diversionismo ideológico”, es decir, “estábamos hablando de cosas que no eran importantes”, detalla.

Relata que en ese momento las mujeres no tenían una definición de movimiento, sino que era “un juntar de voluntades”. Destaca que la conformación de las Casas de la Mujer AMLAE, fueron un espacio para hacer un reclamo de autonomía y además de capacitación para fortalecer discursos.

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La derrota del FSLN

Con la pérdida del poder del FSLN, Klemen comenta que surge la reflexión en las mujeres sobre qué tanto podía beneficiar estar en lo político partidario y qué tanto les beneficiaba trabajar desde las redes de mujeres distantes de un proyecto revolucionario que no les dio espacio a las mujeres.

Señala que en la década de los 90’s es posible el Primer Encuentro Nacional entre Mujeres llamado “Unidas en la diversidad”, donde se crearon comisiones de trabajo sobre violencia, sexualidad, educación, entre otros temas, asimismo el primer Comité Nacional Feminista.

Desafíos en los caminos del feminismo

Altamirano enuncia que la lucha de las mujeres y feministas sigue siendo lograr una autonomía real, juntar voluntades, enfrentar rupturas y tensiones dentro del movimiento feminista, establecer puentes entre feministas adultas y feministas jóvenes así como la diversificación de los cuerpos.

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SEGUIMOS CONSTRUYENDO UN MOVIMIENTO DIGNO EN NUESTRO PAÍS

En Cuerpos Sin Vergüenzas llegamos a la última entrega especial del mes de Julio, donde nos dispusimos a rescatar la memoria histórica del papel de las mujeres en el proyecto revolucionario. Escuchamos las historias de AMPRONAC, AMNLAE y las Secretarías de la Mujer en los sindicatos y gremios de profesionales.

Para cerrar con este especial de mujeres y revolución, conversamos sobre la emergencia de un movimiento autoconvocado y autónomo construido en tiempos de transición. Platicamos en cabina con dos feministas que participaron activamente en este proceso de declaración de autonomía de las mujeres en la década de los noventa, María Teresa Blandón y Luz Marina Torres indagando ¿Cómo nació este movimiento? ¿Cuáles fueron sus luchas? ¿Qué legado le deja a las nuevas generaciones?

La palabra autonomía molestaba al FSLN

Luz Marina manifiesta que hubo un sinnúmero de trampas y manipulaciones de parte de las estructuras del FSLN para que el movimiento de mujeres tuviera autonomía. Para el partido gobernante en la última década de los 80, la palabra “autonomía” le parecía lo más desastroso, y les cuestionaban “¿Por qué quieren autonomía? ¿Quieren anarquismo, quieren ser libres?”.

María Teresa comparte que muchas mujeres fueron catalogadas como militantes indisciplinadas por tomar distancia de las órdenes del FSLN con los grupos de mujeres organizadas que estaban construyendo su propia agenda en respuesta a los problemas que ellas mismas venían identificando, lo que generó fuertes tensiones.

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Manipulaciones históricas

María Teresa señala que las incomodidades de las mujeres eran un síntoma que venía propagándose a lo interno del FSLN y que en 1987se elaboró una proclama que recopilaba demandas de las mujeres en diversos temas, pero que ésta pasó por la censura de la dirección nacional con modificaciones de “una retórica revolucionaria propia de la época, muy parecida a la actual, que no nos dejó contentas”, expresa. Esto fue un indicio para replantearse seguir en un proyecto que oprimía las voces de las mujeres.

Así, el 8 de marzo de 1988 se desarrolló el “Encuentro Nacional de las Mujeres de las Fuerzas Fundamentales de la Revolución”, en el que, nos recuerda  María Teresa participaron más de mil mujeres. Varios de los señalamientos para deslegitimar esta acción de movilización social y comunitaria de las mujeres era que estaban reunidas “mujeres burguesas que no entendían las demandas de las mujeres obreras”, dijo.

En este año se empezaban a levantar mujeres denunciando abusos de poder de toda índole, las estructuras del FSLN decían que temas como el aborto no eran importantes porque “las mujeres no podíamos estar reclamando por el aborto porque debíamos seguir dando hijos combatientes a la patria y reponer los que habían muerto”, refiere María Teresa.

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Luz Marina y María Teresa conversan que en 1991 se desarrolló el Festival de las 52%, lo que significó una explosión: “la explosión de encontrarnos todas las que andábamos en las cacatumbas”, comenta María Teresa.

