El pasado 25 de noviembre conmemoramos el “Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres”, fecha en la que se llevaron a cabo múltiples actividades de denuncia, sensibilización y demandas tanto a los Estados, como al conjunto de la sociedad.  

En Nicaragua, los movimientos de mujeres y feministas que durante décadas han luchado para acabar con la violencia que tiene entre sus principales víctimas a niñas y mujeres, no pudieron salir a las calles por quinto año consecutivo en un contexto de estado policial instalado desde el año 2018.

Por su parte las Católicas por el Derecho a Decidir en lo que va del presente año, documentan que se han cometido 66 femicidios, mientras 120 mujeres han sido víctimas de femicidios frustrados.  96 niñas, niños y adolescentes han quedado en la orfandad por el asesinato de sus madres.

Las feministas nicaragüenses también denuncian que las niñas y adolescentes son obligadas a cargar con embarazados y maternidades forzadas. De acuerdo a datos oficiales 16, 400 niñas parieron en los hospitales públicos durante el período 2006 – 2016.

La violencia machista se alimenta de desigualdad entre hombres y mujeres, de tolerancia social y de impunidad. Desmontar este entramado que justifique y perpetua la violencia es responsabilidad de las familias, de los medios de comunicación, de las iglesias, de las organizaciones de la sociedad civil y por supuesto de Estado como garante del derecho de las mujeres y la niñez a vivir libres de violencia. 

En los programas anteriores analizamos el estado de la violencia machista en El Salvador, Honduras y Guatemala. En esta ocasión hablaremos sobre Nicaragua. Nos acompañan integrantes de colectivos con una larga trayectoria en la lucha contra la violencia. 

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