Fe, consciencia laica y derechos

1.     Presentación

Este folleto que tiene en sus manos habla de uno de los temas más sensibles para miles de personas que desde la infancia fueron educadas en ciertas creencias religiosas, que influyen de manea directa en la idea que tienen de sí mismas y en el tipo de relaciones que establecen con las demás personas.

Este material está dirigido a todas aquellas personas que están dispuestas a analizar críticamente las ideas religiosas que nos han inculcado particularmente a las mujeres y que en muchos casos limitan las decisiones que éstas toman en relación al cuerpo y la sexualidad.

Este material junto con la investigación que lleva por nombre “El uso y abuso de Dios y la Virgen”, su impacto sobre la vida de las mujeres;   forma parte de la campaña por una cultura laica que promueve el Programa Feminista La Corriente y cuyos lemas principales son:

–  Poné de tu parte, no le dejés todo a Dios.

– Decido sobre mi cuerpo. Dios me ama, no me juzgués.

– Quien abusa de su poder ofende a Dios.

Con esta campaña queremos provocar un ejercicio de reflexión sobre el significado de la fe, en un contexto de creciente fanatismo religioso y político, que tienen entre sus principales consecuencias el uso de la imagen de Dios y la Virgen con fines político-partidarios. También nos proponemos fomentar unos valores laicos que respeten la libertad de conciencia en todas sus expresiones, incluyendo las de tipo religioso.

De ninguna manera se trata de proponerles que dejen de creer en Dios, Jesús o la Virgen María, por el contrario, esperamos que este material les aporte nuevas reflexiones sobre lo sagrado, es decir, lo que resulta agradable a los ojos de Dios; porque estamos convencidas que todas las decisiones que tomamos con consciencia y responsabilidad son del agrado de Dios y por el contrario, todo aquello que nos provoca dolor y sufrimiento ensombrece la imagen y el amor de Dios.

Cada uno de lemas de la campaña podrá ser leído en bolsos, camisetas, afiches y calcomanías en el afán de compartir esta mirada reflexiva con el mayor número de personas posible.

2.     La fe puede ser compatible con la libertad de consciencia.   

La fe no tiene nada que ver con el fanatismo religioso. De alguna manera todas las personas creemos en alguien o algo a quien podemos invocar en momentos especiales, sin dejar por ello de hacernos cargo de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas. Por el contrario, el fanatismo religioso utilizado con fines de dominación promueve el pensamiento mágico, el miedo a las diferencias y la intolerancia. Las personas fanáticas se asumen dueñas de una verdad única que defienden a cualquier costo, sin importar el daño que puedan causar a otras personas.

La fe y el papel de las religiones:

La fe está vinculada con la confianza, es un sentimiento que surge como resultado de las enseñanzas recibidas y de las experiencias que hemos vivido. Está vinculada con las convicciones íntimas de cada persona, lo que da sentido a su vida, lo que es sagrado para cada quien. La fe va más allá de las tradiciones religiosas y las normas que cada iglesia establece para sus integrantes.

La fe, es decir aquello en lo que creemos profundamente, no está dada de una vez y para siempre. La fe se va alimentando paulatinamente de acuerdo con las necesidades y aspiraciones que tenemos a lo largo de nuestras vidas. Tener fe es también creer en una misma, en la fuerza interior  para cambiar todas aquellas situaciones internas y externas que por injustas impiden a las personas realizarse y ser felices.

Las religiones a lo largo de la historia han construido una serie de creencias que responden al menos en parte, a la necesidad de creer en un ser superior capaz de dar protección y contención a las personas frente a experiencias desconocidas y dolorosas como la muerte. Sanarnos del dolor, librarnos de la soledad y tener esperanza en una vida eterna forman parte de las más antiguas creencias religiosas.

Sin embargo, hay iglesias que promueven una fe basada en el miedo al castigo y sometimiento sobre todo de las mujeres a una supuesta voluntad divina, negándoles a las personas el derecho a decidir con libertad sobre aquellos aspectos vitales relacionados con sus cuerpos y su sexualidad. En tal sentido, vale la pena preguntarnos ¿Cuáles de las enseñanzas que he recibido en la iglesia me sirve para ser feliz y para ayudar a otras personas a vivir bien?

Los peligros del fanatismo religioso.

El fanatismo religioso es peligroso principalmente para las mujeres por las siguientes razones:

– Promueve la idea de un Dios castigador, que rechaza ciertas necesidades propias de los seres humanos y en particular de las mujeres. Para muchos fanáticos religiosos es pecado que las mujeres se vistan a la moda, que bailen, que exploren sus cuerpos.

– Coloca el cuerpo de las mujeres como la fuente del pecado, culpándolas por los comportamientos sexualmente abusivos que tienen muchos hombres.

– Niegan la maternidad voluntaria presionando a las mujeres para que salgan embarazadas y ejerzan la maternidad aunque tengan que enfrentar situaciones muy adversas tales como la violencia, la pobreza y la falta de salud.

– Proclaman el sometimiento de las mujeres a las necesidades de la familia como forma de agradar a Dios, logrando de tal manera que muchas mujeres se dediquen exclusivamente a cuidar de su marido y sus hijos, renunciando a otras necesidades personales.

