Mujeres y la tierra, una relación entrañable
El mes de agosto es considerado, en los países del sur de américa, el mes de la pachamama, es decir de la madre tierra. Un tiempo en el que se celebra la fecundidad de la tierra y se pide por la cosecha siguiente. Paradójicamente en Nicaragua, este mes ha sido muy difícil por la sequía que ha dejado comunidades sin producción de alimento para el consumo y el comercio.
Las mujeres y la tierra han estado históricamente vinculadas, por eso en cuerpos sin vergüenzas nos preguntamos ¿cómo es la relación de las mujeres con la tierra? ¿Cómo cuidan y trabajan la tierra las mujeres? ¿Cómo les afecta la sequía y otros problemas que afectan a la naturaleza?
Para responder estas inquietudes, nos acompañaron dos mujeres con amplia experiencia en trabajo con mujeres de zonas rurales, ellas son Juanita Villareyna de la Fundación Entre Mujeres (FEM) y María Teresa Fernández de la Coordinadora Mujeres Rurales.
La tierra empodera a las mujeres
En Nicaragua hay un millón 100 mil mujeres rurales, de ellas, solo el 23.19% son dueñas de la tierra donde viven y producen, lo que representa una profunda desigualdad en el acceso a un recurso vital como es la tierra.
Juanita Villareyna, al hablar sobre la importancia de la tierra en la vida de las mujeres nos explicó que “la tierra es un recurso primordial para el empoderamiento económico de las mujeres, les permite poseer esa tierra y producirla, les genera autonomía, poder de decisión, están menos vulnerables ante una situación de violencia”.
También enfatizó en cómo patriarcado está presente en las zonas rurales “en las brechas desiguales de género, el tema de la tierra es un recurso económico que tradicionalmente ha estado en manos de los hombres”. Poseer y producir la tierra, además de ir rompiendo con esquemas de dominación patriarcal, ha permitido que las mujeres pongan en marcha recursos productivos con un enfoque agroecológico, en armonía con el medio ambiente.
Por su parte, María Teresa comentó que para la Coordinadora de Mujeres Rurales «la tierra es un elemento vital para las mujeres rurales, la tierra significa sus vidas mismas, y todos estos años la tierra ha estado alejada…hay una relación entrañable entre las mujeres y la tierra, toda la vida, durante cientos de años las mujeres han cultivado la tierra”.
María Teresa también explicó que el acceso a tierra permite a las mujeres “tener seguridad, en una situación de violencia le permite empoderamiento porque puede tomar decisiones, deciden qué cultivar, donde vender lo que cultivan…”.
Aporte de las mujeres no es reconocido
El aporte que las mujeres realizan en materia de cultivo, prácticas agroecológicas y diversificación productiva, no es reconocido, explica María Teresa, puesto que“la tierra ha sido un bien patriarcal, un bien masculino, de los varones. De las tierras entregadas por la reforma, de cada 100 personas 92 eran hombres y 8 mujeres, algunas ni sabían que estaban en esos certificados que entregaron y las mujeres se dieron cuenta hasta que las llegaron a sacar porque el hombre vendió las tierras”.
Otro dato que revela la falta de reconocimiento del aporte de las mujeres es que no existen estadísticas que reflejen su trabajo como productoras de alimentos, “si buscamos en las estadísticas, no las encontramos, qué cultivan las mujeres, cuánto cultivan, cuál es su aporte. Las estadísticas están limitadas de un enfoque de género. No están registradas las mujeres, no está segregado por sexo”, platicó María Teresa.
También comentó que el trabajo de las mujeres con la doble, triple o cuarta jornada que las mujeres del campo asumen, la carga doméstica, la educación de hijos/as, la labor de producción no son reconocidas ni por la familia, ni por la comunidad, ni por el Estado.
Mujeres rurales y Hambre Cero
Juanita Villareina manifestó que se en relación al programa estatal Hambre Cero “se han excluido a mujeres organizadas en La Fem, es muy asistencialista, no promueve el empoderamiento de las mujeres porque no trabaja la conciencia de derechos, no cubre la demanda de todas las mujeres que quisieran ser beneficiadas”.
Por su parte María Teresa comentó que “las mujeres de la coordinadora no tienen acceso al programa por no tener tierra, las que ha sido favorecidas son las que sus esposos tienen tierra, no hay un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género para que las mujeres se empoderen y decidan”.
Retos y demanda de las mujeres del campo
Juanita considera que es básico que las mujeres estén organizadas para ver el acceso a la tierra como un derecho, asimismo cree que es prioritario demandar al Estado presupuesto para la Ley 717, Ley Creadora del Fondo para compra de Tierras con equidad de Género para mujeres rurales.
Sobre la Ley, María Teresa señaló que desde su aprobación en el 2010, a pesar de procesos de incidencia política realizados, aun no hay interés por atender a las demandas de las mujeres rurales. La propuesta de su organización consiste en realizar un pilotaje con 300 mujeres mediante la cual se disponga de tierras, de fondos, que se implemente el sistema de seguridad y soberanía alimentaria, entre otras aspectos contemplados en la ley.
Foto: Coordinadora de Mujeres Rurales
María Teresa concluye que “las mujeres rurales deben trabajar la organización, construir un poder colectivo, una base social de apoyo más amplio, entre más mujeres abracemos la causa, el Estado escucharía nuestras demandas”.
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