¡ESTE CUERPO NO SE TOCA, NO SE VIOLA, NO SE MATA!
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de lucha contra la violencia contra las mujeres, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Fátima Millón, activista feminista del Centro de Mujeres ISNIN y Juanita Jiménez, abogada feminista del Movimiento Autónomo de Mujeres, sobre una de las manifestaciones más extremas de violencia contra las mujeres: Los femicidios, que en lo que va del 2015 ha cobrado la vida de 50 mujeres asesinadas con saña.
La muerte de mujeres por razones de odio
La aprobación en el 2012 de la Ley 779, Ley integral contra la violencia hacia las mujeres, fue el resultado del trabajo de más de 30 años de las organizaciones y redes feministas de Nicaragua en la lucha por lograr que la violencia machista saliera del ámbito privado y fuera reconocida como una grave violación a los derechos humanos de las mujeres.
La Ley 779 consiguió tipificar el delito de femicidio, que en palabras de Juanita es la expresión extrema de odio hacía las mujeres que ocurre mediante un ejercicio de poder tanto en el ámbito público como privado, que a como mencionó Fátima, este avance histórico por los derechos de las mujeres constituyó un logro significativo.
Las embestidas a la 779
Juanita enunció que el mensaje social tras cada femicidio es el del sometimiento de los cuerpos de las mujeres. A pesar de la gravedad que constituye el problema de la violencia contra las mujeres en Nicaragua, la Ley 779 sufrió una primera embestida al obligar a las mujeres a mediar con sus agresores a través de reforma aprobada en la Asamblea Nacional.
El siguiente atropello fue el Reglamento a la Ley 779, mediante el Decreto No. 42 – 2014. Fátima opinó que “el reglamento vino a contradecir la 779” porque un reglamento no puede estar sobre el contenido de una Ley.
Juanita manifestó que desde el Movimiento de Autónomo de mujeres han denunciado internacionalmente el retroceso en materia de derechos humanos de las mujeres “el reglamento contradice la Ley y los compromisos internacionales, como el convenio Belém do Pará del que Nicaragua es subscriptora.”, dijo.
Falsear la realidad de las mujeres
Fátima denuncia que desde el Estado la prevención es nula, se carece de campañas educativas, que lo que se promueve es la unidad familiar a costa del aguante de las mujeres y desde las instituciones se sigue experimentando retardación de justicia, lo que para Juanita representa una promoción de la impunidad.
Juanita explicó que detrás de las embestidas a la 779 persiste el interés político de invisibilizar la magnitud de las manifestaciones de la violencia extrema hacia las mujeres, “está el interés en falsear la realidad, no querer reconocer crímenes de mujeres por ser mujeres”, añadió, porque de esta manera no se atenta contra la campaña de mostrar internacionalmente que Nicaragua es el país más seguro de la región.
A ese posicionamiento de Nicaragua como un país seguro, se le atribuye el el hecho que las cifras de femicidios que reporta la Policía Nacional no coincidan con las que registran los observatorios de redes de mujeres y feministas en Nicaragua, agregó Fátima y el resultado es un “continuum de la violencia”, indicó Juanita.
Los desafíos
Fátima señala que es necesario continuar las acciones de trabajo comunitario con mujeres y continuar exigiendo al Estado garantías del derecho a la vida y salud para todas las mujeres. Juanita insta a seguir desarrollando campañas para romper el silencio tanto las mujeres que sufren violencia y la sociedad que calla frente a estos abusos de poder.