24/01/2020

En la Costa Caribe se asientan los pueblos indígenas miskitu, mayagna, kriol, rama y cacaopera. La población creol tiene un peso mayoritario en la región sur de la costa caribe.  A pesar de las políticas extractivas que datan desde la década de los 80, ambas regiones todavía cuentan con un valioso ecosistema que, de gestionarse adecuadamente, podría contribuir al desarrollo sostenible de la Costa Caribe.

De acuerdo a información oficial del Instituto Nacional de Información de Desarrollo –INIDE- las dos Regiones Autónomas de la Costa Caribe representan el 50 por ciento de la superficie total del país, con una extensión superior al 20% del territorio nacional. El 95% de las cuencas hídricas nacionales atraviesan la CC y contiene el 72 % del área forestal del país.

Pese a lo que representa en términos de extensión territorial, diversidad cultural y biodiversidad, históricamente la Costa Caribe ha sufrido las consecuencias del racismo estructural, que se expresa en la pobreza, explotación, invasión y colonización.

De acuerdo al informe “Resistencia miskitu: una lucha por el territorio y la vida”, realizado por el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) con el acompañamiento del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (CEJUDHCAN), el Estado ha promovido el establecimiento de empresas extractivas en la Costa Caribe, a través de la entrega de concesiones de licencias para la explotación de recursos madereros y ha facilitado la expansión de la frontera agrícola para favorecer los intereses de la ganadería extensiva, provocando la acelerada ocupación y explotación ilegal de las tierras indígenas.

Este mismo informe publicado en septiembre del 2019, señala que la existencia de normativas ambiguas, prácticas indolentes o abiertamente corruptas, han permitido la concesión ilegal de títulos sobre territorios comunales indígenas.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hablamos sobre la situación de la Costa Caribe y el impacto de la crisis que vive el país desde abril del 2018. Nos acompañaron en cabina Sasha Castillo, socióloga rural y activista creole y George Henríquez, activista de derechos humanos en la Costa Caribe.

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