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La Asociación Feminista La Corriente pone a disposición de defensores y defensoras de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil, activistas y medios de comunicación, los hallazgos del Observatorio de Violaciones a Derechos Humanos de personas LGTBIQ+ en Nicaragua, correspondiente al período julio – septiembre 2023.

Este Observatorio está pensado como una plataforma de denuncia de las múltiples y sistemáticas formas de discriminación y violencia que se ejercen sobre cuerpos disidentes como marcas persistentes de un orden social y cultural marcado por la misoginia, el heterosexismo y la violencia como forma de dominación.

El Observatorio constituye un aporte a los esfuerzos que diversos colectivos de lesbianas, homosexuales, personas trans y no binarias de Nicaragua y Centroamérica realizan, para visibilizar la gravedad de la violencia, sensibilizar a la sociedad y avanzar hacia el reconocimiento de derechos humanos.

Cada semana vemos en las redes sociales denuncias de madres y familiares de mujeres, adolescentes y niñas desaparecidas. Historias que marcan la vida de las familias, relatos que inician con “salió a la escuela y no regresó”, “iba a hacer un mandado y no volvió”, “quedó de conocerse con alguien de Facebook y no respondió más el celular”.

En lo que va del 2023 se han registrado un total de 46 mujeres y niñas desaparecidas un panorama que devela la necesidad de contar con un enfoque más integral y efectivo para combatir la violencia machista y la poca o casi nula preocupación del Estado de Nicaragua para darle respuesta a estas desapariciones.

La mayoría de las desaparecidas son niñas y adolescentes con edades de 11 a 17 años, un dato alarmante pues son las mas vulnerables a la explotación y abuso sexual.

Cabe destacar que muchas son víctimas de engaño o manipulación por parte de hombres adultos que se aprovechan de su inexperiencia y vulnerabilidad, pues en algunos de los casos las niñas y adolescentes viven en entornos violentos.

Es claro, que estas cifras son solo el registro que se lleva en redes sociales, al no existir información pública por parte de la Policía Nacional no se conoce el número exacto de desapariciones. La denuncia pública ha sido en los últimos años la herramienta para la búsqueda de justicia de los familiares, las redes han sido el espacio de apoyo que han encontrado para poder localizar a las desaparecidas.

En este podcast conversaremos con activistas feministas que han dado seguimiento a las denuncias sobre las desapariciones de mujeres en Nicaragua y que también desempeñan un papel fundamental en la concientización de la sociedad ante tan alarmante situación.

El 13 de octubre es la fecha elegida en el 7º Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe, para celebrar nuestras rebeldías, nombrarnos lesbianas y rebelarnos contra todo un sistema heterosexista y patriarcal.

Ser lesbiana, es transgredir la norma establecida, es convertirte en un ser político, dueña de tus deseos y de tus gustos. Lesbiana es y ha sido una palabra acompañada por el miedo que ocasiona la discriminación hacia las personas con deseos disidentes de la norma heterosexual pero también el miedo que les ocasionamos a las personas a nuestro alrededor.

Digamos que hablar de amor entre mujeres en la sobremesa familiar o a veces incluso con amistades es enfrentar rechazo, los ostentosos silencios, o peor aún las amenazas y la violencia física y psicológica.

Frente a este panorama, “Salir del closet” como solemos decirlo en el ambiente de la llamada diversidad sexual, se convierte cada vez más en un desafío para las mujeres jóvenes y adultas quienes gracias al feminismo han logrado conocer otras realidades y gustos, y sobre todo otras posibilidades de estar en el mundo.

Por lo tanto, visibilizar la existencia lesbiana, es hacerle frente a la discriminación, la violencia y el rechazo que viven las mujeres como cuerpos disidentes.

La Corriente, ha realizado acompañamientos a las mujeres que se autonombran lesbianas, lenchas, tortilleras, cochonas. Con ellas hemos aprendido a nombrar el amor, el deseo, la resistencia, el orgullo de nombrarnos lesbianas nicaragüenses.

Las lesbianas formamos parte de esta sociedad y como las televisiones, todas las familias al menos tienen una. Somos parte de tu barrio, de tu comunidad, de la ciudad y del mundo. Somos profesionistas, madres, amigas, hermanas.

Este podcast es una celebración para todas esas mujeres que han dinamitado el clóset, que han decido politizar el deseo y el amor y han apostado por construir lugares seguros para otras mujeres, y que también han aportado a la construcción un mundo para todas, todos y todes.

Cada 19 de octubre se conmemora el día mundial de lucha contra el cáncer de mamas que afecta principalmente a las mujeres. La Organización Mundial de la Salud y diversas organizaciones de sociedad civil en todo el mundo, aprovechan este día para desarrollar campañas de sensibilización encaminadas a la prevención y la toma de conciencia sobre la urgencia de contar con políticas públicas que atienden este grave problema de salud.