Mientras se hacía este encuentro, en la Radio Ya se decía que estaban reunidas mujeres “prostitutas”, “lesbianas”, “que querían acabar con la familia”, por lo que un grupo de mujeres se organizaron y tomaron las instalaciones de esta radio y denunciaron por una hora al aire, los atropellos discursivos que esta emisora estaba cometiendo contra los derechos de las mujeres.

En 1992, se realizó el encuentro “Unidad en la diversidad” en el Olof Palme donde asistieron 834 mujeres de diversidad de procedencias, “ahí nacieron enfoques para tratar los temas de violencia, aborto, maternidad, derecho a decidir”, comenta Luz Marina. Y es así que al año siguiente surge el primer el primer encuentro feminista y la primera red denominada feminista.

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Legado político

Luz María y María Teresa destacan que el legado de esta década, es  la diversidad de colectivos de mujeres que nacieron, espacios que fueron enriqueciéndose teórica y reflexivamente con la propuesta feminista.

Refieren que hay un legado político de enorme valor, donde se articularon esfuerzos para construir una nueva sociedad más justa, igualitaria, aprendiendo a reconocer otras opresiones, y se constituyó un movimiento de mujeres críticas, valientes para desafiar al poder.

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¿QUÉ NOS DEJÓ LA REVOLUCIÓN A LAS Han pasado 35 años del triunfo de la revolución popular sandinista que derrocó a una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, la dictadura somocista. En esta edición de cuerpos sin-vergüenzas recordamos a las mujeres que participaron de esta lucha, unas con nombres reconocidos, otras invisibilizadas, que estuvieron activamente en la lucha armada, en el proyecto revolucionario, que nos heredó una historia que 35 años después sigue estando presente en nuestra memoria y que nos lleva a preguntarnos ¿Qué nos dejó la revolución a las mujeres?

Para platicar sobre este tema invitamos a Silvia Tórrez, quien estuvo involucrada en organización política de la lucha sandinista, así como Leticia Herrera, una reconocida guerrillera, también conocida como la conmandante Miriam.

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Labor organizativa y de comunicación

Silvia Tórrez dice sentirse realizada por su participación en el proyecto revolucionario «Nosotros y nosotras fuimos una generación de jóvenes que cambiamos la historia».

Ella se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1973 reclutada luego de la muerte de Ricardo Morales Aviles, aunque desde 1969 ya venía partipando con movimientos estudiantiles y  cristianos. En su rol de organización política, se involucró en diversas acciones de dispensarios médicos en los barrios de León con estudiantes de medicina, reclutamiento de guerrilla y de alfabetización, apoyo en la recuperación de tierra de pueblos indígeneas en Suteaba que la burguesía leonesa les había robado. Y en su función de comunicación fue «correo» de altos dirigentes del FSLN.

Silvia cuenta que muchas de las mujeres que se estaban integrando al FSLN asumían la función de ser «manto», esto era una estrategia para proteger la clandestinidad de la organización política militar, mediante casas que ofrecían servicios de costura u otros oficios asignados a las mujeres, lo que permitía la libre movilización y reunión entre integrantes del frente en ese momento.

DSC_0144«Me tocó entrar al frente en un momento que se estaba dando un cambio histórico (…) estaban entrando algunas ideas de la liberación femenina, yo entré con un montón de mujeres, ya eramos jefas, a mí siempre me tocó ser jefas de hombres (…) entran guerrilleras como Mónica Baltodano, Dora María, ya era una manera de militancia diferente, haciendo micro resistencia en cuanto a los roles de género», nos cuenta Silvia.

Relato de una mujer guerrillera

La comandante Miriam, como se le conocía en tiempos de guerra, es hoy la directora de la Dirección Alternativa de Resolución de Conflictos. Reconocida por su nombre real, Leticia Herrera, fue una de las guerrilleras más jóvenes en la lucha armada contra la dictadura somocista y durante el proyecto revolucionario.

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Foto tomada de la portada del libro: Guerrillera, mujer y comandante de la Revolución Sandinista.

Ella relata que su familia era opositora a la dictadura de Somoza, por lo que desde muy pequeña estuvo involucrada en un ambiente de manifestaciones contra las injusticias, las desigualdades y atropellos evidentes. En 1956 su familia se exilia en Costa Rica porque su padre era perseguido político, y en el país vecino se involucra a los movimientos estudiantiles de izquierda, lo que posteriormente la lleva a formar parte de las filas del FSLN

Al instalarse el nuevo gobierno y la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional en 1979, la comandante Miriam estuvo en la clandestinidad durante diez años en la guerrilla urbana y durante un año en la rural, “no era solo una lucha contra los aparatos de la dictadura, sino por la participación activa de las mujeres en los procesos de la revolución” comenta.

