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Como en todo el mundo, en Nicaragua las feministas y defensoras de derechos humanos tienen una clara apuesta por erradicar la violencia en el país y en la vida de las mujeres.

Desde la década de los 80 las feministas nicaragüenses promovieron encuentros entre mujeres para reflexionar sobre la violencia que hemos vivido a lo largo de nuestras vidas, incluso desde la infancia. Una violencia que, a fuerza de ser naturalizada, ocultada y silenciada, cuesta mucho reconocerla.

Mediante el diálogo reflexivo y respetuoso con mujeres de las más diversas edades, condiciones socioeconómicas y procedencias, las feministas hemos logrado construir un relato que en la actualidad permite entender la gravedad de la violencia machista. Esta constituye una de los principales obstáculos para lograr la tan proclamada igualdad.

Durante más de 5 décadas los colectivos y redes integrados por mujeres, hemos documentado y denunciado la gravedad de la violencia que sufren las mujeres y las niñas por razones de género; también hemos acompañado a las víctimas en aquellos casos que recurren al estado para obtener justicia, pero también para superar los traumas que deja la violencia.

Se trata de una labor sistemática de acompañamiento a las víctimas, de castigo proporcionado para los agresores y de sensibilización al conjunto de la sociedad para desmontar discursos que promueven una masculinidad violenta y peligrosa y el sometimiento de las mujeres como dos caras de la misma moneda.

En este podcast conversaremos con dos feministas nicaragüenses acerca de los desafíos que enfrentan para continuar defendiendo el derecho de todas las mujeres a vivir libre de violencia.

La mayoría de países centroamericanos comparten una larga historia de violencia. La emergencia de dictaduras y regímenes autoritarios, las guerras civiles que cobraron miles de vidas, la ausencia de una cultura democrática que ensancha cada vez la brecha entre derechos formales y derechos efectivos, constituyen un círculo vicioso que nos mantienen en un eterno estado de crisis.

Las mujeres centroamericanas no hemos sido ajenas a estas crisis, tanto como víctimas de conflictos armados, como defensoras de los derechos humanos, de la justicia y de la paz. Los primeros colectivos feministas surgidos durante la década de los 70, tenían como objetivo principal denunciar las violaciones de derechos humanos perpetrados por los dictadores de turno y demandar el cese de la represión.

Durante la década de los 80 y primera parte de los 90, estos colectivos feministas dieron valiosos aportes a la construcción de acuerdos de pacificación que al menos en términos formales representaron una esperanza de sentar las bases para la pacificación y democratización de nuestras sociedades.

Sin embargo, nos encontramos en un escenario de retorno de gobiernos autoritarios que no vacilan en recurrir a la supresión de derechos y libertades para perpetuarse en el poder, incluyendo el uso del estado para favorecer los intereses de las élites económicas y militares.

En Nicaragua, la instalación de una nueva dictadura protagonizada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, nos ha regresado a los tiempos del somocismo. Asesinatos, torturas, cierre toral del espacio cívico, persecución y exilio forzado vuelven a ensombrecer el presente de nuestro país.

En este podcast conversamos con dos feministas nicaragüenses de distintas generaciones sobre los aportes de un movimiento que a lo largo de cinco décadas ha demostrado no solo una enorme capacidad de resistencia en contextos adversos como en la actualidad, sino, una vocación unitaria en la defensa de la democracia.

La Corriente pone a disposición de defensores y defensoras de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y activistas, los hallazgos del Observatorio de violaciones a derechos humanos de personas LGTBIQ+ en Nicaragua, correspondiente al período enero – junio 2023.

Este Observatorio está pensado como una plataforma de denuncia de múltiples formas de discriminación y violencia que se ejercen sobre cuerpos disidentes y que tienen en su base un orden social y cultural marcado por la misoginia, el heterosexismo y la violencia como lenguaje del poder. El Observatorio constituye un aporte a los esfuerzos que activistas y colectivos de lesbianas, homosexuales, trans y personas no binarias de Nicaragua y Centroamérica realizan para avanzar en la erradicación de los crímenes de odio y reconocimiento de derechos.