– Hace que muchas mujeres dobleguen cualquier intento de rebeldía frente a los abusos de poder que cometen muchos hombres dentro y fuera del hogar. Al fanatismo religioso le debemos en parte, que miles de mujeres soporten la violencia machista en todas sus expresiones.

– Imponen la heterosexualidad condenando a los homosexuales y lesbianas y provocándoles todo tipo de sufrimientos.

“PONÉ DE TU PARTE.

NO LE DEJÉS TODO A DIOS”

Una frase que nos recuerda la responsabilidad que tenemos todas las personas sobre nuestras acciones y decisiones.

¿Te parecen apropiados los mensajes que dicen que hay que dejar todo en manos de Dios? ¿Sirven estos mensajes para mejorar nuestras vidas y la situación de nuestras familias, la comunidad y el país?

Para reflexionar sobre la calidad de las creencias religiosas, valdría la pena preguntarnos: ¿Le dejo todo a Dios y no pongo nada mi parte para cambiar una situación adversa o lograr un propósito en mi vida?

3.     Dios y la Virgen mezclados con los discursos políticos.

Un Estado laico es aquel que no tiene religión oficial y por ello está en capacidad de proteger la libertad de conciencia y de culto. Ninguna religión es más importante que la otra y tampoco pueden imponer sus creencias al conjunto de la ciudadanía.

La Constitución Política de Nicaragua dice en su Artículo 14 que “El Estado no tiene religión oficial”, lo cual quiere decir que ningún funcionario del Estado puede invocar sus personales creencias religiosas en el desempeño de su función pública. Sin embargo en los últimos años hemos visto como los y las funcionarias públicas realizan una labor que parece más propia de sacerdotes católicos, pastores evangélicos y misioneros.

¿Fe o manipulación?:

Muchas personas se preguntan por qué la mayoría de funcionarios y funcionarias del gobierno del FSLN mezclan lo político con lo religioso. ¿Será para quedar bien con  la población creyente? ¿Será una manera de competir y quitarles fuerza a ciertas iglesias y líderes religiosos? ¿Será para borrar los errores del pasado? ¿Será una sincera forma de arrepentimiento?

En opinión de muchas de las mujeres entrevistadas de nada sirve invocar a Dios y la Virgen en todos los actos públicos y en todos los medios de comunicación propiedad del partido de gobierno, mientras se ejerza un poder autoritario y propicie toda clase de injusticias.

Con estas reflexiones valdría la pena preguntarnos: ¿Es bueno para la sociedad nicaragüense esta confusión entre Estado y religión? ¿Cuál debería ser el papel del Estado y cual el de las iglesias?

“QUIEN ABUSA DE SU PODER

OFENDE A DIOS”

En nuestra sociedad hay toda clase de abusos de poder que se cometen particularmente en contra de las mujeres, niñas, niños y adolescentes: violencia machista, abusos sexuales, imposición del embarazo aun en los casos más extremos, corrupción, negación del derecho a la participación, entre otras.

Al Dios de amor le ofenden todos los abusos de poder y las injusticias que se comenten en contra de las mujeres.

4.     Estado, cultura y conciencia laica

Para que exista un Estado laico, necesitamos construir una cultura laica en donde todas las personas tienen los mismos derechos independientemente de sus creencias religiosas. El Estado y la cultura laica no confunden los derechos divinos con los derechos humanos.

Las personas podemos tener una conciencia laica si aprendemos a dejar cada cosa en su lugar: la fe y los derechos humanos y de ciudadanía. Por ejemplo, aunque el líder de mi iglesia diga que la educación sexual es pecado, una persona con conciencia laica entenderá la necesidad que en los colegios públicos enseñen a niñas, niños, adolescentes y jóvenes a conocer y cuidar de su cuerpo, hablar de sus sentimientos y deseos como forma de prevenir la violencia, las infecciones de transmisión sexual, los embarazos no deseados.

Tener una conciencia laica es estar dispuesta a darle otros significados a la fe, de tal manera que contribuya a promover una convivencia respetuosa entre personas que somos diferentes pero iguales en dignidad y en derechos. Todas y todos ganamos con una sociedad y un Estado laico.

Las mujeres ganamos más si…

– El Estado no compite con la función que les corresponde a las iglesias y si las iglesias no intervienen en los asuntos propios del Estado.

– Las instituciones del Estado formulan leyes y políticas que respondan a las necesidades de la ciudadanía y no a determinadas creencias religiosas.

– Los sacerdotes y pastores se dedican a las cosas de la fe y no a hacer “política”.

– Si el Estado reconoce el derecho de las mujeres a decidir por su sexualidad y capacidad reproductiva.

– Nos libramos de discursos religiosos que promueven la sumisión de las mujeres.

– El Estado invierte los recursos públicos que de por si son escasos, en la satisfacción de la necesidades básicas de miles de nicaragüenses que viven en la pobreza y no en actividades religiosas.

– Recuperamos las enseñanzas de Jesús y construimos una nueva imagen de Dios que nos de fuerzas para encontrarnos a nosotras mismas y construir comunidades solidarias con otras mujeres.

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