Una de sus acciones más determinantes fue organizar el ejérctito en el occidente del país. Luego pasó a ser coordinadora general de los comités de defensa sandinista que fue un cargo muy importante porque le permitió proximidad con comarcas, comunidades, municipios para desarrollar brigadas de salud, alfabetización, vigilancia revolucionaria.

En 1984, en las primeras elecciones, fue electa diputada y reelecta durante el período de doña Violeta Chamorro. Leticia reconoce que hay muchas otras mujeres cuya labor no es reconocida, están en el animato, pero que jugaron un papel muy importante en el derrocamiento de la dictadura y en las acciones del proyecto revolucionario.

«La mujer es determinante en los procesos de liberación, la mujer ha sabido decir presente y hacerle frente a lo que se le presenta. En la lucha de la dictadura las mujeres jugamos un papel fundamental para combatir a Somoza a pesar de que en el mismo FSLN no eramos reconocidas como guerilleras», explica.

Marchismo versus protagonismo y reconocimiento de derechos

Silvia comenta que los comportamientos machistas también predominaban dentro de las estructuras del FSLN, «por una lado exigían que fueramos guerrilleras, pero por otro lado que fueras la mujer pura y la mujer buena. Para algunos guerrilleros no podías ser su novia, su novia era la que no era aventada. Se nos exigía que nos comportaramos igual que los hombres pero que fueramos sumisas».

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Foto tomada de: www.memoriasdelaluchasandinista.org

Todo el Estado Mayor, menos dos de León, estaban dirigidos por mujeres como Dora María Téllez, Lourdes Jirón, la comandante Miriam y otras más, igualmente en Managua, junto a otros guerrilleros, estaba Mónica Baltodano.

“La mujer nicaraguense desarrolló una doble lucha. Lucha contra un sistema económico social establecido  y lucha contra la mentalidad porque los hombres del frente no dejan de traer reminiscencias de la formación y la cultura machista” nos cuenta Leticia Herrera.

Pero a pesar de las contradicciones y las resistencias frente a la igualdad y la participación de las mujeres, ambas entrevistadas reconocen que la revolución le dejó a las mujeres » un gran protagonismo, las mujeres salimos de e la casa para la calle a organizar la comunidad, participábamos niñas, madres, hijas, nos ganamos la participación en el espacio publico», comenta Silvia Torres.

Mientras que Leticia reconoce que la principal herencia de este proceso es “la capacidad de reconocer que tiene derechos, eso es indiscutible, que tal vez no hay toda la amplitud de derechos que debe gozar la mujer, pero ya la mujer no puede decir que no sabe y por otro lado le ha abierto opotunidad para empoderarse”.

El hombre nuevo no llegó nunca

«Desde la época revolucionaria estábamos planteando nuestros derechos y estábamos luchando por la igualdad. La revolución se da porque había una enorme diferencia entre los ricos y los pobres», expresa Silvia Torres

Ella reflexiona sobre la promesa del hombre nuevo y el ideal de igualdad que se auguró en aquel momento, un hombre nuevo que no sucedió y una igualdad que no fue real porque “se prestó oído sordo a temas como el aborto, la lucha contra la violencia” dice Silvia.

Tomada de: www.memoriasdelaluchasandinista.org

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«El hombre nuevo no golpea a la mujer, no la viola, no la empuja, no le quita su lugar, no le grita, no hubo tal hombre nuevo durante y después de la revolución (…) pidieron a las lesbianas que se callarán para no dar una mala imagen de la revolución, que debíamos esperar por todos nuestros derechos hasta que el socialismo estuviera completamente construido».

Leticia, con otras palabras, también dedica un mensaje a los hombres y les hace un llamado a reconocer que “la liberación de una sociedad, el cambio de un estado de cosas, eso pasa también por la liberación de la mujer. Así que hombres, estesen claros que no van a ser totalmente libres mientras también no sean libres las mujeres” concluye.

La revolución será feminista o no será

Y finalmente Silvia también hace un llamado a reconocer que la mejor manera de ser revolucionarias es ser feministas.   «Creo que la manera de ser revolucionarias en este momento por parte de las mujeres es ser feministas y ser solidarios por parte de los hombres con el feminismo, porque creo que el feminismo es el movimiento más democratico y humanista que existe en este momento en Nicaragua, concluye Silvia Torres.

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