¿QUÉ NOS DEJÓ LA REVOLUCIÓN ASobre la revolución popular sandinista hay muchas historias que se cuentan. De rebeldía, coraje, luchas, muertes, héroes y mártires. También se plantean diversos debates sobre los aportes que dejó ese proyecto revolucionario a la historia de Nicaragua. Sin embargo hay temas de los cuales no se habla, no están en las páginas de los libros, que no se debaten.
Entre esas historias están las de homosexuales y lesbianas en la revolución. Ellas y ellos tienen vivencias diversas que han compartido poco y que hoy quisimos escuchar en Cuerpos Sin-vergüenzas, y para esto nos acompañaron Magaly Quintana, activista feminista histórica en Nicaragua y Norman Gutiérrez, director del Centro para la Educación y Prevención del Sida (CEPRESI).
Participación activa de homosexuales y lesbianas
Magaly Quintana, al contar sobre su rol en el proyecto sandinista comparte que fue miembra del gobierno estudiantil revolucionario, trabajó muchos años con la tendencia proletaria del FSLN, todo lo relacionado con la propaganda, atendiendo movimientos juveniles y obreros.
Magaly narra que cuando participó en los movimientos estudiantiles en León, promovieron relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, con mucho respeto a las diferencias de todo tipo «no solo cuestionabamos la lucha política sino también la cultura moral existente», afirma Magaly. Formaron casas de refugio para poder debatir sobre estos temas, y fue cuando empezaron a salir a lo público historias de lesbianas y homosexuales.
Por su parte Norman Gutiérrez, comenta que por ser homosexual muchas/os dudan sobre su desempeño como guerrillero en la revolución «cuando lo cuento no lo creen porque siempre asocian que tenía que estar en la cocina del batallón».
Norman cuenta que desde los 13 años sintió motivación de integrarse a este proyecto porque sus hermanas estaban prestando servicio militar patriótico, y ya a sus 16 años, en 1982, es cuando participa activamente en los comité de defensa sandinista con funciones de dirección. A los los 17 años se integra al servicio militar, donde era tirador lanza cuetero y ametralladorista pesado en los frente de guerra, además fue político del batallón por lo que jugaba un papel importante dentro de la estructura.
Las lesbianas de Matagalpa, una amenaza
Para el FSLN, la noticia del reconocimiento público de lesbianas y homosexuales significó un atentado «desde que se va construyendo el frente, hay una posición de represión en las filas de esa organización», señala Magaly, y agrega que durante años previos al triunfo de la revolución, «mandaron a la gente (lesbianas y homosexuales) al psoquiátrico o psicólogos, tenían médicos para atender estos casos».
Las lesbianas de Matagalpa constituyen un caso particupar de discriminación. Magaly relata que cuando triunfa la revolución ella se moviliza a Matagalpa, una zona eminentemente de guerra y era del comité de dirección. De un momento a otro, se agruparon al rededor de 30 lesbianas. Y es cuando comienza la misión por parte del Frente de «desarticular a todas las lesbianas porque eran un peligro espantoso».
«La seguridad del Estado orienta por medio de Lenín Cerna, que hay que destruir núcleos de lesbianas en Matagalpa. Mandan a los hombres más guapos, machos, para hacer un proceso de convencimiento y de conversión. Era un peligro espantoso. El trabajo que tenían era acosar», comenta Magaly.
«A algunas las premiaron y las mandan a vacaciones fuera del país como medio año a la Unión Soviética para que el golpe no fuera tan grande. A otras las mandaron a la zona de guerra, el mensaje estaba claro, a que desparecieran», arguementa Magaly al explicar estrategias de desarticulación, y aunque otras volvieran a agruparse, la historia se repetía.
¿Las lesbianas eran más perseguidas que homosexuales?
Norman Gutiérrez expresa que en su experiencia particular no vivió discriminación en los frente de guerra «quiero señalar que en el servicio militar no había persecusión, habíamos muchos homosexuales, algunos abiertamente otros no».
«Evidentemente había una mejor organización de las mujeres lesbianas y quizás ocupaban cargos muy importantes dentro de las estructuras, o si habían gays, no lo evidenciaban como ellas», explica Norman.
También, cuenta que cuando la diversidad sexual se empieza a constituir como un movimiento social en 1985, y que empieza a calar fuerza en 1989 «hubo orden de la seguridad del Estado para que se desarticulara el movimiento«. A pesar de esta política, fueron articulándose otros grupos y surgieron ONG`s, en esos años, priorizando la lucha contra «la pandemia rosa», el VIH-Sida, en un trabajo coordinado con el MINSA con Dora María Téllez al frente de esta institución.
Néstor Vanegas, persecución, discriminación y placer
Néstor Vanegas es homosexual y estilista de profesión. Él cuenta sobre el temor con el que muchos gays caminaban por las calles, en los buses, en la escuela por el cumplimiento obligatorio del Servicio Militar Patriótico. Una vez que fue reclutado y enviado a su misión militar, comenta que los homosexuales tenían que comportarse muy machos para no quedar en evidencia, porque corrían riesgos de ser violados por todo el batallón o de sufrir baja deshonrosa que implicaba humillación pública por «tener un trastorno de personalidad«.
«La vida militar no la deseo, ni la quiero volver a repetir nunca más en mi vida», sin embargo Nestor también recuerda con cariño las experiencias positivas que vivió en este tiempo, donde hizo buenos amigos y se enamoró; “encontré el amor donde menos lo esperaba, que fue el servicio militar patriótico» nos cuenta.
¿Qué ha cambiado?
Magaly Quintana señala que hay cambios profundos en cuanto a que «hoy podemos ver parejas viviendo sus relaciones de una forma tranquila, el hecho que asuman su relación, que defiendan sus derechos como pareja, que haya un movimiento lésbico y homosexual mucho más grande, apropiado de sus reividicaciones en las calles (…) nosotras no pudimos tener grandes movilizaciones como las del orgullo gay. Hay un cambio profundo».
Norman Gutiérrez también es de la idea que hay en la actualidad escenarios diferentes «En la década de los 80`s las compañeras transgénero no eran visibles (…) en los 90`s surge la crimanilización de la homosexualidad con el artículo 204, fueron 15 años de lucha logrando en el 2007 la despenalización de la homosexualidad dentro del Código Penal Nicaragüense, se incorporan a la vez dos artículos que sancionan la discriminación por orientación sexual».
Norman también reconoce avances en materia de salud, donde la diversidad sexual está incluída en políticas públicas en materia de VIH-Sida y existe una política institucional que sanciona la discriminación por orientación sexual e identidad de género en unidades de salud públicas o privadas.