Cuando ocurrieron las protestas de abril del 2018 -que tomaron por sorpresa a toda la sociedad nicaragüense – muchas de las y los jóvenes que las protagonizaron, tenían entre 15 y 25 años, es decir, niños, niñas, adolescentes cuando Daniel Ortega regresó al gobierno en 2007.

Los medios de convocatorio, las acciones de protesta, los lemas, los discursos, las vocerías, todo se fue organizando en medio de la feroz represión que desató la dictadura Ortega Murillo. Nadie estaba preparado para vivir en la clandestinidad, en la cárcel o en el exilio. Nadie, nunca, está preparada para asistir a las muertes violentas que se sucedieron a diario durante cinco meses consecutivos.

Han pasado ya 5 años desde aquel abril y la vida de las y los jóvenes ha cambiado drásticamente. Las lecturas sobre la crisis que vive Nicaragua, sus causas, impactos y posibles salidas, son múltiples y en conflicto. La frustración y la esperanza conviven en miles de jóvenes que dentro y fuera del país, tienen que seguir con sus vidas y resolver las urgencias de la vida cotidiana.

En este podcast conversaremos con tres mujeres jóvenes sobre los cambios, los retos y los aprendizajes acumulados por la juventud nicaragüense durante los últimos 5 años, que sin duda alguna han dejado marcas indelebles.

Llegamos al final de junio y como es costumbre, queremos conmemorar en las redes un año más de resistencia y orgullo de ser quienes somos, como desde hace cinco años ya no podemos salir a las calles y llenarlas de colores y demandas de nuestros derechos hoy continuaremos tomándonos las redes para visibilizar la existencia diversa.

En cada rincón del mundo, hay una lesbiana, un gay, una trans, una persona  no binaria nicaragüense, alzando la voz por quienes continúan en un contexto represivo como el de nuestro país, resistiendo no solo a la violencia institucional, sino también sobreviviendo a la violencia machista y a la discriminación cotidiana en los espacios de socialización.

Los colectivos LGBITQ+ son parte esencial para continuar sosteniendo las demandas que garanticen una vida digna y el  reconocimiento de derechos para la población LGBTIQ+. Estos espacios han sido los catalizadores para la creación de redes de denuncia y acompañamiento para los cuerpos disidentes que estén o no organizados.

En este podcast, conmemoramos la existencia de los cuerpos disidentes con las voces de activistas organizadas y no organizadas, para continuar visibilizando en las redes la resistencia y el reconocimiento de los cuerpos raros, rechazados, y sin duda únicos, brillantes, creativos y sobre todo parte de la diversidad que caracteriza a las sociedades.

En Centroamérica persisten toda clase de prejuicios que constituyen el caldo de cultivo para reproducir la violencia y discriminación que sufren lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans.

Prácticamente no existe un solo ámbito de la socialización en donde los cuerpos disidentes, es decir, esos que no encajan en los estrechos límites de la feminidad/masculinidad y la heterosexualidad, que no estén plagados de silencios, burlas, amenazas, agresiones y castigos de todo tipo. El objetivo de esta violencia -como todas- es la imponer una determinada manera de vivir y expresar la sexualidad, desde una lógica binaria que sirve a los intereses del patriarcado.

A pesar del conservadurismo creciente, en Centroamérica durante las últimas dos décadas han surgido diversos colectivos que promueven el reconocimiento de los derechos de la población LBTBQ+, a la vez que denuncian la violación sistemática de derechos y la falta de compromiso del estado que sostiene leyes discriminatorias.

En este mes en que activistas y colectivos de todo el mundo celebran el así llamado “Orgullo”, como respuesta a los discursos que fomentan el desprecio y el odio hacia todas aquellas personas que se niegan a aceptar identidades preestablecidas y únicas maneras de expresar el deseo, Cuerpos Sin Vergüenzas comparte las reflexiones de tres activistas con una larga trayectoria en la defensa de los derechos de la población LGTBQ+.