El abuso sexual cometido en contra de niñas y niños, en una de las manifestaciones de la violencia machista más extendida en el mundo, precisamente porque las víctimas se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad frente a agresores -en su mayoría hombres- que se encargan de controlar, manipular y silenciar a las víctimas. 

En Nicaragua al igual que en muchos países de la región, miles de niñas y niños han sido abusados y han cargado en silencio las múltiples secuelas del abuso, en una sociedad que reproduce discursos que anteponen la pretendida unidad familiar, por encima del sufrimiento de las víctimas de la violencia y particularmente del abuso sexual.  

Según las últimas estadísticas publicadas en el Anuario del Instituto de Medicina Legal de Nicaragua, el pasado año 2020, se realizaron 4,712 peritajes por denuncias de delitos sexuales, de las cuales 3,392 han sido niñas y adolescentes mujeres entre 0 y 17 años, y en el caso de niños y adolescentes hombres de este mismo rango de edad, la cifra es de 484.

357 de las víctimas presentaban riesgo de embarazo y 56 resultaron con infección de transmisión sexual. De acuerdo con las estadísticas oficiales los agresores sexuales son hombres cercanos a la familia: conocidos 34.3 %, otro familiar 17.5%, novio 13.5%, padrastro 9.3%, desconocido 8.7%, padre 5.2%, y en menores porcentajes, pareja, ex pareja y ex novio. Los lugares donde cometen estos abusos son la casa de habitación, domicilio del agresor y en lugares públicos.

Aunque los datos del año pasado representan un sub registro nos permiten dimensionar la gravedad del abuso sexual, que ha sido considerado como una pandemia por las organizaciones feministas que trabajan en la prevención de la violencia.

Aguas Bravas es una de las organizaciones que durante los últimos 14 años ha venido trabajando en la prevención del abuso sexual y la atención a las víctimas. Para ello cuentan con un centro que da atención terapéutica a las víctimas de abuso sexual.    

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas no acompañan Gabidia López y María José Centeno, terapeutas de Aguas Bravas, para hablar sobre las causas y consecuencias del abuso sexual en la vida de las mujeres y niñas nicaragüenses.

 

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