CLÍTORIS, CLÍTORIS, SI PROBAS YA NO SALÍS.
Durante el Séptimo Encuentro Lésbico Feminista, se decide que cada 13 de octubre será «Día de las Rebeldías Lésbicas», para recordarle al poder patriarcal que las lesbianas existen y luchan por su reconocimiento como mujeres que desafían los estrictos roles de género que imponen la heterosexualidad obligatoria.

En conmemoración a la Rebeldía Lésbica, en esta edición de Cuerpos Sin Vergüenzas platicamos con Anielka Escobar y Judit Abarca, dos mujeres desobedientes, rebeldes, insurrectas, lesbianas y feministas sobre sus ideas, su accionar político y el placer que representa ser lesbiana, autónoma y rebelde.

Rebeldía es visibilizar la existencia de lesbianas

En Nicaragua nombrarse lesbiana representa un gran desafío dados los altos índices de discriminación que existen por el simple hecho que una mujer sienta deseo por otra mujer y no por otro hombre.

Judit señala que la rebeldía lésbica significa no estar en los parámetros del heterocapitalismo y “más allá de con quién nos acostamos, es también visibilizar nuestra existencia”, dijo.

Para Anielka, que las mujeres lesbianas tengan un día de la rebeldía lésbica es una manera de “decirle al sistema aquí estoy, y no soy lo que quieren que sea”, porque ser lesbiana es “no estar dentro de la norma, transgredir”, menciona.

Anielka

Invisibilización en lo privado y en lo público

El rechazo y la vergüenza que se produce en las familias es otro aspecto que está presente en la historia de muchas mujeres lesbianas. Judith destaca que esas fracturas en el vínculo familiar, da lugar a una invisibilización de las mujeres lesbianas en lo privado que también se proyecta en lo público.

Anielka comparte que su acercamiento con el feminismo la encaminó hacia la necesidad de reconocerse más allá de lo privado como una mujer lesbiana “me invitó a cuestionarme, dudar, probar (…) no fue  levantarme un día y decir soy lesbiana”, expresando que el proceso de enfrentarse a una sociedad lesbofóbica requiere de apropiarse de elementos esenciales que el feminismo proporciona.

Hay muchas formas de ser lesbianas

Ambas invitadas coinciden en que así como no hay una sola manera de ser mujer, tampoco existe un único modelo de ser lesbiana. Judit argumenta que esa idea que está colocada en el imaginario social de cómo son las mujeres lesbianas, tiene como sustento un concepto esencialista, en tanto que la gente asocia a las mujeres lesbianas como mujeres que intentan ser hombres o mujeres que se comportan como hombres, por lo que enfatiza que el ser lesbofeminista es una cuestión política, que va más allá de hacia quién se dirige el deseo erótico-afectivo.

Los desafíos

Anielka se plantea retos individuales como el de trabajarse miedos que le impiden visibilizarse en lo público como mujer lesbiana autónoma. Judit invita a sumir la rebeldía lésbica, a que las lesbianas se encuentren con otras, que procesen y abandonen culpas y miedos y que se desconfíe de todo discurso patriarcal. Ambas concuerdan en que la organización es importante para seguir en la lucha del reconocimiento de derechos humanos igualitarios.

Judith



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