Y de repente, las niñas se volvieron poderosas

En esta edición de Cuerpos Sin-vergüenzas platicamos sobre las niñas, en esta nota encontrarán las opiniones de Daysi Ramírez de CODENI y la psicóloga Adriana Trillos, pero si quieren escuchar nuestro reportaje sobre cómo se sienten las niñas, en la voz de algunas que entrevistamos, pueden pulsar a partir del minuto 42 del programa.

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El 11 de octubre se conmemora en todo el mundo el día internacional de la niña, un día declarado por las Naciones Unidas para llamar la atención sobre la situación que viven las niñas en el mundo, que ocurre por las profundas desigualdades sociales y especialmente por las inequidades de género.

Las niñas en todas las culturas tienen mayor riesgo de ser abusadas y explotadas sexualmente que los niños, de no nacer por ser mujeres, tienen mayores posibilidades de abandonar la escuela y son más propensas a ser pobres.

La realidad de las niñas nos demuestra que ellas viven la desigualdad y la discriminación doblemente. Para conversar sobre las situaciones a las que se ven enfrentadas muchas niñas, nos acompañaron en Cuerpos Sin-Vergüenzas  Deisy Ramírez de la Coordinadora de Derechos de la Niñez (CODENI) y la psicóloga Adriana Trillos.

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Roles asignados desde antes de nacer

1Las niñas y los niños son socializados de acuerdo al sexo con el que nacen, esa educación basada en roles diferenciados provoca desigualdades desde las primeras etapas de la vida, de ahí que las niñas tienen una condición más vulnerable que los niños en muchos aspectos. Adriana explicó que esta asignación de roles tiene graves consecuencias en el desarrollo personal de las niñas porque “mucho antes de nacer ya se tiene toda una programación de cuál va a ser la expectativa del comportamiento, de las actitudes y de todo el plan eterno de la vida de esa niña”, dijo la psicóloga.

La cultura a través de distintos espacios y mecanismos de opresión se encarga de colocar a las niñas en un lugar y transmitirles una idea de la feminidad que las marca para toda la vida, “en Nicaragua, partiendo de esa construcción cultural de lo que es una niña una vez que ese cuerpecito nace y que ya viene incluso institucionalizado, con todas las expectativas sociales, desde que le ponen el aretito, o la bandita, el cintillo en el pelo, entonces ahí está la marca de que esa niña no solo viene biológicamente marcada sino que es una niña con roles asignados ¿A qué se va a enfrentar esa niña luego? ¿Esas expectativas cómo van a ser cumplidas? ¿A qué van a  tener acceso y a qué no?”, pregunta Adriana.

Obstáculos por ser niñas

Las realidades de las niñas son diferentes a las de los niños, por ello hay que reconocer que las niñas tienen demandas distintas. Deisy Ramírez compartió que desde CODENI han impulsado grupos de reflexión para identificar necesidades de las niñas y han encontrado que no son las mismas que tienen los niños.

Foto tomada de: www.lavozdelsandinismo.com

Foto tomada de: www.lavozdelsandinismo.com

Como ejemplo, Daysi contó que cuando los chavalos demandan para su recreación parques y canchas, las chavalas han alzado su voz para decir que esos espacios son invadidos por hombres, niños, adolescentes, adultos y que no es un espacio que les pertenezca a ellas y que incluso se convierte peligroso para ellas por situaciones de acoso sexual, violencia sexual y abuso sexual.

Adriana mencionó que otra barrera a la que se enfrentan las niñas es que “no tienen acceso a la educación formal, no es porque no se les permita entrar a las escuelas, sino que desde las familias ya se comienza a generar una dificultad porque se puede aprovechar a las niñas de otras formas, se convierte en un objeto de producción o de generar productividad para otras cosas, ósea que una niña que estudia no es productiva o no es útil, entonces es mejor que se quede en la casa haciendo otras cosas”.

La inseguridad en lo público y en lo privado

El peligro ante el acoso, abuso sexual o una violación es latente, tanto en la casa como en los espacios públicos, sin embargo no se educa a las niñas para que puedan reconocer que en el hogar también hay riesgos, y se les educa para tener miedo de salir a la calle.

“Al ser el espacio público peligroso para las niñas, estamos hablando de un espacio de intimidación que funciona, porque efectivamente las niñas crecen con miedo, asumiendo que esa debe ser una realidad aceptada, ósea que es normal vivir con miedo por lo tanto hay que salir con cuidado y muchas veces mejor ni salir y sabemos que el peligro no desaparece dentro de la casa tampoco, está por todos lados porque siempre la lectura del cuerpo femenino y del cuerpo infantil de las niñas está sujeto a sufrir violaciones y agresiones sobre todo sexuales,  afirmó Adriana.

5Por su parte, Daisy añade que “la aspiración de una niña es que su mamá, sus tíos te ofrezcan protección, amor, pero la tendencia indignante, lastimosamente, es que los abusos sexuales mayoritariamente están ocurriendo en la familia, son secretos a voces (…) el instituto de medicina legal dice que de 10 abusos sexuales 7 son de niñas, adolescentes y en su mayoría, 64% son conocidos, su papá, sus tíos”.

