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Cada 19 de octubre se conmemora el día mundial de lucha contra el cáncer de mamas que afecta principalmente a las mujeres. La Organización Mundial de la Salud y diversas organizaciones de sociedad civil en todo el mundo, aprovechan este día para desarrollar campañas de sensibilización encaminadas a la prevención y la toma de conciencia sobre la urgencia de contar con políticas públicas que atienden este grave problema de salud.

En Nicaragua la incidencia por cáncer de mama en el año 2020 fue de 1,157 nuevos casos lo que representa una proporción anual del 14,5% en relación con todos los tipos de cáncer y 385 muertes que representa el 8,4%.

De acuerdo con el mapa de salud del Ministerio de salud, entre enero y junio del 2022 fallecieron 117 mujeres por cáncer de mama, mientras que en el 2021 representó la segunda causa de muerte cobrando la vida de 277 mujeres.

A pesar de los alarmantes datos oficiales, el gobierno de Nicaragua no cuenta con políticas integrales para la prevención, la atención de calidad y el seguimiento a las mujeres con cáncer de mamas, lo que como es sabido, afecta de manera particular a las mujeres que viven en condiciones de pobreza y las que viven en las zonas rurales más alejadas de los centros hospitalarios.

En este podcast hablaremos con mujeres sobrevivientes de cáncer acerca de su experiencia, la valoración sobre la calidad del tratamiento recibido y la deuda que tiene el gobierno con las mujeres.

Comenzamos octubre y en Cuerpos Sin-vergüenzas hablaremos acerca de la situación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, ahondaremos en la situación de una población históricamente aislada y silenciada en nuestro país.

Los pueblos indígenas en nuestro país están distribuidos, histórica y culturalmente, entre la costa Pacífica, y centro-norte del país, habitada por descendientes de los Chorotegas, los Matagalpa, los Sutiaba y los Náhuatl. En la costa del Caribe viven los Mískitu, los Sumu o Mayangna, Rama y Ulwa. Los afrodescendientes, referidos como «Comunidad Étnica» en la legislación nacional, tienen derechos colectivos otorgados por la Constitución de Nicaragua.

En un reciente llamado urgente que realizó Cejil, plantea que desde el 2015 se ha registrado un alto número de actos de violencia por parte de terceros colonos en contra de los pueblos Miskitu y Mayangna. Entre los ataques se puede dar cuenta de la violencia de colonos en contra de personas integrantes de las comunidades, invadiendo el territorio y apropiándose del mismo, incluso llegando a la quema de sus viviendas y cultivos, medios esenciales para su subsistencia; lo que ha generado una crisis alimentaria y el desplazamiento forzado interno de las y los comunitarios.

También resaltan que estas situaciones, han generado una crisis humanitaria que se agrava con el paso del tiempo a raíz de la falta de saneamiento, de acceso a alimentos, así como dificultades para realizar actividades de caza y pesca. Ello, también se agrava, en tanto la impunidad de las violaciones sigue siendo una constante.

En este podcast conversaremos con integrantes de pueblos indígenas y afrodescendientes para hablar sobre la situación actual que atraviesa este sector de la población, en un contexto de sistemática violencia que ha vivido en Nicaragua desde el 2018 y una histórica deuda con los pueblos indígenas y afrodescendientes por parte del estado nicaragüense.

Migrar es unas de las decisiones más difíciles que toman las mujeres, irse es sinónimo de dejar a sus hijas e hijos, a las familias completas e incluso todo lo conocido por cada una por encontrar fuera de su país una vida mejor que ayude a mejorar la situación económica de todos sus dependientes.

Como en todo proceso, las renuncias que se ven obligadas a hacer están en torno al propio bienestar, entre ello su atención a salud en general y en particular al cuidado de su salud sexual y reproductiva. Algunos de los relatos de las mujeres migrantes que de forma irregular deciden migrar a Estados Unidos, se encuentra el temor de ser violadas en el camino y como consecuencia – además del trauma emocional – es quedar embarazadas y no saber sobrellevarlo en un país totalmente desconocido.

Estados Unidos es uno de los países que toman como primera opción para llegar pues se ha planteado como “el sueño americano” para poder vivir y sobrellevar los problemas económicos con los que llegan. Sin embargo, nadie les cuenta que las garantías de derechos son mínimas una vez estas dentro, la atención en educación y salud es un negocio crudo que particularmente las mujeres migrantes no pueden acceder mientras están en el proceso de regularización migratoria y tampoco es garantía una vez pasan este proceso porque es uno de los derechos más “caros” económicamente hablando.

