No somos amigas, nos comemos el coño…

El pasado 26 de abril las mujeres lesbianas en muchos países, salieron a conmemorar en el espacio público el Día de la Visibilidad Lésbica, como una forma de mostrarle a la sociedad que las lesbianas existen y resisten a la heternormatividad.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos en cabina con Ana Lucía Guerrero y Tania Rizo, activistas lesbofeministas, quienes compartieron qué significa ser lesbianas visibles y por qué es importante que la sociedad y el Estado respeten los derechos humanos de todas las mujeres lesbianas.

“Lo que no se nombra no existe”

Ana señala que es fundamental hacer visible que los derechos de las mujeres lesbianas se están violentando, que es importante reivindicar posturas y derechos y nos recuerda la histórica consigna feminista “lo que no se nombra no existe”.

Para Tania también es crucial nombrarse lesbiana y desde su experiencia personal, comenta que esto le ha significado una vida más feliz, más tranquila y que ha sido un proceso que varias personas han acompañado.

Tania

Salir del clóset

Tania menciona que el hecho de “no decir públicamente que somos lesbianas, niega, invisibiliza todos los aportes que hacemos las mujeres lesbianas a la sociedad”. Sin embargo, también expone que no se le puede exigir a nadie salir del clóset y alude que para ella ha sido un largo proceso.

Ana refiere que salir del clóset representa para ella “sentirme libre”, “ser yo misma”, y comenta que en particular, le gusta hacer sentir incómoda a la gente en los lugares donde no está bien visto ser abiertamente LGBT. Agrega que no estar legalmente reconocidas como un modelo de familia representa un acto de invisibilización.

Ani

La familia

Nuestras familias son los referentes afectivos más cercanos y su aceptación y/o rechazo impacta ya sea positiva o negativamente en las personas LGBTI. Ana detalla que la relación con su mamá ha sido muy cercana y la acepta como mujer lesbiana igual que otros familiares, pero que esto ha implicado también, acompañamiento mediante procesos de sensibilización.

La experiencia de Tania es distinta. Ella dice que su mamá le reclama que sea una lesbiana pública, una “lesbiana a todo color” y le exige ser menos evidente. Y el llamado que hace es “si quieren que seamos felices, que nos respeten”.

Demandas

Ambas invitadas denuncian que la discriminación sigue estando presente y que conocen de actos lesbofóbicos en centros comerciales y centros recreativos, por lo que instan al Estado y la sociedad, que se les reconozcan y respeten sus derechos sin exclusión alguna por la orientación sexual e identidad de género.

Motivan a que lesbianas se acerquen a grupos feministas en sus municipios porque han sido las mujeres feministas quienes han abierto el camino hacia una vida libre de discriminación y sugieren el “trabajar para adentro”, es decir, dar apertura a procesar historias de vida para poder llegarle a más gente.

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