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La mayoría de países centroamericanos comparten una larga historia de violencia. La emergencia de dictaduras y regímenes autoritarios, las guerras civiles que cobraron miles de vidas, la ausencia de una cultura democrática que ensancha cada vez la brecha entre derechos formales y derechos efectivos, constituyen un círculo vicioso que nos mantienen en un eterno estado de crisis.

Las mujeres centroamericanas no hemos sido ajenas a estas crisis, tanto como víctimas de conflictos armados, como defensoras de los derechos humanos, de la justicia y de la paz. Los primeros colectivos feministas surgidos durante la década de los 70, tenían como objetivo principal denunciar las violaciones de derechos humanos perpetrados por los dictadores de turno y demandar el cese de la represión.

Durante la década de los 80 y primera parte de los 90, estos colectivos feministas dieron valiosos aportes a la construcción de acuerdos de pacificación que al menos en términos formales representaron una esperanza de sentar las bases para la pacificación y democratización de nuestras sociedades.

Sin embargo, nos encontramos en un escenario de retorno de gobiernos autoritarios que no vacilan en recurrir a la supresión de derechos y libertades para perpetuarse en el poder, incluyendo el uso del estado para favorecer los intereses de las élites económicas y militares.

En Nicaragua, la instalación de una nueva dictadura protagonizada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, nos ha regresado a los tiempos del somocismo. Asesinatos, torturas, cierre toral del espacio cívico, persecución y exilio forzado vuelven a ensombrecer el presente de nuestro país.

En este podcast conversamos con dos feministas nicaragüenses de distintas generaciones sobre los aportes de un movimiento que a lo largo de cinco décadas ha demostrado no solo una enorme capacidad de resistencia en contextos adversos como en la actualidad, sino, una vocación unitaria en la defensa de la democracia.

La Corriente pone a disposición de defensores y defensoras de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil, medios de comunicación y activistas, los hallazgos del Observatorio de violaciones a derechos humanos de personas LGTBIQ+ en Nicaragua, correspondiente al período enero – junio 2023.

Este Observatorio está pensado como una plataforma de denuncia de múltiples formas de discriminación y violencia que se ejercen sobre cuerpos disidentes y que tienen en su base un orden social y cultural marcado por la misoginia, el heterosexismo y la violencia como lenguaje del poder. El Observatorio constituye un aporte a los esfuerzos que activistas y colectivos de lesbianas, homosexuales, trans y personas no binarias de Nicaragua y Centroamérica realizan para avanzar en la erradicación de los crímenes de odio y reconocimiento de derechos.

Cuando ocurrieron las protestas de abril del 2018 -que tomaron por sorpresa a toda la sociedad nicaragüense – muchas de las y los jóvenes que las protagonizaron, tenían entre 15 y 25 años, es decir, niños, niñas, adolescentes cuando Daniel Ortega regresó al gobierno en 2007.

Los medios de convocatorio, las acciones de protesta, los lemas, los discursos, las vocerías, todo se fue organizando en medio de la feroz represión que desató la dictadura Ortega Murillo. Nadie estaba preparado para vivir en la clandestinidad, en la cárcel o en el exilio. Nadie, nunca, está preparada para asistir a las muertes violentas que se sucedieron a diario durante cinco meses consecutivos.

Han pasado ya 5 años desde aquel abril y la vida de las y los jóvenes ha cambiado drásticamente. Las lecturas sobre la crisis que vive Nicaragua, sus causas, impactos y posibles salidas, son múltiples y en conflicto. La frustración y la esperanza conviven en miles de jóvenes que dentro y fuera del país, tienen que seguir con sus vidas y resolver las urgencias de la vida cotidiana.

En este podcast conversaremos con tres mujeres jóvenes sobre los cambios, los retos y los aprendizajes acumulados por la juventud nicaragüense durante los últimos 5 años, que sin duda alguna han dejado marcas indelebles.