En Nicaragua la incidencia por cáncer de mama en el año 2020 fue de 1,157 nuevos casos lo que representa una proporción anual del 14,5% en relación con todos los tipos de cáncer y 385 muertes que representa el 8,4%.

De acuerdo con el mapa de salud del Ministerio de salud, entre enero y junio del 2022 fallecieron 117 mujeres por cáncer de mama, mientras que en el 2021 representó la segunda causa de muerte cobrando la vida de 277 mujeres.

A pesar de los alarmantes datos oficiales, el gobierno de Nicaragua no cuenta con políticas integrales para la prevención, la atención de calidad y el seguimiento a las mujeres con cáncer de mamas, lo que como es sabido, afecta de manera particular a las mujeres que viven en condiciones de pobreza y las que viven en las zonas rurales más alejadas de los centros hospitalarios.

En este podcast hablaremos con mujeres sobrevivientes de cáncer acerca de su experiencia, la valoración sobre la calidad del tratamiento recibido y la deuda que tiene el gobierno con las mujeres.

Comenzamos octubre y en Cuerpos Sin-vergüenzas hablaremos acerca de la situación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, ahondaremos en la situación de una población históricamente aislada y silenciada en nuestro país.

Los pueblos indígenas en nuestro país están distribuidos, histórica y culturalmente, entre la costa Pacífica, y centro-norte del país, habitada por descendientes de los Chorotegas, los Matagalpa, los Sutiaba y los Náhuatl. En la costa del Caribe viven los Mískitu, los Sumu o Mayangna, Rama y Ulwa. Los afrodescendientes, referidos como «Comunidad Étnica» en la legislación nacional, tienen derechos colectivos otorgados por la Constitución de Nicaragua.

En un reciente llamado urgente que realizó Cejil, plantea que desde el 2015 se ha registrado un alto número de actos de violencia por parte de terceros colonos en contra de los pueblos Miskitu y Mayangna. Entre los ataques se puede dar cuenta de la violencia de colonos en contra de personas integrantes de las comunidades, invadiendo el territorio y apropiándose del mismo, incluso llegando a la quema de sus viviendas y cultivos, medios esenciales para su subsistencia; lo que ha generado una crisis alimentaria y el desplazamiento forzado interno de las y los comunitarios.

También resaltan que estas situaciones, han generado una crisis humanitaria que se agrava con el paso del tiempo a raíz de la falta de saneamiento, de acceso a alimentos, así como dificultades para realizar actividades de caza y pesca. Ello, también se agrava, en tanto la impunidad de las violaciones sigue siendo una constante.

En este podcast conversaremos con integrantes de pueblos indígenas y afrodescendientes para hablar sobre la situación actual que atraviesa este sector de la población, en un contexto de sistemática violencia que ha vivido en Nicaragua desde el 2018 y una histórica deuda con los pueblos indígenas y afrodescendientes por parte del estado nicaragüense.

Migrar es unas de las decisiones más difíciles que toman las mujeres, irse es sinónimo de dejar a sus hijas e hijos, a las familias completas e incluso todo lo conocido por cada una por encontrar fuera de su país una vida mejor que ayude a mejorar la situación económica de todos sus dependientes.

Como en todo proceso, las renuncias que se ven obligadas a hacer están en torno al propio bienestar, entre ello su atención a salud en general y en particular al cuidado de su salud sexual y reproductiva. Algunos de los relatos de las mujeres migrantes que de forma irregular deciden migrar a Estados Unidos, se encuentra el temor de ser violadas en el camino y como consecuencia – además del trauma emocional – es quedar embarazadas y no saber sobrellevarlo en un país totalmente desconocido.

Estados Unidos es uno de los países que toman como primera opción para llegar pues se ha planteado como “el sueño americano” para poder vivir y sobrellevar los problemas económicos con los que llegan. Sin embargo, nadie les cuenta que las garantías de derechos son mínimas una vez estas dentro, la atención en educación y salud es un negocio crudo que particularmente las mujeres migrantes no pueden acceder mientras están en el proceso de regularización migratoria y tampoco es garantía una vez pasan este proceso porque es uno de los derechos más “caros” económicamente hablando.

La salud sexual y reproductiva en países como Nicaragua, nunca ha sido prioridad para los gobiernos en turno y no es tan diferentes en otros grandes países. Las mujeres no pueden tener acceso a medicamentos preconceptivos, a realización de Papanicolau para un chequeo anual y mucho menos a controles prenatales si con antelación no has comprado un seguro que le de cobertura a estas necesidades. Existen organizaciones que intentan subsanar estas necesidades, pero ante la alta demanda existente no pueden darle apoyo a las mujeres migrantes que conocen o logran acceder a estos servicios. En este podcast conversaremos sobre la necesidad de atención que tienen las mujeres migrantes en salud sexual y reproductiva y como le hacen frente a estas necesidades en un país desconocido.