Discriminación en la escuela

Adriana detalla diversas maneras de discriminación a la que están expuestas las niñas. “Una de las que más daño causa es el acoso, pero también la del maltrato psicológico, hay muchos casos en las escuelas donde las niñas reciben ofensas, la discriminación en todos los casos viene en forma de indiferencia, les quitan el habla, les retiran la palabra, son muy crueles (…) el contenido de esas ofensas están dirigido mucho a la sexualidad, sobre todo cuando las niñas son preadolescentes y están en una etapa de transformación corporal”.

Estas discriminaciones provocan que muchas niñas abandonen la escuela porque “cuando una niña no tiene los recursos personales de protección ante esas situaciones, se retrae, prefiere dejar de ir a la escuela o se deprime o no tiene las herramientas para afrontar lo que está pasando y salir de esa situación y poco a poco va abandonando ese tipo de espacios, se va relegando, no recibe un apoyo apropiado para mantenerse ahí, no recibe la protección adecuada para que recupere esos espacios”, explica Adriana.

Daysi agrega que en las escuela también se fomentan los roles de género tradicionales “a la hora de hacer la distribución de roles en las escuelas, las niñas no pueden participar en los equipos de fútbol, las niñas no pueden participar en cosas que habitualmente son para varones, las niñas están haciendo la limpieza, a las niñas les cuesta llegar a la escuela porque tienen que trabajar en su casa, tienen que apoyar en sus casas, si sos la hermana mayor, cuidar a tus hermanitos pequeños, entonces aparte del tema de discriminación en la escuela, se dificulta más por los roles culturalmente asignados”.

Crecer con miedos no está bien

Los miedos que a las niñas se les inculcan también tienen repercusiones durante su vida adulta, y sobre ello nos dice Adriana que “les genera un conflicto interno al no saber cómo reaccionar con eso, bueno si estoy en mi casa, porqué me siento así, es también “normal” crecer y vivir con miedo y eso se traslada a otros aspectos de la  vida de la niña. Una de las afectaciones más tristes es el sentimiento de impotencia sentir que te toca aceptar situaciones que vos no querés precisamente porque sentís que no sos capaz de decir no, de tener una situación con la que no estás de acuerdo y te frustrás porque vos quisieras pero no podés”.

Adriana además explica que esta normalización del miedo impacta en la vida adulta, “emocionalmente hablando nuestra cultura nos enseña a responder a las situaciones de la vida, incluso ya siendo mujeres, como niñas, tenemos una manera de relacionarnos muy infantil, incluso en nuestras relaciones amorosas, no podemos ser asertivas,  no nos sentimos capaces de responder oportuna y asertivamente, siempre tenemos ese miedo con la misma intensidad, podes llegar a sentir que lo merecemos porque nos estamos portando mal, somos malas niñas grandes, eso influye considerablemente en la autonomía femenina y es algo que perpetua nuestro sistema legal, el sistema judicial, victimizándonos y hay una red de poder que asegura que eso siga sucediendo”, relataba Adriana.

Daysi comentó que el resultado de esa cultura de miedo son las realidades de muchas mujeres que viven en un círculo de violencia y que se les dificulta romper ese ciclo, por eso, ella recomienda que  “a las sobrevivientes hay que preguntarles ¿qué historia de vida tienen, qué tipo de niñas fueron, qué tipo de familia tuvieron?”.

Papel del Estado para proteger y educar a las niñas

Desde la CODENI, Daysi selaña que están demandado permanentemente al Estado las estadísticas de la situación de la niñez, desagregadas por sexo epara tener una visión de cómo están las niñas y de esa manera dirigir políticas y programas que den respuesta a las problemáticas de las niñas.

Por su parte Adriana afirma que existen políticas públicas que podrían beneficiar el desarrollo y bienestar de las niñas, sin embargo éstas no se cumplen porque el Estado no dispone recursos y porque las personas responsables de implementarlas también están sumergidas en la cultura patriarcal.

Foto tomada de: unicef.org.ni

Desobediencia y diálogo para que las niñas tengan poder

Adriana piensa que desde las familias y desde la escuela, hay que aceptar y promover la desobediencia en las niñas porque la desobediencia es un acto de protección y de resistencia que le permite a la niña luchar por lo que quiere, una desobediencia que las empodere para dar sus opiniones, que digan no quiero y que eso no tenga que merecer un castigo porque así se le enseña a conservar su autonomía. Para Adriana la desobediencia les dará un margen a las niñas para sacar el poder que tienen porque “ese poder siempre ha estado ahí pero se los quitamos, las reprimimos en un sistema rígido que no les permite utilizarlo, hay que saber devolvérselos” concluye.

Daysi opina que también es necesario promover más espacios de diálogo, reconoce que ha habido avances como el acceso de más mujeres a la universidad pero que aún hay mucho por platicar “que más mujeres, más adolescentes estén hablando de cómo se sienten, cómo está la situación de ellas, esos son avances que tenemos que ver”, dijo.

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