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La Cuarta Reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe se celebró en la Sede de la CEPAL, en Santiago, Chile, del 28 al 30 de junio del presente año 2022.

La Conferencia Regional es un órgano subsidiario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), encargada del seguimiento a la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo. Cuenta con el así llamado Consenso de Montevideo aprobado en el año 2013, que establece los compromisos prioritarios de los Estados de América Latina y el Caribe en esta materia.

El Consenso de Montevideo es considerado el más progresista en materia de derechos sexuales y reproductivos, que de cumplirse a cabalidad, resolverían muchos de los problemas que enfrentan hombres y mujeres en la región, incluyendo las altas de embarazos en niñas y adolescentes, las altas tasas de mortalidad materna, la violencia de género, la prevalencia de infecciones de transmisión sexual, entre otras.  

La Cuarta Reunión de la CEPAL tuvo entre sus objetivos, analizar los impactos sociodemográficos de la pandemia del COVID-19 en América Latina y el Caribe y los retos que plantea la crisis sanitaria para la implementación del Consenso de Montevideo. Contó con la participación de todos los países miembros de la CEPAL, así como representantes del sistema de las Naciones Unidas y de la sociedad civil.

Para hablar sobre los resultados de esta reunión, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversamos con Alondra Sevilla, integrante de Movimiento Feminista de Nicaragua y Sara García, de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto en El Salvador.

El recién pasado 28 de junio, lesbianas, homosexuales, bisexuales, trans, travestis y defensoras/es de derechos humanos, conmemoramos el Día del Orgullo LGBTIQ+. En esta fecha recordamos los hechos ocurridos en Nueva York, en un lugar conocido como Stonewall Inn, donde la policía ejerció una brutal represión contra mujeres y hombres disidentes sexuales y de género ahí reunidos la madrugada del 28 de junio de 1969.

Los colectivos de disidencia sexual y de género en América Latina y El Caribe, han luchado por lograr el reconocimiento de lesbianas, homosexuales, bisexuales, intersexuales y personas trans en el ámbito social y jurídico.

Una de las principales luchas que han enarbolado activistas LGBTIQ+ ha sido la demanda de una sociedad libre de violencia y rechazo. En tal sentido, las constituciones de la mayoría de países de América Latina establecen la no discriminación por razones de sexo, género y orientación sexual, lo que sin duda supone un enorme avance en relación a leyes que penalizaban  la homosexualidad, el lesbianismo y la transgeneridad.

En el caso de Nicaragua, han pasado 14 años desde la derogación del artículo 204 del código penal de Nicaragua, una norma jurídica que criminalizaba las relaciones entre personas del mismo sexo bajo la tipificación de “delito de sodomía”.  La Constitución Política de la República en su Título IV establece que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección”. Mientras el código penal vigente penaliza la discriminación por motivos de orientación sexual, sin embargo, a pesar de la frecuencia con que se cometen actos discriminatorios, incluso por parte de funcionarios públicos, se desconoce la aplicación de sanciones a los perpetradores.

En Honduras, las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo fueron despenalizadas en 1899, sin embargo, la diversidad sexual y de género aún es un tema tabú en la sociedad hondureña, la cual es mayormente conservadora, y a pesar de los avances en materia de protección contra la discriminación en áreas como en el acceso al empleo, la educación, los servicios de salud, entre otros, las personas LGBTIQ+ sufren cotidianamente el peso de la discriminación, la persecución y la violencia.

A pesar de relativos avances en materia jurídica, Mesoamérica es una de las regiones más violentas para la diversidad sexual y de género, al menos 1291 personas LGBTIQ+ fueron víctimas de crímenes de odio entre 2014 y 2020, registra el informe “El prejuicio no conoce fronteras”.

Para hablar sobre la conmemoración del Día del Orgullo en México, Honduras y Nicaragua, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas nos acompañan Pepe Palacios, activista LGBTIQ+ Integrante del Movimiento de Diversidad en Resistencia de Honduras, Cristina Arévalo Contreras, activista lesbiana y feminista mexicana – nicaragüense y Franklin Hooker Solano, activista feminista y de disidencia sexualnicaragüense.

En Nicaragua al igual que en muchos países de la región, miles de niñas, niños y adolescentes se enfrentan a múltiples formas de violencia tanto en los entornos familiares como escolares y espacios públicos en general.

Esta violencia contra la niñez está tan arraigada en la sociedad, que con frecuencia se suele justificar como forma de “educación” y de prevención de comportamientos inadecuados. En esa tónica, son muchas las personas que todavía piensan que es necesario vigilar, controlar e imponer castigos severos a niñas y niños para evitar comportamientos inadecuados en la juventud y adultez.