Llegamos al final de junio y como es costumbre, queremos conmemorar en las redes un año más de resistencia y orgullo de ser quienes somos, como desde hace cinco años ya no podemos salir a las calles y llenarlas de colores y demandas de nuestros derechos hoy continuaremos tomándonos las redes para visibilizar la existencia diversa.

En cada rincón del mundo, hay una lesbiana, un gay, una trans, una persona  no binaria nicaragüense, alzando la voz por quienes continúan en un contexto represivo como el de nuestro país, resistiendo no solo a la violencia institucional, sino también sobreviviendo a la violencia machista y a la discriminación cotidiana en los espacios de socialización.

Los colectivos LGBITQ+ son parte esencial para continuar sosteniendo las demandas que garanticen una vida digna y el  reconocimiento de derechos para la población LGBTIQ+. Estos espacios han sido los catalizadores para la creación de redes de denuncia y acompañamiento para los cuerpos disidentes que estén o no organizados.

En este podcast, conmemoramos la existencia de los cuerpos disidentes con las voces de activistas organizadas y no organizadas, para continuar visibilizando en las redes la resistencia y el reconocimiento de los cuerpos raros, rechazados, y sin duda únicos, brillantes, creativos y sobre todo parte de la diversidad que caracteriza a las sociedades.

En Centroamérica persisten toda clase de prejuicios que constituyen el caldo de cultivo para reproducir la violencia y discriminación que sufren lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans.

Prácticamente no existe un solo ámbito de la socialización en donde los cuerpos disidentes, es decir, esos que no encajan en los estrechos límites de la feminidad/masculinidad y la heterosexualidad, que no estén plagados de silencios, burlas, amenazas, agresiones y castigos de todo tipo. El objetivo de esta violencia -como todas- es la imponer una determinada manera de vivir y expresar la sexualidad, desde una lógica binaria que sirve a los intereses del patriarcado.

A pesar del conservadurismo creciente, en Centroamérica durante las últimas dos décadas han surgido diversos colectivos que promueven el reconocimiento de los derechos de la población LBTBQ+, a la vez que denuncian la violación sistemática de derechos y la falta de compromiso del estado que sostiene leyes discriminatorias.

En este mes en que activistas y colectivos de todo el mundo celebran el así llamado “Orgullo”, como respuesta a los discursos que fomentan el desprecio y el odio hacia todas aquellas personas que se niegan a aceptar identidades preestablecidas y únicas maneras de expresar el deseo, Cuerpos Sin Vergüenzas comparte las reflexiones de tres activistas con una larga trayectoria en la defensa de los derechos de la población LGTBQ+.

Las redes sociales son -como casi todo- lugares discursivos en disputa. Así como nos han permitido acercarnos a diversas realidades y compartir aspiraciones para la transformación de nuestras sociedades, nos exponemos a la exposición descarnada de todo tipo de mensajes que alientan la intolerancia y la violencia.

Los discursos de odio contra lesbianas, homosexuales, personas trans y no binarias, que circulan en las relaciones cotidianas, han encontrado en las redes sociales un lugar privilegiado para ampliarse de manera exponencial. Los creadores de contenidos muchas veces amparados en el anonimato que permiten las normas impuestas por las grandes empresas que controlan el espacio digital, lucran de la violencia que ejercen hacia los cuerpos disidentes.

A pesar de todo, quienes trabajan por erradicar todas las formas de violencia también han sabido utilizar las ventajas que ofrecen las redes sociales para difundir mensajes responsables que permiten entender no solo el impacto que los discursos de odio tienen sobre personas concretas-llegando muchas veces al suicidio-, sino, construir nuevas narrativas que abonan a la construcción de sociedades libres de homolesbotransfobia.

Aunque todavía nos falta mucho camino por recorrer, existen valiosas iniciativas de activismo digital desde donde se denuncia la violencia, se brinda apoyo a las víctimas directas y se comparten diversas iniciativas para la defensa de los derechos de la población LGTBQ+. Este podcast es una muestra de tales esfuerzos.