La salud sexual y reproductiva en países como Nicaragua, nunca ha sido prioridad para los gobiernos en turno y no es tan diferentes en otros grandes países. Las mujeres no pueden tener acceso a medicamentos preconceptivos, a realización de Papanicolau para un chequeo anual y mucho menos a controles prenatales si con antelación no has comprado un seguro que le de cobertura a estas necesidades. Existen organizaciones que intentan subsanar estas necesidades, pero ante la alta demanda existente no pueden darle apoyo a las mujeres migrantes que conocen o logran acceder a estos servicios. En este podcast conversaremos sobre la necesidad de atención que tienen las mujeres migrantes en salud sexual y reproductiva y como le hacen frente a estas necesidades en un país desconocido.

El pasado martes 15 de agosto el régimen Ortega-Murillo ordenó la confiscación de todos los bienes de la Universidad Centroamericana (UCA) acusándola nada más y nada menos de “terrorismo”.

La universidad jesuita con más de 60 años de existencia, era de lejos, la mejor universidad de Nicaragua tanto por los valores humanistas que encarnaba, como por la calidad de su oferta académica.

Junto a las 26 universidades confiscadas durante los últimos dos años, el cierre de la UCA completa la estrategia de acabar con la autonomía universitaria y el pensamiento crítico. Es también un acto de venganza en contra de comunidades educativas que han sostenido una postura crítica y de denuncia frente a la violación sistemática de derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura.

La indignación y el desconcierto que ha provocado la confiscación de la UCA en la sociedad nicaragüense y particularmente en el estudiantado, es enorme. Quienes tenían ciertas posibilidades se matricularon en la Universidad Autónoma de Managua, en donde el ejército es socio mayoritario, pero el régimen acaba de prohibir tal posibilidad.

En este podcast conversaremos con estudiantes para conocer el impacto que ha generado la confiscación de las universidades y particularmente de la Universidad Centroamericana.

Con el #CalladasNuncaMás ha circulado esta semana en redes sociales la denuncia pública realizada por 6 jóvenes mujeres activistas políticas, quienes han denunciada la violencia perpetrada por tres líderes de la Unión Juvenil estudiantil (UJE).

Las seis jóvenes han decido alzar sus voces después de haber soportado de manera reiterada diversas manifestaciones de violencia política, que nada tiene que ver con los cambios democráticos que los perpetradores dicen defender.

A estas alturas de los cambios propiciados por el feminismo en el mundo entero, la denuncia de este grupo de jóvenes mujeres activistas políticas, se suma a un movimiento global que lucha por erradicar todo tipo de violencia en todos los ámbitos de la vida, incluyendo las organizaciones gremiales y políticas.

Construir redes, colectivos y organizaciones políticas realmente democráticas constituye un desafío para las y los jóvenes que quieren romper con esta vieja y terrible herencia que nos heredó la cultura patriarcal. Y es que como suelen decir las jóvenes feministas nicaragüenses: “ser azul y blanco, no te quita lo macho”, lo que en realidad quiere decir que no basta con declarar estar en contra de la dictadura Ortega Murillo, es preciso encarnar el cambio que queremos para Nicaragua.

En este podcast compartiremos los testimonios de las 6 jóvenes que decidieron denunciar las agresiones sufridas de manera reiterada, para acabar con la impunidad que como sabemos está en la base de todas las violencias.

¿El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ya se arrepintió de perseguir a la iglesia católica y ahora hasta coopera con la realización de las festividades de Santo Domingo? ¡Qué raro! Si desde el 2018 se han encargado de prohibir actividades religiosas, incluso las propias de la semana santa.

El primero de agosto se celebra la bajada de Santo Domingo, festividad que año con año reune a miles de pobladores de la capital. Este año dicha celebración contó con el permiso de los operadores del régimen Ortega Murillo en la alcaldía de Managua, si bien, la misma estuvo repleta de antimotines.

En realidad, no se trató de un acto de buena voluntad o de rectificación de su errática política represiva, sino del interés de aprovechar dicha celebración para hacer proselitismo político. Por eso vino durante el recorrido de “Minguito”, a simpatizantes del régimen portando banderas rojinegras y carteles alusivos al Fsln.

En este podcast conversaremos sobre el uso de las tradiciones religiosas para la realización de proselitismo político y el impacto que dicha práctica tiene en la población nicaragüense que se declara católica.