Lamentablemente esta lógica autoritaria también se replica en muchos centros escolares en donde se suele utilizar métodos coercitivos para disciplinar a las y los niños, desestimando el diálogo y la persuasión para evitar comportamientos abusivos y fomentar una educación basada en el respeto y la inclusión. La UNESCO documenta que más del 30% de alumnos y alumnas en el mundo han sido víctimas de acoso, algo que tiene consecuencias nefastas en materia de rendimiento escolar, abandono escolar y salud física y mental.

La violencia también está presente en los medios de comunicación y en las redes sociales. Cada día miles de niñas, niños y adolescentes están expuestos a discursos que reproducen el menosprecio y acoso a los cuerpos que no encajan en los moldes sexistas, racistas y homófobos que proliferan en sociedades poco democráticas. 

Otro grave problema que atraviesa la niñez y la adolescencia en Nicaragua, es la explotación laboral. La última Encuesta Continua de Hogares elaborada por el Instituto Nacional de Información y Desarrollo (Inide) reveló que un total de 396,118 niños que representan el 31.1% del total de la población infantil, trabajan para asegurar su propia sobrevivencia y la de sus familias. Muchas veces se trata de trabajos que están atravesados por el abuso de los empleadores.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversaremos específicamente sobre la violencia que sufren niños, niñas y adolescentes y cuál es el abordaje que se da en las escuelas. Nos acompañan Anielka Gaitan, psicóloga de un centro educativo, especializada en atender a niñez y adolescencia, y Trecsy Salmerón, comunicadora social y docente de secundaria.    

En ocasión del día de las madres en Nicaragua, en Cuerpos Sin-Vergüenzas inauguramos una jornada especial para reflexionar sobre las maternidades de una perspectiva feminista que coloca la experiencia y voces de las mujeres por encima de los discursos idealizados sobre esta función vital. Hemos puesto en perspectiva como los imaginarios sobre la maternidad y la paternidad se construyen a partir de determinados estereotipos y especializaciones de género.

El peso que sociedades como la nuestra asignan a las mujeres en su condición de madres, no se equipara en modo alguno a las expectativas con que se perfila y ejerce la paternidad. De los hombres se espera y se demanda menos en el ejercicio del trabajo de cuidados de las y los hijos. Desde los tiempos de la colonia hasta nuestros días, la paternidad habla de reafirmación de la autoridad masculina y de los afectos y cuidados como dimensiones que suelen asociarse a lo femenino. 

Por otro lado, aun la función de proveedores asignada a los hombres en el mejor de los casos, se ha visto progresivamente debilitada ante la negativa de cada vez más hombres a cumplir con la responsabilidad de suplir las necesidades de hijos e hijas menores de edad.

En el año 2016 la Unidad especializada de delitos contra la violencia de género adscrita al Ministerio Público, registró un total de 8, 696 denuncias por el delito de incumplimiento de deberes alimenticios, cifra que aumentó a 11, 861 en el 2017. Datos más recientes de la Defensoría Pública del poder judicial, registran 17, 921 sentencias en el 2018. Estas cifras solo representan una parcial evidencia de un problema que ha venido incrementándose progresivamente.

En ocasión del día del padre que se celebra el próximo 23 de junio, en esta edición de Cuerpos Sin Vergüenzas vamos a reflexionar sobre la paternidad y su relación con las ideas predominantes sobre la masculinidad hegemónica. Nos acompañan dos papás: Alberto Sánchez Argüello, escritor nicaragüense y Jonathan, activista por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos.

De acuerdo al organismo Diálogo Interamericano, 2021 ha sido el año en que más nicaragüenses han salido del país desde que empezó la crisis sociopolítica y económica en 2018. El incremento de la represión, el estancamiento de una economía en crisis y un futuro incierto, figuran entre las causas del fenómeno migratorio.

El fuerte flujo migratorio se mantiene en el presente año 2022, a un ritmo que sobrepasa los 10 000 nicaragüenses detectados mes a mes, más de 300 diariamente. Costa Rica y Estados Unidos son los principales destinos de los migrantes nicaragüenses, según cifras preliminares de las autoridades migratorias de ambos países.

Costa Rica ha sido el destino de miles de nicaragüenses, que durante décadas han migrado por razones políticas o económicas. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, publicado en 2018, reveló que desde 2010, las mujeres han representado un poco más de la mitad de la población inmigrante nicaragüense en este país. Según datos actualizados al 22 de diciembre de 2021, el vecino país recibió 52 928 solicitudes de refugio de nicaragüenses. A esa cifra se deben agregar a quienes entraron de forma irregular, a través de alguno de los numerosos puntos ciegos de la frontera entre ambos países.

Entre enero y noviembre de 2021, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) registró 72 192 aprehensiones de nicaragüenses en las fronteras, un indicador del flujo migratorio irregular hacia el país norteamericano.

