5/03/2021

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), la crisis sanitaria ha exacerbado las desigualdades en la esfera de la educación, afectando a más de 1,500 millones de estudiantes a nivel mundial.

El gobierno de Nicaragua fue el único de los 33 países monitoreados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que se negó a cerrar los centros escolares para prevenir la propagación del COVID19, a pesar de la férrea resistencia de miles de madres y padres de las y los estudiantes.

Según cifras publicadas por el Ministerio de Educación (Mined), el pasado primero de febrero 1 millón 791 mil estudiantes, retornaron a las aulas. Esta institución no ha dado a conocer los protocolos que de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud se deberían implementar para evitar la propagación del Covid19.

Ya en las primeras semanas de retorno a las aulas, algunos centros privados se han visto en la necesidad de suspender clases presenciales, frente a las evidencias de estudiantes y profesores contagiados.

La Unidad Sindical Magisterial ha denunciado en distintas ocasiones el contagio y fallecimiento de docentes a causa de la pandemia, así como, la tardía e insuficiente adopción de medidas de protección en los centros escolares públicos.

La gestión de los riesgos que supone el retorno de estudiantes a los centros escolares requiere de una comunicación fluida y transparente entre el Ministerio de Educación, centros escolares privados, madres y padres, quienes desde el año pasado se enfrentan al dilema que supone la educación formal en tiempos de pandemia.

Para conversar de estos dilemas en esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hablaremos con Fátima Cruz, madre de un niño en edad escolar y la maestra Raquel.

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