El teatro es una de las actividades culturales y artísticas más antiguas que conoce la humanidad. Es una de las artes escénicas, es decir, aquellas que tienen lugar sobre un escenario, y consiste en la recreación de una o varias historias de distinta índole mediante actores, actrices, discursos, música y escenografía.

El teatro ha sido cultivado a lo largo de la historia con muy distintos fines, pero siempre comprendido como una herramienta para comunicar ideas masivamente. De hecho, los antiguos griegos lo empleaban como un instrumento de educación religiosa y ciudadana, poniendo en escena sus mitos y sus célebres tragedias. Por otro lado, también las vanguardias del siglo XX vieron en el teatro un campo de experimentos, en el cual podían exponer al público reflexiones de distinta índole.

Se trata, pues, de una forma de arte muy versátil, que combina el ejercicio intelectual con la representación de situaciones graciosas, conmovedoras e impactantes. Existen formas muy variadas de representación teatral, algunas de las cuales ni siquiera tienen lugar dentro de un teatro, sino en la calle, y algunas incluso exigen la participación del público.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, define al teatro como parte del conjunto de artes escénicas  que comprenden numerosas expresiones culturales que reflejan la creatividad humana y que se encuentran también, en cierto grado, en otros muchos ámbitos del patrimonio cultural inmaterial. El  teatro es algo más que simple “representación” ante un público, ya que pueden desempeñar también un papel cultural o social muy importante.

En medio de la profunda crisis de derechos humanos que vive Nicaragua, en Cuerpos Sin-Vergüenzas hemos reflexionado sobre el papel que ha jugado el arte para sostener las esperanzas de construir un país donde podamos vivir sin violencia, en libertad y con justicia.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hacemos un reconocimiento al aporte que muchas mujeres teatreras hacen para ofrecernos espacios de placer y de libertad, aun en  tiempos adversos, como una alternativa que nos permita cuestionar y transgredir mandatos opresivos, denunciar las desigualdades y proponer otras maneras de estar en el mundo.

Nos acompañan Reyna Gutiérrez, trabajadora social, actriz y facilitadora de teatro cabaret feminista, y Dorling López, comunicadora social, teatrista, cabaretera y narradora oral, ambas integrantes de la agrupación de teatro Las Hijas del Maíz.

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