Entre enero y mayo de 2022, una treintena de nicas han muerto en su intento de llegar a Estados Unidos, de estos, al menos 20 se han ahogado en las aguas del Río Bravo, que sirve de frontera natural entre México y Estados Unidos. Solo en los últimos diez días del mes de mayo, las autoridades mexicanas reportaron la aparición de siete nicaragüenses ahogados.

Una investigación periodística realizada por Confidencial, documenta que de 14 migrantes nicaragüenses que fallecieron entre marzo y abril del 2022, ocho eran hombres, cinco mujeres y una niña de cuatro años. Siete se ahogaron en el Río Bravo, cinco fallecieron en accidentes de tránsito y dos a causa de una avalancha humana ocurrida en un tráiler abandonado.

España figura como el tercer destino histórico de los nicas migrantes,  con 1 181 nuevas solicitudes de asilo hasta noviembre del año 2021. También México es otro destino con mediano índice, 2 817 nicaragüenses solicitaron protección internacional en 2021, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.

El total de estas cuatro cifras preliminares se aproxima a las 130 000 personas, una cifra récord que fácilmente se supera si se añadiera a quienes entraron como turistas y terminaron quedándose en esos y otros destinos, y quienes ingresaron sin ser detectados por las autoridades migratorias.

De acuerdo a la Organización Internacional de Migrantes (OIM), cada día las personas migrantes son víctimas de abusos, discriminación, exclusión y violaciones graves de los derechos humanos.

En el caso de las mujeres migrantes además de los peligros antes señalados, se le suma los riesgos de sufrir violencia machista, sin contar con ningún tipo de respaldo institucional en la ruta  migratoria, así como la falta de atención de salud, que se vuelve más urgente cuando se trata de mujeres embarazadas, como se vio reflejado con la muerte de Clorinda Alarcón, de 20 años, con un embarazo de 33 semanas, originaria de una empobrecida y remota comunidad de Waslala, su familia vendió todas las pertenencias para ir en búsqueda de mejores oportunidades.  

Ella junto a 250 migrantes, donde también se encontraban su esposo, su hija de tres años, su hermano, su cuñada y un niño de dos años, fueron abandonados en un contenedor por los llamados “coyotes” cuando les faltaba poco para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, sin agua ni ventilación y con una sensación térmica de 40 grados centígrados. Cuando finalmente consiguieron abrir la puerta, se produjo una avalancha humana y Clorinda fue aplastada. 

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas seguimos colocando una mirada feminista a las maternidades, en esta ocasión hablaremos sobre madres nicaragüenses migrantes y el impacto de este fenómeno en sus vidas cotidianas. También abordaremos las obligaciones que deben adoptar los gobiernos de la región para facilitar la migración en condiciones seguras.

Era 30 de mayo del 2018, las madres y familiares de jóvenes asesinados durante los primeros 45 días de protestas en Nicaragua convocaron a una marcha cívica para exigir justicia por los 76 jóvenes asesinados hasta esa fecha, según informe preliminar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En los días previos a la marcha, conocidos activistas del Fsln circularon a través de redes sociales mensajes amenazantes, incluyendo un video en donde advertían que “ardería el cielo de Managua”, como efectivamente sucedió bajas las balas disparadas por francotiradores del régimen.

El informe presentado por el Grupo Internacional de Expertos Independientes documentó 19 manifestantes asesinados en los alrededores de la Universidad de Ingeniería en Managua, Chinandega, Estelí y Masaya. También se contabilizaron más de 200 heridos en esa fatídica jornada.

Los testimonios recopilados por el GIEI señalan la presencia de francotiradores con armas de largo alcance, efectivos de la Policial Nacional y civiles armados que dispararon en contra de manifestantes que protestaban cívicamente. Cuatro años después el régimen Ortegamurillo continúa en su afán de imponer el silencio y el olvido, declarando feriado obligatorio el Día de las madres nicaragüenses.

Por su parte la Asociación Madre de Abril integrada por familiares de las víctimas mortales del régimen, no han descansado en su lucha por la verdad y la justicia. En este cuarto aniversario de la masacre del 30 de mayo, declaran día de duelo nacional que se hace sentir en todos aquellos lugares donde hay nicaragüenses. Es así que a través de redes sociales y en distintos países del mundo, se llevaron a cabo actividades de conmemoración que abonan a la memoria colectiva y persisten en la esperanza de justicia y reparación a las víctimas de la represión. 

Dando seguimiento a nuestra jornada especial sobre maternidades, en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas conversaremos con Francisca Machado, madre de Franco Valdivia, asesinado en Estelí el 20 de abril del 2018, integrante de la Asociación Madres de Abril.