La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos –ANPDH- reportó en su último informe, que desde el 19 de abril al 25 de Julio, 718 personas han sido secuestradas y desaparecidas por fuerzas policiales y paramilitares, en el marco de las protestas contra OrtegaMurillo. De esa cantidad, solo 123 han aparecido gracias a las gestiones realizadas por organismos de derechos humanos y la Iglesia Católica.  595 personas están pendientes de localizar.

Personas que han sido secuestradas por paramilitares, han denunciado haber sido víctimas de malos tratos y tortura en centros de detención y celdas clandestinas. Humillaciones, amenazas, golpes, fracturas, violaciones, asilamiento, son entre otras, las formas más usadas por paramilitares y policías.

Organismos nacionales de DDHH, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos –CIDH- y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, han denunciado desapariciones, secuestros, detenciones arbitrarias y asesinatos extrajudiciales. De igual manera, han denunciado la persecución y agresiones a representantes de movimientos estudiantiles y campesinos, defensoras y defensores de DDHH, personal de salud que brinda apoyo a jóvenes afectados por la represión y personas que han participado en las marchas cívicas.

En esta edición de Cuerpos Sin-Vergüenzas hablamos con Juan Carlos Arce del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos –CENIDH- y Arlen Centeno de la Iniciativa Nicaragüense de Mujeres Defensoras –IM Defensoras Nicaragua- sobre el acompañamiento que brindan a las personas que están siendo víctimas de esta nueva etapa de la represión.

La escalada regresiva de la represión de Ortega – Murillo

Arlen Centeno expresa que durante los 11 años del gobierno Ortega – Murillo, se ha aplastado a toda persona que piensa distinto, buscando imponer un pensamiento único, que no fuera crítico. Para ella “este movimiento o despertar subversivo del pueblo nicaragüense contra el régimen de Ortega – Murillo” es un reflejo de la crisis social que ya vivíamos en el país.

Desde la mirada de Juan Carlos Arce, la represión de Ortega – Murillo, va en una escalada regresiva. Señala que primero la orden hacia policías y paramilitares fue matar y mataron; ahora esta nueva etapa es de persecución, de cacería.

Juan Carlos refiere entre las principales víctimas de secuestros, desapariciones y torturas, se encuentran líderes representativos del movimiento campesino, sector comercio, movimientos estudiantiles; menciona el caso del líder campesino Medarno Mairena y la comerciante Irlanda Jérez del Movimiento de Mujeres Autoconvocadas.

Arlen y Juan Carlos enuncian que también son víctimas de secuestros, desapariciones y torturas, periodistas y personas que colaboraron con víveres, medicina, agua, comida, quienes ahora son acusados de terrorismo.

Arlen menciona que desde IM – Defensoras Nicaragua, denuncian y documentan las amenazas contra periodistas y defensoras de derechos humanos, asimismo, la persecución de la que también son víctimas sus familiares.

Al hablar de cifras del CENIDH, Juan Carlos dijo que registran 302 personas asesinadas verificadas, un aproximado de 400 y 500 personas capturadas por la represión policial y paramilitar y alrededor de 2 mil personas heridas.

Como una práctica arbitraria recurrente del gobierno, así valora Juan Carlos la Ley antiterrorista en la que se ampara la Policía Nacional y el Poder Judicial para condenar a las y los presos políticos. Desde su análisis, Ortega – Murillo buscan argumentos “legales” para continuar la criminalización de la protesta ciudadana. Para Arlen se trata de una Ley que pretende dar un sentido de legalidad a lo ilegal de los abusos de poder del gobierno.

Entre las recomendaciones que Arlen y Juan Carlos hacen a las y los familiares de las personas secuestradas y encarceladas ilegalmente, están romper el miedo y el silencio, persistir en la demanda, documentar las agresiones, organizarse tanto víctimas como familiares, acercarse a organismos de derechos humanos, buscar aliados, acuerparnos y seguir persistiendo pese a las agresiones; porque habrá justicia y los responsables van a pagar, reiteran Arlen y Juan Carlos.

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