Hace exactamente 4 décadas, en 1981, durante el «Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe» realizado en Bogotá, Colombia, se declara el 25 de Noviembre como “Día Internacional de la lucha en favor de la No Violencia contra la Mujer”.

Fue un 25 de noviembre de 1960 que por órdenes del dictador Rafael Leónidas Trujillo, fueron asesinadas las hermanas Minerva, María Teresa y Patria Miraval en República Dominicana. Para honrar su legado de lucha contra la dictadura, se propuso esta fecha acogida por la ONU.

Desde entonces los movimientos de mujeres y feministas de América Latina y el mundo, llevan a cabo múltiples actividades de denuncia, sensibilización y demanda que interpela no solo a los Estados, sino al conjunto de la sociedad.  

La violencia sigue siendo un terrible flagelo en Centroamérica, una de las regiones más desiguales del mundo. La tolerancia social y la impunidad constituyen dos caras de la misma moneda, dando como resultado altos índices de violencia social y violencia machista en particular.

En el programa anterior conversamos sobre las preocupaciones de las feministas centroamericanas en torno a la violencia machista, las principales consecuencias que esta violencia tiene sobre las niñas, las mujeres, las familias y las comunidades. También analizamos el papel de los Estados en relación al cumplimiento de la Convención de Belén Do Para.

En esta segunda entrega especial de Cuerpos Sin-Vergüenzas, hablaremos sobre el agravamiento de la violencia machista en tiempos de pandemia, el recorrido de las organizaciones feministas centroamericanas que luchan por el derecho a una vida libre de violencia y las demandas feministas al Estado, a las iglesias, a las organizaciones sociales, medios de comunicación y a todos los hombres.

Agradecemos a Mayra Bolaños, coordinadora del programa de derechos sexuales y derechos reproductivos de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz, ORMUSA, Cristina Alvarado, integrante del Equipo de Coordinación del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla” y Paula del Cid, de La Cuerda, Guatemala, por compartir sus reflexiones con tanta profundidad.

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